Los pocos asistentes al cuartel general del PSOE en el Palacio de Exposiciones de Sevilla cuando, pasadas las ocho de la tarde, empezaron a cantarse los resultados de las encuestas a pie de urna, se mostraron escépticos con un punto de esperanza de que, al final de la noche, la realidad sea más favorable.
Susana Díaz ha ganado las elecciones y no solo porque el PSOE haya sido el partido más votado. A pesar de la llegada al Parlamento andaluz de Podemos y Ciudadanos, el PSOE repite el número de escaños. En número de votos, el resultado no es tan excelente: pierde casi 120.000 votos, cuatro puntos y consigue el porcentaje de apoyo más bajo del PSOE en unas elecciones autonómicas andaluzas. Con todo, el PSOE andaluz tiene razones más que suficientes para celebrar el resultado. En el momento actual es un gran éxito, y su posición es ahora mucho más cómoda que en la anterior legislatura.
El PSOE ha ganado con claridad las elecciones andaluzas. Aunque las encuestas prácticamente clavaron el resultado final y por tanto fue una noche electoral sin muchas sorpresas, la victoria de Susana Díaz es incontestable. Pongamos el resultado en perspectiva: el PSOE andaluz entra en el selecto grupo de gobiernos que logran no perder representantes durante la crisis. Y lo hace mientras su socio de gobierno pierde más de la mitad de sus representantes, su principal rival se desploma -el PP pierde 14 puntos y 17 escaños-, y los nuevos partidos (Podemos y Ciudadanos) logran entrar en el parlamento capturando a uno de cada cuatro votos.
zquierda Unida no logra detener sus crisis electoral. Casi un año después del susto de las europeas, la coalición de izquierdas ha salvado los muebles en las elecciones andaluzas al retener el grupo parlamentario, pero la caída de 12 a cinco diputados, la consolidación de Podemos como tercera fuerza y la irrupción de Ciudadanos dibujan un panorama poco halagüeño para un año con cuatro convocatorias electorales más.
El Partido Popular ha sido el que más ha caído, con 507.037 votos y 17 escaños menos que las pasadas elecciones. Le sigue Izquierda Unida, que ha perdido 164.525 votos y 7 escaños.
A las 10. 30 h de la noche, unos cientos de militantes socialistas reunidos en el Palacio de Congresos de Sevilla empezaron a entonar sus cánticos de victoria: “ Susana, Susana ...”
Por su parte, los líderes del partido abandonan por fin el refugio de las salas VIP para mezclarse con simpatizantes y periodistas y empezar a transmitir sus mensajes: “Tenemos presupuesto para lo que queda de año, y después pactar los del año que viene con ... ¿Ciudadanos?. Al fin y al cabo ellos querrán demostrar que son un partido serio”.
Cuando Juanma Moreno llegó al salón elegante del Hotel Meliá en el que debía celebrar los resultados electorales del PP-A, se encontró el mismo ambiente que hace poco más de un año cuando irrumpió en esos otros salones que son los del poder popular sevillano: frío polar. “El resultado no era el que esperábamos”, admitió el malagueño, respaldado por su equipo, pero sin argumentos para una interpretación positiva del escrutinio, con la losa de los 500.000 votos menos y 17 escaños perdidos en el camino hasta este 22-M, que ha actuado como un dinamitero del escenario político andaluz.
Rozando los 600.000 votos y con 15 escaños, Podemos ha irrumpido con la fuerza que se esperaba en el mapa político de Andalucía, pese a que en los sondeos de pie de urna les habían hecho prometérselas incluso más felices (con más de 20 diputados), por lo que ha sido una noche de satisfacción contenida. También, porque como ha manifestado su cabeza de cartel, Teresa Rodríguez, esto no va a servirles “para evitar que mañana haya 45 desahucios en Andalucía”, un ejemplo que ha usado de manera recurrente en su comparecencia en el Teatro Salvador Távora -donde se había montado el dispositivo para seguir los resultados- cuando ya se había escrutado el 95% de los votos. En este sentido, había cierto desasosiego porque los resultados no los convierten en lo vitales que habrían querido ser.
La euforia fue subiendo como la espuma en el hotel sevillano donde Ciudadanos estabeció su cuartel general para celebrar la noche electoral. Si los 6 o 7 escaños que las encuestas a pie de urna se recibieron con cierta frialdad poco después de las ocho de la tarde, media hora más tarde, José Manuel Villegas, vicesecretario general, ya lo consideraba un “éxito” que les permitía “entrar con mucha fuerza para crear grupo parlamentario”. Las encuestas previas les daban entre cinco y doce escaños.
Mínimo histórico para IU en la cita electoral del 22M. De 12 diputados cosechados en 2012, a 5 escaños tres años después. “Es evidente que los ciudadanos han percibido como un error el pacto con el PSOE”, resumió el candidato de la federación de izquierdas a la presidencia de la Junta de Andalucía, Antonio Maíllo. Tras una noche de tensión e inquietud, Maíllo comparecía ante la prensa para definir como “malos” unos resultados que relegan a su partido a “ser la oposición de izquierdas” en el Parlamento regional.
Los socialistas han conseguido volver a ser la primera fuerza en Andalucía, una posición que perdieron hace tres años, cuando el PP logró más escaños en el Parlamento regional. A pesar de la victoria, el porcentaje de votos conseguidos por los socialistas andaluces es el más bajo de toda su historia.
El 35,44% de los votos logrados por Susana Díaz le permiten mantener los 47 escaños que ya tenía el PSOE-A, conseguidos por la candidatura encabezada por José Antonio Griñán. En marzo de 2012 los socialistas consiguieron un 39,56% de los votos, que solo fue superado a la baja en 1994, cuando consiguieron un 39,04%. Ese año, por el contrario, fue el mejor para IU, que alcanzño los 20 escaños.
El mejor resultado para el PSOE-A fue en 1982 -año en el que Felipe González ganó las elecciones generales- con un 52,71% de los votos. Los socialistas volvieron a superar el 50% de los votos en 2004, cuando consiguieron el 51,07%.