Día 65 en estado de alarma: sin fallecidos, entre la esperanza y la relajación
Este 18 de mayo, el del estreno de toda Andalucía en fase 1, ha sido también el primer día desde que comenzó la pandemia en que las estadísticas oficiales no han contado ningún fallecido por COVID-19 en la comunidad autónoma. Es un motivo para una esperanza trémula como la llama de una vela, porque no es más que un marcador en una tendencia sometida a mayor fragilidad cuanto más avancemos en la recuperación de las rutinas sin que haya cura.
Lo más contagioso estos días es la relajación, que se confundirá incluso con certezas en la tregua que parece prometer el verano. Pero me dijo no hace mucho una epidemióloga, a la que entrevisté cuando esto del coronavirus todavía se barruntaba que pasaría como una gripe, que para que un brote se considere que ha terminado tienen que pasar seis semanas sin ningún diagnóstico. Y de esos todavía vamos sobrados.
Son menos, pero muchos; tantos que ese plazo se diluirá en los mocos de los primeros resfriados del otoño, de las gripes y de nuevos casos sospechosos. Y vuelta a empezar. Quizá (esperemos que no) cuando lean esto, ya incluso se ha puesto otra x en la estadística de fallecidos. Pero bueno, en las últimas 24 horas no se ha contabilizado ninguna muerte por coronavirus en Andalucía y podemos ser más optimistas. (La ventana de Olga)
#GraciasFernandoSimón
La actualidad llega como una bocanada de oxígeno. Buceo hacia la superficie con los pulmones llenos de aire, tras conocer que la vacuna va emergiendo en el horizonte. La siguiente brazada me pilla con más fuerza. Por primera vez en dos meses, la pandemia no se ha cobrado ninguna muerte en Andalucía.
Tras una agridulce primera fase, necesitaba buenas noticias para seguir braceando. El reencuentro con familiares y amigos me ha llenado de felicidad, pero también ha mellado mi ánimo, al ver que las trampas de la ultraderecha, el pesimismo irracional y la superstición de los antivacunas han parasitado la tragedia hasta contaminar la sobremesa familiar.
Me retiro de los peligros abisales y me dejo guiar por el rayito vital de esperanza que hoy baña nuestra tierra. Se me antoja el momento de muscular los ánimos, irrigar la ilusión, insuflar la gratitud y bombear la enhorabuena. Al caer la tarde, veo que en Twitter muchos bucean ya hacia un mar sereno, donde se agradece al director de alertas y emergencias sanitarias su sensatez, su rectitud y su entrega. Me libero de la desazón y me sumo a esa corriente que nos empuja con fuerza hacia la superficie, impulsados por una sencilla cadena de caracteres: #GraciasFernandoSimón. (La ventana de Alejandro)
Caso omiso
Hoy nos encontramos con una gran noticia: primer día sin fallecidos en Andalucía por coronavirus. Ahora habrá que cruzar los dedos y hacer bien los deberes para que sea el primero de otros muchos días sin fallecidos y que, poco a poco, podamos salir de estos meses grises.
Parece que vamos en la buena dirección. Aunque la salida va a ser larga y tediosa, nos hace pensar que estamos en la senda correcta, a pesar de que haya muchos con cacerolas y altavoces que se empeñen en lo contrario. La alegre muchachada de cuánto peor mejor. Lo importante es que son datos para la esperanza y para el autocontrol. Porque aquí somos mucho de euforia y olvidarnos pronto el respeto a las normas.
El dueño del bar La Chicotá me decía antes de ayer que han tenido que cerrar después de dos días abiertos. “Era imposible que la gente se comportara y, a pesar de que les pedíamos que sólo ocuparan las mesas de cuatro en cuatro, el personal hacía caso omiso”. Es curioso ver lo rápida que es la peña a la hora de quejarse de la clase política, cuando incumplen uno por uno todos los preceptos para evitar la propagación de la pandemia; dicho de otro modo, pasándose por el forro su deber de ciudadano. Como si la historia no fuera con ellos. Así que festejemos hoy este buen dato, miremos al futuro con optimismo y guardemos la ropa antes de bañarnos... para cuando abran las playas. (La ventana de Luis)
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