La directora de La Almoraima reconoce ahora que la finca “es totalmente rentable con sus usos tradicionales”

En el ministerio de Agricultura y Medio Ambiente no han gustado sus palabras de la mañana admitiendo que la venta de La Almoraima se paralizó hace un año. La llaman por teléfono y le piden silencio. Lo hacen en mitad de la entrevista con este diario: Isabel Ugalde, directora de La Almoraima, pide cancelarla.

Al final le ofrece a este periodista diez minutos más. Reconoce que se siente incómoda en mitad de la disputa política que mantienen el gobierno central y la Junta de Andalucía desde hace dos años por la finca que dirige: un latifundio de más de 14.000 hectáreas a las que el anterior ministro de agricultura y medio ambiente, Miguel Arias Cañete, puso un precio de 300 millones de euros.

Ugalde ha reconocido este martes en rueda de prensa y ante una decena de periodistas que el gobierno renunció a la venta de esta sociedad anónima con capital público cuando el ministerio pasó hace un año a manos de Isabel García Tejerina. ¿Por qué se ha ocultado hasta ahora ese cambio de parecer? La directora de La Almoraima prefiere guardar silencio y remite al ministerio.

Arias Cañete la puso al frente de la empresa en marzo de 2012. Pocos meses después anunció que La Almoraima estaba en venta y ella diseñó un plan para atraer inversores. Lejos de sus usos tradicionales, como la agricultura, la ganadería, la caza o el turismo rural, propuso un plan que contaba con campos de golf, aeródromo y un hotel de lujo. Las medidas se iban a llevar a cabo en el 10% de la finca que quedaba fuera del parque natural de Los Alcornocales. Para evitarlo, la Junta de Andalucía amplió el espacio protegido e incluyó esas 1.400 hectáreas en el parque. Ya no era posible darle esos usos tachados de especulativos por la propia Consejería de Medio Ambiente.

Salir de números rojos

Durante todo ese tiempo, Ugalde defendió el proyecto como una necesidad para que la finca saliera de número rojos. Con la salvedad de 2011, la sociedad llevaba arrojando pérdidas desde 2007. Ahora sin embargo, tras haber conseguido que la empresa genere beneficios y su proyecto sea imposible, su discurso es otro: “La Almoraima es totalmente rentable con sus usos tradicionales”, admite.

¿Y cuáles son esos usos? La ganadería, la agricultura, el corcho, el monte, la caza y el hotel convento. Estas dos últimas actividades dan pérdidas, pero se han equilibrado con los buenos números de las otras actividades: se han conseguido unos beneficios de 319.000 euros durante el ejercicio de 2014. En los últimos años, eso sí, la plantilla ha adelgazado de los cerca de 100 empleados de 2012 a los 81 actuales.

Aguacates, frambuesas y arándanos

Más allá del algodón, el cultivo tradicional de la finca, su equipo estudia nuevos ámbitos. “Queremos recuperar la zona de viveros, pero aún no sabemos por qué cultivo decantarnos. Tenemos que acertar con el producto: estamos pensando en aguacates, frutos secos, frambuesas o arándanos”, revela.

Ugalde asegura sentirse “contenta de haber conseguido unos resultados muy positivos. Lo hemos logrado trabajando, tocando las teclas adecuadas, apoyándome en un buen equipo que se ha dejado la piel como yo y reduciendo gastos”, resume.

Cuando el decreto de ampliación de Los Alcornocales vea la luz a finales de mes, Ugalde promete volver a querellarse contra la Junta por considerar que la ampliación de la protección de la finca no está suficientemente justificada. “Es una zona antropizada, muy intervenida por la mano del hombre mediante tres carreteras y una línea férrea”, subraya.

Ella, en cualquier caso, se muestra “muy orgullosa” del trabajo que ha llevado a cabo y reconoce, eso sí, que le queda “menos de un año al frente de La Almoraima. Como máximo de aquí a las generales”.