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Nuevos retos de la agricultura para 2025
La agricultura ha sido fundamental para el desarrollo de la raza humana y la evolución de las civilizaciones. Pero en un planeta superpoblado, con el cambio climático amenazando nuestro bienestar y la digitalización, son varios los retos que desafían el futuro de la agricultura.
La actividad agrícola es determinante para nuestra supervivencia, pero actualmente está condicionada por numerosos factores que se presentan como los principales retos agrícolas para 2025.
Estos retos, sin embargo, ofrecen oportunidades para la innovación y el avance tecnológico del sector primario.
El año 2025 será un periodo especialmente relevante para el sector de la agricultura, en la medida en que está influenciado por factores como el cambio climático, la tecnología o las nuevas demandas del mercado.
La necesidad de desarrollar la actividad agrícola desde la sostenibilidad medioambiental, económica y humana no es nueva. Pero a medida que nos acercamos a los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) es más urgente y contundente esa máxima.
Sólo basta ver algunos de los objetivos planetarios para 2030 y comprobamos que uno de ellos es garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles. ¿Qué supone esto?. Ser capaces de seguir suministrando alimentos a una población cada vez mayor protegiendo el medioambiente y reduciendo los impactos negativos que puede traer consigo una actividad agrícola o ganadera desacertada.
Como en muchas otras industrias, la digitalización es un pilar fundamental para el futuro de la agricultura. Aplicar las nuevas tecnologías al campo tiene como objetivo mejorar la eficiencia de los cultivos, optimizar los recursos disponibles y conseguir un ecosistema más sostenible
Luchar contra la desertificación, invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad son otras de las claves de esa sostenibilidad. Y en este punto es importante llevar a cabo prácticas agrícolas sensatas, que den importancia a la conservación del medio y cuiden la calidad de los suelos y la vida de los ecosistemas.
Como en muchas otras industrias, la digitalización es un pilar fundamental para el futuro de la agricultura. Aplicar las nuevas tecnologías al campo tiene como objetivo mejorar la eficiencia de los cultivos, optimizar los recursos disponibles y conseguir un ecosistema más sostenible.
Las principales tendencias en materia de digitalización de la agricultura son:
Sensores y monitoreo: el objetivo es conocer qué ocurre en los cultivos en tiempo real para tomar decisiones que permitan optimizar los recursos y aprovechar el rendimiento del campo al máximo.
Inteligencia artificial: a través de las herramientas de big data (tecnologías creadas para almacenar, analizar y gestionar datos masivos) y del machine learning (aprendizaje automático), la IA (Inteligencia Artificial) se aplica a través de algoritmos que permiten detectar enfermedades, analizar las necesidades de los cultivos y avanzar en agricultura de precisión.
Maquinaria autoguiada: tractores o sistemas de riego se programan para que trabajen de forma autónoma.
Drones: los sistemas aéreos no tripulados se utilizan para varias funciones, como sistemas de riego, para aplicar pesticidas a los cultivos o para vigilar las cosechas y evitar incidencias.
Automatización y robótica: la introducción de robots y máquinas autónomas tiene beneficios en tareas como la siembra o la recolección.
El aprovechamiento de los desechos, el reciclaje de nutrientes o la reutilización de residuos son algunos de los conceptos asociados a la economía circular en agricultura. La filosofía de base se asemeja al concepto de las tres R (reducir, reutilizar y reciclar).
El objetivo es buscar un enfoque sostenible y maximizar la eficiencia de los recursos. Difiere del modelo lineal tradicional en que la economía circular promueve una conciencia sobre el futuro del planeta en cada paso de la cadena de producción.
La falta de relevo generacional ha pasado a ser en la actualidad un tema preocupante, como lo es la pérdida de población en las zonas rurales y el envejecimiento de las personas que se dedican al sector agrícola
Incentivar el relevo generacional será un reto para la agricultura de 2025 y, desafortunadamente, de muchos años en adelante. Pero es otra cuestión de suma importancia para hablar de agricultura sostenible. Porque la actividad no tendrá futuro sin personas dispuestas a hacer de ella su profesión.
La falta de relevo generacional ha pasado a ser en la actualidad un tema preocupante, como lo es la pérdida de población en las zonas rurales y el envejecimiento de las personas que se dedican al sector agrícola.
Por eso estamos en un momento clave para que, desde la administración, el sistema educativo… la sociedad en general se dé el peso y relevancia que tiene a este sector. Urge fomentar el relevo generacional mediante incentivos económicos y programas de capacitación que atraigan a los jóvenes al campo y que ayuden a fijar población en los pueblos, donde está el epicentro de la agricultura y la ganadería.
Más y mejor biotecnología , mención especial merece la tecnología biológica o biotecnología, que, está permitiendo el desarrollo de soluciones naturales, sostenibles y sin toxicidad alguna.
Utilizando las ventajas que ofrecen numerosos microorganismos, podemos y debemos propiciar cultivos resilientes fuertes, protegidos y protectores de su entorno. Y por eso es tan importante utilizar la investigación para crear productos que no sólo favorezcan el mejor crecimiento de plantas y árboles y el rendimiento de los cultivos, sino que sirvan para conservar los recursos que requiere una actividad imprescindible para la humanidad.
Todas estas tendencias agrícolas que marcarán el futuro del sector están alineadas con el objetivo de hacer frente a los retos de la agricultura, que son, en general, los grandes desafíos que presentan actualmente para todo el planeta.
Abordar los principales retos del futuro requiere de un enfoque integral en el que los profesionales y los gobiernos apuesten por la innovación y la investigación como piezas sobre las que construir las soluciones.
El sector agrícola en España para 2025 deberá equilibrar sostenibilidad, tecnología e inclusión social para garantizar su viabilidad a largo plazo. Los principales retos están impulsados por factores climáticos, económicos, tecnológicos y sociales. La mayor o menor competitividad del sector y de las empresas dependerá de su capacidad de adaptación y su evolución en el mercado.
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