La campaña del Partido Popular para estas elecciones municipales tiene mucho runrún y pocas gaviotas. El runrún de una crisis interna si continúan los malos resultados de hace dos meses en las autonómicas, y el paso a un segundo plano de la marca de un partido en horas bajas frente al tronío de sus alcaldes. A ellos se les confía el poder de frenar el continuo y repentino crecimiento de Ciudadanos en Andalucía.
Los populares, aún en proceso de digestión de los malos resultados obtenidos en las elecciones autonómicas, se enfrentan dos meses después a las municipales intentando que sus tropas más veteranas, sus alcaldes, taponen la fuga de votos que les ha generado la gestión de la crisis. La misma crisis económica que cuatro años atrás les aupó a cotas de poder municipal nunca antes alcanzadas en Andalucía: desde 2011 gobiernan al 65% de la población andaluza en 265 municipios. Ahora el panorama es distinto y la irrupción de Ciudadanos como alternativa a la derecha engulle los votos de castigo al PP frente a un PSOE estancado pero que disfruta de una holgada mayoría como el partido más votado de la región y que confía en lo que ellos llaman el “efecto Susana”.
El discurso de campaña es claro, los alcaldes del PP son garantía de gestión, de cercanía y de ciudad. 'Paco de la Torre, Sí', dicen en Málaga; 'Para avanzar más’, afirma Teófila Martínez en Cádiz;'Perico(+)uelva', en la capital onubense; 'Te quiero aún más', le dice Juan Ignacio Zoido a sus vecinos sevillanos, 'Juntos más Granada', para José Torres Hurtado o 'Garantía para Almería' de Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, 'Córdoba mejora', sostiene José Antonio Nieto. Los localismos crecen en esta campaña popular y apenas hay espacio para el “Trabajar, Hacer, Crecer” diseñado desde Génova.
Son sólo algunos ejemplos de los mensajes elegidos para una campaña donde Francisco de la Torre recupera a “Paco”, Pedro Rodríguez a “Perico”, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador deviene en “Luis Rogelio”, y Dolores López, la secretaria general del PP-A, es para sus vecinos de Valverde del Camino Loles, a ellos les ha preparado la peculiar campaña 'Loles corazón'.
Cercanía, garantía, estabilidad y futuro. Así se están presentando los alcaldes populares a los suyos. Y como se trata de apostar por valores seguros, sin caras nuevas en los cabezas de listas. Repiten todos los alcaldes en las capitales, al igual que Ángeles Muñoz en Marbella, María José García Pelayo en Jerez o José Ignacio Landaluce en Algeciras. En el PP andaluz no se piensa en jubilación de alcaldes, muchos superan las dos décadas en el poder. Ahora no es tiempo de cambios con una dirección andaluza recién renovada.
Juan Manuel Moreno recorre estos días toda Andalucía, desde la más urbana a la rural, como si de una nueva campaña autonómica se tratara, y Javier Arenas, siempre presente nunca ausente en el PP andaluz, tiene su propia ruta para terminar de dar el respaldo necesario en estas municipales.
El PP da así un giro de 180 grados a la estrategia desarrollada en las pasadas autonómicas. Al contrario de lo que ocurrió en marzo, se han programado menos visitas de los líderes nacionales para arropar a los suyos. Hay que desvincular, en la medida de lo posible y sin desentonar, la gestión municipal de las caras de Moncloa. Mariano Rajoy ha tenido dos actos en la región, el primero para abrir la campaña junto a De la Torre en Málaga y el pasado miércoles en Sevilla. Siempre con aforos limitados, nada de grandes mítines.
Precisamente en la capital andaluza se plantea la madre de todas las batallas. El PSOE quiere a toda costa tomarla como símbolo de su reconquista del municipalismo andaluz, y los Populares necesitan amarrar la lista más votada para salvar los trastos. Lo que indican los sondeos es prácticamente el empate entre ambas fuerzas, con los partidos emergentes decidiendo la gobernabilidad.
Las encuestas, y los resultados de las autonómicas, alertan de la pérdida de la mayoría absoluta en casi todas las capitales y las grandes ciudades andaluzas, confirmando que Ciudadanos va recogiendo los votos perdidos por el PP. Eso sí, la perdida de votos va por grados y el mapa se dibujaría de un azul más intenso en las provincias orientales a más débil en Sevilla y Huelva. Por ello el PP insiste que debe dejarse gobernar a la lista más votada (esa “mayoría suficiente” que todos invocan) frente a la búsqueda de mayorías alternativas. Los resultados, sin duda, marcarán su estrategia en el Parlamento andaluz para dar luz verde a la encallada investidura de Susana Díaz y evitar unas nuevas elecciones autonómicas.
En el PP confían en un mejor resultado que en las autonómicas que permita que las aguas vuelvan a su cauce antes de las generales previstas para final de año. Un buen resultado, dijo Moreno el pasado fin de semana en Chiclana, es ser la fuerza más votada entre las 15 y 20 ciudades más pobladas de la región. Cada voto recaudado, cada municipio conservado, cada mayoría absoluta acariciada servirán de respiro para un recién llegado Juan Manuel Moreno que pide más tiempo en la dirección autonómica del partido para hacer incuestionable su liderazgo. Sin embargo, en esto de la política las armas siempre tienen doble filo, y unos alcaldes reforzados en sus plazas podrían crecerse ante el líder autonómico. Es más, una lectura interna posible es la de repartir méritos y deméritos en unas victoriosas municipales y que los primeros no le lleguen a Moreno Bonilla. Otra cuestión sería la de enfrentarse a la pérdida significativa de plazas. En ese caso, y como apuntan algunas fuentes del PP, a Juan Manuel Moreno “le estarían esperando” para pedirle cuentas en su partido si Rajoy no media.