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Entre “El Cometa” y “Un tal Griñán”

Ni siquiera después de cuatro décadas dedicadas a la vida pública, la mayoría de sus fieles o detractores serán capaces de determinar si José Antonio Griñán, -que ha conmocionado la actualidad política con su anuncio de no presentarse a la reelección a la Presidencia de la Junta de Andalucía-, es más un “Cometa”, en alusión a su brillantez personal, o un “eterno segundón de la política”, siempre al cobijo de personajes como Rafael Escuredo, José Rodríguez de la Borbolla, Felipe González, o Manuel Chaves.

Lo cierto es que la decisión del actual inquilino del Palacio de San Telmo ha pillado con el pie cambiado a propios y extraños y define como pocas un carácter, para muchos de una soberbia insufrible y para otros, de una brillantez poco común.

Indiscutiblemente, José Antonio Griñán (Madrid 1946) tiene una gran opinión de sí mismo, sabe que sabe mucho de muchas cosas y eso a veces provoca en el interlocutor y, por qué no, en el votante, una sensación de encontrarse ante alguien excesivamente pagado de sí mismo y que, en cierto modo, te mira por encima del hombro. Probablemente esa sensación no le haga justicia, pero lo cierto es que no ha sido capaz de combatirla, o vayan ustedes a saber, lo mismo ni se ha molestado en perder un minuto en ello.

Funcionario agnóstico, padre de tres hijos y abuelo de cuatro nietos, José Antonio Griñán ha sido de todo en política, desde que en este país se pudo ser político en libertad. Viceconsejero, Consejero de Salud, Ministro de Sanidad y Consumo, otra vez Ministro de Trabajo, Consejero de Economía, Vicepresidente de la Junta y desde el 23 de abril de 2009, Presidente de la Junta de Andalucía.

Hijo de Teresa y Octaviano, un oficial del Cuarto Militar de Franco, posteriormente director de banca, Griñán se licenció en derecho en la Universidad de Sevilla, para con 28 años convertirse en inspector de trabajo con el número tres de su oposición. Profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad hispalense, conoce la Administración pública como pocos y probablemente – jamás pensó en ser protagonista de un día como el de hoy, en el que una decisión suya ha puesto patas arriba la política andaluza, nacional, propia y ajena.

Poliédrico como pocos, Reviriego lo definió como “socialista casi de derechas, socialdemócrata en tiempos de radicalización marxista, veterano de políticas autonómicas nacionales, autor de una Reforma Laboral y un medicamentazo, asegura que la política no da la felicidad ... pero se nota que le gusta mucho”.

“Orgullo intelectual”

Sería difícil aproximarse a la personalidad de José Antonio Griñán sin hacerlo a su pasión por el cine. El Quevedo, el Alhambra, la Flor. Salas madrileñas en las que se forjó una afición inquebrantable por el séptimo arte, la misma que durante mucho tiempo compartió con su amigo de veladas cinematográficas –hoy probablemente irrepetibles- Manuel Chaves. Cine negro y en blanco y negro. Que nadie se sorprenda si algún día le escucha narrar una escena de la A a la Z. Lector exquisito, en su biblioteca podemos encontrarnos con una de sus pasiones, libros antiguos y cuentos de Álvaro Mutis, Julio Ramón Ribeyro, o Álvaro Pombo. Quien sabe si quizás con algunos versos suyos, como aquel tan celebrado por Vicente Aleixandre, en los veranos de “niño bien” de Miraflores de la Sierra: “Duerme tranquila en tu desierta lluvia”. Añádanle su afición por la Opera, sobre todo si el tenor es Alfredo Kraus, y obtendrán un retrato de exquisitez que contribuye a su estereotipo de soberbio, aunque él prefiere llamarlo “orgullo intelectual”.

Volvió a fumar –lo dejó al ser nombrado por Chaves Consejero de Sanidad- cuando el 10 de febrero de 1997, ETA asesinó a su tío materno, el Magistrado del Tribunal Supremo, Rafael Martínez Emperador; “el mejor Magistrado de lo Social de este país”, según sus palabras y una de la personas que más le ayudó a llevar a terminología jurídica la Reforma Laboral que le costó una huelga general siendo Ministro de Trabajo.

“Cuando lleguemos al río, cruzaremos el puente”. Con esa frase el actual Presidente de la Junta de Andalucía ha exasperado a generaciones de periodistas que difícilmente conseguían la respuesta apetecida. Pues bien, parece que Griñán ha decidido que es su hora de cruzar el puente y a ello se ha lanzado con la decisión que le caracteriza. Y como por seguir con sus citas “hay que hacer lo que sabemos hacer, pero mejor”, que nadie dude que la decisión de este incorregible corredor de medias maratones está medida hasta en sus últimas consecuencias.

Con José Antonio Griñán, se produce un hecho sin precedentes en Andalucía, como lo son las tres derrotas electorales de su partido con él al frente. Algo que se hubiera llevado por delante a cualquier otro líder del socialismo andaluz, pero que, sin embargo, ha hecho más líder a nuestro protagonista, capaz de surfear el tsunami del PP y haberlo sobrevivido.

Otra de sus frases célebres es aquella que dice que “la perfección es fascista”, así que seguro habrá dejado alguna mácula en la decisión que a estas horas ocupa a todo el mundo. Y ahora sí, Presidente ¿Le podemos llamar Pepe?