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En recuerdo del profesor Clavero Arévalo, a quien tanto quería
Muchas, muchísimas cosas se pueden decir del profesor Clavero, catedrático de Derecho Administrativo, Decano de la Facultad de Derecho de Sevilla, Rector de su Universidad, Ministro de España y artífice, con Rafael Escuredo, de la autonomía plena para Andalucía; pero quiero recordar a mi maestro, a mi director de tesis, a una persona que en 1967, año en el que terminé la carrera de Derecho, y en el que no había mujeres profesoras ni doctoras en la Universidad, me acogió en su Departamento con absoluta normalidad.
Clavero fue mi director de tesis, que titulé “La Región: historia y actualidad” y que leí en 1972, cuando no había Constitución en España y estaban vigentes las leyes fundamentales del franquismo; por eso me dediqué a estudiar derecho histórico, la Constitución de la Segunda República, antecedentes, y derecho comparado. Aprendí mucho de esa época histórica, pero se me pasó lo del derecho al voto femenino.
La tesis se publicó más tarde, -mi primer libro,- en el Instituto García Oviedo, nombre del maestro del profesor Clavero. Fui doctora en Derecho con 27 años, la segunda mujer doctora en 500 años de historia de la Facultad de Derecho, algo de lo que me enteré en 2018 cuando se conmemoraron los 500 años del nacimiento de nuestra Facultad.
No había mujeres profesoras; una, poco tiempo, antes que yo, y alguna que otra, esporádica, después; pasé a ser profesora de clases prácticas y siempre me tuvo un respeto exquisito, nunca me discriminó, ni a favor ni en contra, por mi condición de mujer; me valoraba por mí misma y me quería, como yo le valoraba y le quería a él; teníamos posiciones políticas muy distantes, -eran los últimos años del franquismo-, pero me defendió siempre para que no me hicieran daño, algo que intentó la brigada político social en alguna ocasión.
Ha sido profesor de todos los Presidentes de la Junta de Andalucía, -menos de Díaz y Moreno-, y de personas de toda clase y condición, pero nunca se ha destacado que fue el profesor que primero tuvo una mujer, con dedicación exclusiva, en su Departamento.
Recuerdo dos anécdotas: el primer día que entré en un aula a dar clase me preguntó si quería que me acompañase. Le dije que no era necesario y lo aceptó respetuosamente. Otro día me llamó a su despacho de la Plaza de Cuba, donde vivía y trabajaba, para decirme que había salido una Orden ministerial por la que los profesores que llevábamos tres años de docencia podíamos pasar a ser profesores ayudantes con retribución, aunque fuera escasa, pero algo era algo; así pasé a ser PNN de la Facultad de Derecho, entonces, la primera y única mujer.
Fue una época complicada, de lucha por la democracia del movimiento estudiantil al que nos unimos los PNN (profesores no numerarios) y, en una ocasión, siendo Rector el profesor Clavero, “ocupamos” el Rectorado, y jamás tuvo una palabra de reproche hacia mí.
Al final del franquismo se convocaron oposiciones a profesores adjuntos de Universidad, y yo hice también las primeras que se celebraron en toda España; el profesor Clavero estaba en el Tribunal; fui la única mujer entre todos los que nos presentamos, saqué la oposición y me convertí en funcionaria pública para siempre.
Franco murió, yo participaba de la vida normal de aquella agitada pero maravillosa Universidad, y luego la política se cruzó en nuestras vidas. El profesor Clavero seguía dando clase los lunes a primera hora, antes de irse a Madrid al Ministerio; él era miembro de la UCD, yo del PCE hasta el 82 en el que me pasé al PSOE; dejó de ser Ministro a causa del referéndum de aprobación del Estatuto de autonomía de Andalucía que convocó el Gobierno de Adolfo Suarez al que pertenecía. Desde entonces se dedicó a Andalucía, para siempre, en cuerpo y alma. Yo en 1982 dejé la Universidad por la política y cuando quise volver a ella, me pusieron muchas trabas que me hicieron desistir; el profesor Clavero estaba ya jubilado; más tarde, cuando le conté, se echaba las manos a la cabeza; con él en activo, nunca me habría pasado.
La política nos separó, pero el cariño que nos tuvimos, nunca; ha sido profesor de todos los Presidentes de la Junta de Andalucía, -menos de Susana Díaz y Moreno Bonilla-, y de personas de toda clase y condición, pero nunca se ha destacado que fue el profesor que primero tuvo una mujer, con dedicación exclusiva, en su Departamento. Las mujeres nunca somos noticia, si rompemos la regla es porque somos una excepción que la confirma.
Muchas cosas más guarda “el ruido de mi memoria”, pero por encima de todo, que era un hombre bueno, consecuente consigo mismo, una gran persona. Fue mi maestro en una época maravillosa de mi vida, a pesar de la dictadura, contra la que tanto peleamos, y solo deseo que este pequeño recuerdo sirva para no olvidarle nunca. Gracias, Maestro.
Muchas, muchísimas cosas se pueden decir del profesor Clavero, catedrático de Derecho Administrativo, Decano de la Facultad de Derecho de Sevilla, Rector de su Universidad, Ministro de España y artífice, con Rafael Escuredo, de la autonomía plena para Andalucía; pero quiero recordar a mi maestro, a mi director de tesis, a una persona que en 1967, año en el que terminé la carrera de Derecho, y en el que no había mujeres profesoras ni doctoras en la Universidad, me acogió en su Departamento con absoluta normalidad.
Clavero fue mi director de tesis, que titulé “La Región: historia y actualidad” y que leí en 1972, cuando no había Constitución en España y estaban vigentes las leyes fundamentales del franquismo; por eso me dediqué a estudiar derecho histórico, la Constitución de la Segunda República, antecedentes, y derecho comparado. Aprendí mucho de esa época histórica, pero se me pasó lo del derecho al voto femenino.