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Un Psoe distraído y desconcertado
Ensimismados en su desconcierto, los dirigentes (que no líderes) socialistas se están dejando atropellar por los acontecimientos. Lejos de recoger la bandera y ponerse al frente de la manifestación, para recuperar la conexión con sus cada día más atónitos simpatizantes, dejan que sean otros los que defiendan las ideas, y peor aún, los principios, que en su día la izquierda identificaba con su partido, el Psoe.
Este fin de semana un centenar de alcaldes de toda Europa han acudido a la llamada del Papa Francisco para pasar el viernes y el sábado hablando del grave problema de los refugiados. Una cumbre convocada, explica el Vaticano, para “llamar la atención” sobre la necesidad de buscar soluciones “inmediatas” para “la amenaza que 125 millones de refugiados suponen para la estabilidad mundial”.
¿Hay una causa más de izquierdas que el apoyo al refugiado, sea este por causas políticas o económicas? En la búsqueda de soluciones para los refugiados, el Papa señala como claves a los alcaldes de las grandes ciudades europeas, que “como las autoridades más cercana al público general” que son, “deben ser provistos con la capacidad de responder a sus necesidades”, y “acomodar y regularizar a todo tipo de emigrantes o refugiados”. Y añade que “los alcaldes deben levantar sus voces para promover puentes y no murallas. Su autoridad debe ser puesta al servicio de desarrollo sostenible e integral de la justicia y de la paz”.
Ante ese llamamiento, allí acudieron de inmediato, como pedía el Vaticano, las alcaldesas de Madrid (Podemos) y Barcelona (Barcelona en Comú), y los alcaldes de Valencia (Compromis) y Zaragoza (Zaragoza en Comú). Y uno del PP, Francisco de la Torre, alcalde de Málaga. Es decir, todos los alcaldes de las principales ciudades españolas.
Un momento, ¿todos? ¿Y Sevilla, mayor en tamaño que Málaga y Zaragoza y prácticamente igual que Valencia? ¿No estuvo allí su alcalde el socialista Juan Espadas? ¿Cómo es que el Psoe no tuvo a ninguno de sus alcaldes representándole?
Que fuera una convocatoria del Papa no impidió acudir a su llamada, no ya a los alcaldes de Podemos, sino a los de una docena de capitales como París, Lisboa, Berlín, Varsovia, Bruselas, Amsterdam, Zurich, y así hasta sumar un centenar de las principales ciudades europeas, dirigidas por políticos de todas las ideologías.
Es más, tras la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, anfitriona, la primera alcaldesa invitada en intervenir en los dos días de discusiones fue Manuela Carmena de Madrid, y la segunda, Ada Colau de Barcelona. Después le llegó el turno al alcalde de Lesbos, la ciudad más afectada de Europa por la crisis de los refugiados, y a continuación, el alcalde de Valencia Joan Ribó.
Con un centenar de intervenciones, de 20 minutos cada una, durante dos días, a nadie se le escapa la importancia de estar entre los primeros en hablar. Es, en definitiva, como si el Papa Francisco señalara con el dedo a esos alcaldes “antisistema” y “populistas” como el ejemplo a seguir para los responsables de las ciudades que acogen a docenas de millones de europeos.
Y no digamos ya de cara al ineludible objetivo político de salir en la foto, y en las imágenes de los informativos de toda Europa. Y en esa foto, y en esas imágenes, en esa causa tan identificada con la historia y el pensamiento de izquierdas como el apoyo a los refugiados, el Partido Socialista con sus alcaldes estuvo desaparecido.
Es un síntoma más de lo perdidos que andan los actuales dirigentes socialistas, que deberían preguntarse cómo sus mayores se hicieron protagonistas de la vida de sus conciudadanos a través de las asociaciones de vecinos, pero también de las parroquias, y de los casinos de los pueblos, y de las casas del pueblo repartidas por toda la geografía, y de todo tipo de asociaciones que trabajaban codo con codo con la que entonces se llamaba, como su partido, clase obrera.
Dicen desde el entorno de Juan Espadas que a mitad de semana acudió a Bruselas al pleno del Comité de las Regiones, donde también se trató del tema de los refugiados. Y está muy bien que acudiera, pero hablamos de política, es más, de POLITICA con mayúsculas, y a la que no podía haber faltado era a la cita de Roma.
Lo peor es que me temo que ni siquiera fue consciente de que se perdía la convocatoria, que se enteró de su existencia a posteriori, por los periódicos. Ese es el problema del Psoe, que no está. Ni entre los vecinos, ni entre los obreros, ni entre los profesionales, ni entre activistas defensores de distintas causas ... Al Psoe no se le ve por parte alguna, y su lugar está siendo ocupado rápidamente por otra izquierda consciente de su posición, que no tiene reparo alguno en fotografiarse con Dios o con el Diablo si de defender sus causas más intrínsecas se trata. Y la causa de los refugiados es claramente una de ellas.
¿Dónde fueron los alcaldes socialistas españoles, que alguno hay, el viernes 9 y el sábado 10 de diciembre? Parece que a por uvas, como decíamos cuando yo era chico.