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La petición de devolución de matrículas universitarias por los alumnos se dispara

El tristemente famoso decreto 14/2012 del ministro Wert, que pretendía aumentar los ingresos obtenidos por las tasas que los alumnos pagan por las matrículas, es ya a estas alturas un fracaso. En cambio, sus efectos negativos sobre los alumnos son cada vez más evidentes.

Según el rector de la Universidad de Sevilla, Antonio Ramírez de Arellano, las devoluciones pagadas a los alumnos que se ven obligados a darse de baja en asignaturas se han multiplicado por diez. Si en 2011, las devoluciones por anulación de matricula sumaron 150.000 euros, en 2012 la Universidad de Sevilla tuvo que devolver más de un millón de euros.

“Con unos ingresos por matrícula de 50 millones anuales, la cantidad puede parecer insignificante. Pero surge un problema dónde no lo había. Refleja que la gente se encuentra en una situación más delicada”, explica Ramírez de Arellano, que preside una Universidad que suma 63.000 alumnos y que llega casi hasta los 80.000 sumando posgrados y doctorados. “No es una situación masiva, pero se ha vuelto significativa”, concluye.

Que los alumnos midan con mucho cuidado el número de asignaturas que tratan de sacar adelante, que las abandonen ante el primer problema que sugiera que no puedan aprobarlas ese año, es lógico si se tiene en cuenta que no hacerlo duplicará, como mínimo, su coste al curso siguiente. Pero tiene sus consecuencias. Hasta la nueva normativa, cada alumno se matriculaba de entre 62 y 63 créditos de media. Teniendo en cuenta que el Plan Bolonia, o Espacio Europeo, prevé que el número de créditos por alumno y año sea de 60, la cifra no andaba muy desencaminada. Este curso, sin embargo, el número ha caído ya a 59 créditos.

Son cifras provisionales, que previsiblemente disminuirán más aún. Todavía no se ha resuelto el procedimiento de adjudicación de becas para este curso 2012-2013. Cuando concluya, muchos de los alumnos que no la consigan optarán por darse de baja de asignaturas que no pueden afrontar. Si el pasado curso en la Universidad de Sevilla se solicitaron 20.000 becas, para finalmente conceder unas 15.000, este curso se han pedido más de 30.000. En un año en el que la nueva normativa restringe mucho más el acceso a las becas, incrementando los requisitos necesarios para obtenerla, y las elimina por completo para las segundas matrículas y sucesivas. “Habrá menos cuantía por beca, y al menos 3.000 alumnos la perderán”, vaticina el rector de Sevilla.

Si estos datos ponen claramente de manifiesto la evolución negativa de la situación socioeconómica de los alumnos, que viven ahora como un problema lo que antes no lo era, ¿ha conseguido al menos el decreto Wert, incrementar los ingresos? Las cifras son claras. En la Universidad de Sevilla con un total de 50 millones de euros generados por 360.000 matrículas, los ingresos extra obtenidos de la política de progresividad en el coste de matriculación ha supuesto sólo entre cinco y seis millones de euros.

Cifras que también demuestran la falsedad del mensaje que subyacía tras la propaganda lanzada desde el Ministerio de Educación para defender la subida de tasas; acabar con la rémora de una Universidad española con un alto nivel de fracaso reflejado en estudiantes que se eternizan en sus estudios a costa de los impuestos de todos los españoles. Según el rector de Sevilla, en España un 30% de los universitarios cambia de carrera, mientras que sólo el 5 o 6% abandona los estudios universitarios. Además, el 90% de las matrículas son primera o segunda. “La realidad absolutamente abrumadora es que la universidad española es un sistema de éxito, no de fracaso”, protesta Antonio Ramírez de Arellano.