Herrera, una encrucijada de caminos con parada de AVE

Herrera es encrucijada de caminos, está situada a un paso de tres provincias, Córdoba, Málaga y Sevilla, aunque ubicada en esta última, concretamente en la Sierra Sur. Es el único pueblo de la provincia con estación de AVE y el único en el que hay un Museo dedicado a la Medicina Antigua. Está a 120 km de su capital de provincia por carretera, casi el mismo tiempo que tarda cualquier vecino en llegar a Madrid si coge el tren de alta velocidad. Vive principalmente de la agricultura, sus tierras están formadas por hileras de olivares siendo la aceituna de la variedad hojiblanca la más producida, aunque comienzan en los últimos años a probar con nuevos productos como el almendro. Su actual población, de más de 6.400 habitantes, tiene su origen en un primer asentamiento ganadero a mediado a finales del siglo XV que se estableció como Cortijo de Herrera.

Este pueblo está en la actualidad gobernado por el que hasta el pasado mes de junio era el único alcalde del PP de la Sierra Sur sevillana hasta las últimas elecciones municipales cuando firmaron un pacto en La Roda de Andalucía PP y PSOE, para alternar el gobierno municipal dos años cada uno; estos primeros le ha tocado al otro alcalde popular de la comarca, Juan Jiménez.

Infraestructuras

Herrera presume de tranquilidad e infraestructuras que pretenden suplir las dos horas de camino que hay hasta la capital, como la biblioteca que ha ganado durante diez años el premio María Moliner, otorgado por el Ministerio de Cultura, con más de 4.000 socios, o los dos campos de fútbol, las pistas de pádel cubiertas, una pista de atletismo, piscina climatizada. La recientemente renovada escuela de equitación se suma a la oferta deportiva, aunque está ubicada en el otro extremo, mirando para Puente Genil. En este sentido, el mismo día de Andalucía el pueblo estaba de fiesta en una jornada de puertas abiertas para conocer dos nuevas instalaciones: el Centro de Desarrollo Local, que servirá de lanzadera para las ideas de los emprendedores ayudándolos a solicitar subvenciones para sacar adelante sus proyectos. Y los huertos sociales, 55 huertos más que se suman a los 30 existentes, en la zona de Eras Sur.

Está más cerca de la provincia de Córdoba que de su cabecera (Sevilla), con la que comparten los ciudadanos el deje en su forma de hablar y la estación del AVE. Estas modernas instalaciones, construidas con el Gobierno de Aznar, a las que se llega en menos de cinco minutos desde cualquier punto del pueblo, ponen a los herrereños en Madrid en dos horas. Y convierten al pueblo en el único de la provincia de Sevilla con estación de tren de Alta Velocidad compartida con Puente Genil hasta el punto de que el edificio está en término municipal de la localidad cordobesa y las vías pertenecen a Herrera.

“En poco tiempo, desde Herrera en trenes de Alta Velocidad se podrá ir a Granada, Almería y Málaga”, apunta su alcalde refiriéndose a la puesta en funcionamiento de los nuevos servicios Avant por parte de Renfe. Jorge Muriel habla con entusiasmo de su pueblo. Lo dirige desde 2011, cuando un pacto con IU, le dio el bastón de mando. El actual es su segundo mandato con mayoría absoluta y, cuando le preguntan cómo lo consigue, asegura que “está convencido de que los alcaldes cuando bajan a la calle a gobernar su color político se diluye, pasa en la mayor parte de los pueblos, porque son los políticos más cercanos a los problemas de la ciudadanía”.

Su origen se remonta al siglo XV

La historia de Herrera va unida al marquesado de Estepa. Su origen como municipio se remonta a finales del siglo XV, cuando se estableció una dehesa de unas 1.800 fanegas (6459 metros cuadrados de superficie) a la que acudían ganaderos y donde se formaron cuatro o cinco huertas junto al arroyo que cruza el pueblo. Entorno a esta actividad, surgieron las primeras chozas o albergues que dieron lugar al Cortijo de Herrera a mediados del siglo XVI.

Pero su fundación como pueblo se remonta a 1631, con la repoblación con vecinos de Estepa y algunas familias oriundas de Reino de Portugal, León y gallego. Y posiblemente de estos años proceda el reparto equitativo de las tierras porque fue en Herrera donde se puso en funcionamiento en este siglo una forma de arrendamiento única en esa época, denominada “censo enfitéutico” que convertía al arrendador prácticamente en dueño de las tierras por el pago de un tributo anual, en dinero o especies. El arrendamiento pasaba a los herederos.

En esos años, mediados siglos XVII, también se instauró la parcelación de solares para hacer viviendas por medio de un contrato denominado “Tributo de Gallinas”. Este contrato obligaba solo al pago anual y a perpetuidad de una gallina al Marqués de Estepa y a terminar la vivienda antes de tres años.

Un Museo de Medicina Antigua con el primer vibrador femenino

Herrera presume también de tener uno de los museos más curiosos de la provincia, el de Medicina Antigua, ubicado en la calle Las Viñas. Paloma Roldán, concejal de Turismo, sonríe cuando le preguntan cuál es el objeto más curioso de este espacio museístico: “un vibrador femenino de principios del siglo XX”. En un cartel que hay junto a esta pieza explican que algunos médicos consideraban que parte de los problemas de la mujer pasaban por tener poca actividad sexual. El vibrador forma parte de un conjunto que incluye más de 4.000 piezas, cuya antigüedad va desde el siglo II a. C. hasta mediados del siglo XX. Todas reunidas a lo largo de su vida por un enfermero de la localidad, Francisco Jurado.

Las Termas Romanas de Herrera cierran el conjunto dedicado a cuidar un patrimonio en vías de investigación. Una empresa alemana, Eastern Atlas, especializada en estudios de terrenos donde puede estar enterrados restos de otras civilizaciones, acaba de concluir uno sobre una prospección realizada junto a estas termas para descubrir restos de un edificio y calzada romana. Otro proyecto sobre la mesa para ampliar la oferta turística de la localidad.

Tierra agrícola

Pero Herrera es, sobre todo, agricultura, tierras principalmente dedicadas al olivar de aceituna hojiblanca, tanto de mesa como de aceite, con grandes extensiones dedicadas al regadío. De hecho, hay dos comunidades de Regantes, Riegos de Herrera, y una recientemente creada, Los Lugares, en la que participan varios pueblos de la comarca.

En un principio en Herrera había una sola cooperativa dedicada a la producción de aceite, San Isidro, que fue absorbida por la actual cooperativa La Purísima. Y existe otra importante, la Cooperativa Agropecuaria. Esta última está presidida por Gabriel Cabello, también presidente del Grupo Agro Sevilla, primer exportador de aceitunas del mundo.

“Herrera produce en un año bueno 20 millones de kilos de aceituna de mesa y 10 millones de aceituna negra, no hay grandes explotaciones sólo medianos agricultores por lo que la riqueza está bien repartida”, explica Muriel que está orgulloso de que los herrereños estén encabezando empresas como Agro Sevilla y convencido de que no será el único que dirija los designios empresariales de la comarca.

Proyectos

El alcalde se afana por buscar proyectos para el pueblo, para que le permitan entrar por la puerta del futuro. Por ejemplo, están ultimando las primeras seis líneas de planes de formación para los que han recibido 500.000 euros de fondos sociales europeos, “hemos sido el único pueblo de la provincia al que se lo han dado, compitiendo hasta con la Diputación, me costó 15 días de mis vacaciones pero ha valido la pena”, cuenta el alcalde.

En gastronomía, los herrereños presumen de haber creado la tapa de “papas arrieras”, elaborada con patatas, gambas, mayonesa y un pizca de guindilla. En el recuerdo, quedan algunos de los bares y tabernas que no resistieron el relevo generacional, como la siempre recordada de Manolo Arjona, situada en la Plaza de España. Ya desaparecida, la familia ha donado al Ayuntamiento los muebles, vajillas, fotografías de la que fuera una de las tabernas más típicas de Herrera.

Allí mismo, en esta plaza, una pareja de ancianos pasea por la reproducción de uno de los murales de las termas, realizado en una escuela de cerámica de Casariche. En la tranquilidad de un pueblo de la Sierra Sur sevillana.