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Fondos Next Generation EU e innovación en Andalucía: es el momento de invertir

9 de noviembre de 2020 14:31 h

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En medio del panorama de incertidumbre y temores que ha sembrado la pandemia en la economía, hay algunas razones para albergar cierto optimismo vinculado a la I+D+i. Las primeras informaciones respecto a cómo la Junta de Andalucía quiere comenzar a trabajar en las propuestas andaluzas para aprovechar los fondos Next Generation EU, el mensaje al mercado que ha lanzado el Gobierno central al incrementar un 60% la partida para I+D en los Presupuestos y la renovada apuesta pública por fondos de inversión enfocados en innovación son algunas de las buenas noticias que deben animar a las empresas a hacer un esfuerzo en I+D+i. Es el momento y será decisivo para el futuro.

­­­­­Aunque la gestión de los fondos europeos Next Generation EU sigue rodeada de bastantes incertidumbres, el Gobierno andaluz ha decidido actuar proactivamente. De las pocas certezas que tenemos es que, del total de 140.000 millones de euros que recibirá España, unos 72.000 millones de euros serán a fondo perdido y otros 70.000 millones serán vía préstamos. También es igualmente cierto que estos fondos representan una gran oportunidad para impulsar la modernización de la economía y compensar la crisis generada por la pandemia. La imperiosa necesidad de aprovechar esta oportunidad justifica que, a pesar de las incertidumbres, las empresas y las administraciones públicas empiecen a trabajar en la generación de un banco de proyectos innovadores que contribuyan a transformar Andalucía.

En este sentido, la Junta de Andalucía ha actuado proactivamente y, dentro de las dos grandes prioridades fijadas por la UE, transición verde y transformación digital, ha establecido siete líneas hacia las que se deberán enfocar los proyectos de inversión que en última instancia serán evaluados por la Comisión Europea. Las líneas fijadas son: Activación (desarrollo de tecnologías limpias y energías renovables), Renovación (mejora de la eficiencia energética de edificios públicos y privados), Recarga y repostaje (transporte sostenible e inteligente), Conexión (banda ancha – fibra y 5G - y comunicación de criptografía cuántica), Modernización (digitalización de la administración y servicios públicos), Expansión (capacidades de datos en la nube y desarrollo de procesadores de máxima potencia), y Reciclaje y desarrollo profesional (adaptación de los sistemas educativos a las competencias digitales en todas las edades).

Los proyectos, que deben enmarcarse en una de estas 7 líneas y tener un presupuesto mínimo de 10 millones de euros, tendrán que presentarse en una “ficha” que sintetice sus características esenciales y recoja indicadores que cuantifiquen su impacto en términos de transformación verde y digital y creación de empleo y riqueza económica. Estas fichas pueden remitirse a cualquiera de las Secretarías Generales las Consejerías relacionadas con la temática durante las dos rondas establecidas para recibir proyectos. La primera finaliza el 15 de noviembre y la segunda, el 30 de noviembre. Según la información disponible, los proyectos acogidos al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia deberán estar completamente definidos antes de tres años (hasta el 2023) y se dispondrá de otros tres años para finalizarlos (hasta 2026).

Aunque todo lo relacionado con la crisis de la COVID-19 constituye una gran tragedia, algo positivo ha sido que el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 2021 recoge un importante crecimiento en los fondos públicos destinados a I+D+i.

Aún cuando no se han despejado todas las incertidumbres, la iniciativa que ha tomado la Junta de Andalucía se puede justificar por dos razones. Por un lado, avanzar en la identificación de un conjunto ideas y propuestas para poder seleccionar algunos proyectos insignia o proyectos región. Por otro lado, dotarse de un stock de iniciativas, bien definidas y que cumplan con los parámetros marco establecidos por la UE tiene un doble interés: siempre tendrá ventajas ser analizados por las primeras comisiones de valoración y, además, el Fondo de Recuperación no es la única fuente de financiación. La UE cuenta con numerosos programas por lo que el problema no tiene que ser de escasez de fondos sino de proyectos viables y bien estructurados. Por ello, contar con proyectos y empresas dispuestos a llevarlos a cabo siempre es algo positivo. 

Por otra parte, aunque todo lo relacionado con la crisis de la COVID-19 constituye una gran tragedia sanitaria y social, algo positivo ha sido que el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 2021 recoge un importante crecimiento en los fondos públicos destinados a I+D+i. Así, el presupuesto del Ministerio de Ciencia e Innovación de 2021 experimentaría un aumento de casi el 60% en la inversión directa respecto al ejercicio anterior. Estos datos son un reflejo de un compromiso de Estado con la ciencia y la inversión en I+D+i concretado en acciones como: aumento de la inversión pública en I+D+i civil, atracción y retención del talento investigador y fomento del retorno del personal investigador; refuerzo de los mecanismos de transferencia del conocimiento, y simplificación y flexibilización de los procedimientos y requerimientos administrativos para facilitar el trabajo del personal dedicado a investigación y de los organismos públicos de investigación.

Otro aspecto que invita a ser optimista respecto al futuro de la I+D+i es la proliferación de fondos de inversión enfocados en la innovación. En estos momentos, como ocurrió 2005 (año en que fue creada CTA), hay una serie de iniciativas público-privadas que evidencian la necesidad de apostar por la innovación para transformar el sistema productivo. Así, tanto a nivel del Estado (CDTI con el programa Innvierte), como del Gobierno autonómico (que recientemente ha licitado tres fondos de inversión especialmente concebidos para impulsar la innovación), hay un renovado interés por impulsar proyectos de inversión de naturaleza público-privada con el denominador común de la innovación.

Las empresas deben aprovechar el momento y recoger el testigo que están lanzando las administraciones. Es preciso comenzar a trabajar ya en la preparación de proyectos de gran calado que puedan encajar en los fondos europeos para la reactivación y es imprescindible también tener muy claro que la innovación será un elemento esencial y diferenciador. Comencemos a trabajar cuanto antes para garantizar una reactivación sólida.

En medio del panorama de incertidumbre y temores que ha sembrado la pandemia en la economía, hay algunas razones para albergar cierto optimismo vinculado a la I+D+i. Las primeras informaciones respecto a cómo la Junta de Andalucía quiere comenzar a trabajar en las propuestas andaluzas para aprovechar los fondos Next Generation EU, el mensaje al mercado que ha lanzado el Gobierno central al incrementar un 60% la partida para I+D en los Presupuestos y la renovada apuesta pública por fondos de inversión enfocados en innovación son algunas de las buenas noticias que deben animar a las empresas a hacer un esfuerzo en I+D+i. Es el momento y será decisivo para el futuro.

­­­­­Aunque la gestión de los fondos europeos Next Generation EU sigue rodeada de bastantes incertidumbres, el Gobierno andaluz ha decidido actuar proactivamente. De las pocas certezas que tenemos es que, del total de 140.000 millones de euros que recibirá España, unos 72.000 millones de euros serán a fondo perdido y otros 70.000 millones serán vía préstamos. También es igualmente cierto que estos fondos representan una gran oportunidad para impulsar la modernización de la economía y compensar la crisis generada por la pandemia. La imperiosa necesidad de aprovechar esta oportunidad justifica que, a pesar de las incertidumbres, las empresas y las administraciones públicas empiecen a trabajar en la generación de un banco de proyectos innovadores que contribuyan a transformar Andalucía.