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En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.

Sangre sucia

Santiago Abascal, en un spot electoral en el que anuncia que la "reconquista" ha comenzado en Andalucía

Carmen Lizárraga

1 de enero de 2021 20:57 h

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En la saga de Harry Potter se distingue entre magos sangre limpia con ascendencia totalmente mágica, y magos sangre sucia con ascendencia muggle en sus árboles genealógicos. Como sabrán, los muggles son seres humanos sin habilidades mágicas. Lejos de esta ficción, en la España de la Edad Media, la pureza de sangre fue una práctica habitual, a través de los Estatutos de limpieza de sangre. La pureza de sangre requería la inexistencia de mezcla de sangre impura, judía, mora, gitana, y se convirtió en un requisito para ingresar en multitud de instituciones y corporaciones. Se trataba, de facto, en un mecanismo de control de ascenso social y profesional. Como ejemplo, a través de los Estatutos de Limpieza de Sangre, se negó la entrada y la concesión de títulos universitarios en algunas Universidades a quienes no acreditasen la pureza de su sangre.

Seis siglos más tarde, Abascal, partidario de los “sangre limpia”, impondría este certificado de limpieza de sangre, convirtiéndose en el Voldemort de la política, procediendo a excluir a todo aquel que no sea “sangre limpia”, en nuestro caso, español muy español. Pobre Hermione Granger. Él disfruta dicotomizando y polarizando. Llegó a Andalucía a caballo. Desconozco el nombre, pero podría llamarse Babieco, porque tal vez Babieca, como se llamaba el caballo del Cid, le parezca demasiado feminista. O bien le podría poner Barbanzo, en honor al de Atila, Barbanza, ya que creo que él no es muy de dejar crecer ni la hierba, ni nada, por donde pisa. Sabe que gana sin ofrecer nada, solo destrucción a su paso, como el cerco que ha impuesto a Canal Sur en Andalucía. Seguro que quiere contar nuestras historias desde Madrid y luego va de viaje para volver diciendo “aquí sí que se vive bien”.

Aunque cada vez sea más irrespirable el clima político, ¿conocen alguna propuesta de Vox que no sea destructiva, corrosiva? A mí me provoca exceso de cortisol cuando intento ver el telediario y entra en mi salón a la hora de comer. Ese lenguaje cargado de insultos y de faltas de respeto me sobrepasa. Considero que es un mal ejemplo para la niñez, la juventud y la vejez. En definitiva, para la especie humana. Quiere que acoja en mi casa a población refugiada, pero ya están en mi casa, porque mi casa es el lugar donde pago mis impuestos. Y con esos impuestos, el mayor ejercicio de solidaridad patriótica, contribuyo a la construcción de la gran casa donde vivo, lo que no hizo otro, de apellido Borbón y “refugiado” hoy en Emiratos Árabes Unidos. Con esos impuestos se pagan pensiones, residencias, salud, investigación, educación o servicios sociales. Y si España está cada vez peor no es solamente por una crisis social y sanitaria sin precedentes, sino porque ayer hubo quien abrazó la austeridad fiscal y los recortes sociales, tirándose en brazos de un neoliberalismo suicida.

Por las grietas que ese neoliberalismo dejó en mi casa ha entrado la extrema derecha, la de la sangre limpia. Hoy me declaro sangre sucia, madre, hija y mortal, como diría José Luis Serrano. Soy de los 26 millones de españoles sangre sucia que los mortífagos (seguidores de Voldemort) decían que había que fusilar. Sangre sucia, contaminada de Ciencia, de vacunas, de vidas que me han atravesado. Soy sangre inscrita de libros, uno sobre otro. De lecturas, como “La vida contada por un sapiens a un Neanderthal”, en la que el paleontólogo Juan Luis Arsuaga le dice a Juan José Millás que somos hibridación. Sangre híbrida de Neanderthal y Sapiens, pasada por árabes, judías, romanas, íberas, incas, mayas o gitanas. Soy sangre sucia y tengo historia más allá de la península, Baleares y Canarias. Tengo historia y geografía. Y cuando vuelvo de viaje, mi sangre es cada vez más sucia y más fraternal.

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