‘Un huerto, una familia’: Pulpí practica autocultivo contra la crisis

Iñigo Mas

Almería —

Desde hace dos años el proyecto ‘Un huerto, una familia’ ayuda a la alimentación de una treintena de familias del municipio almeriense de Pulpí, al norte de la provincia, casi lindando con Murcia. La idea surgió de Lorenzo Belmonte, presidente de la poderosa empresa Primaflor, líder en el mercado europeo con la lechuga como producto estrella, que cede los terrenos. Belmonte, que ya ha promovido otros proyectos sociales en los últimos años propuso al Ayuntamiento pulpileño esta idea para “ayudar a una serie de personas que lo necesitan, no solo a que tengan parte de la comida que ponen en su mesa, sino también a que tengan conocimientos agrícolas y los puedan transmitir a los demás”. El objetivo por lo tanto es cultivar y que aprendieran a cultivar las personas ,más necesitadas para que pudieran transmitir sus nuevos conocimientos a otros. Una cadena de solidaridad, agrícola y ecológica, con un fondo de añoranza por los tiempos pasados en que todos los agricultores se conocían y se ayudaban entre sí en las duras labores del campo.

En total, son 29 los huertos tutelados, gracias a los cuales muchas personas han logrado encontrar una actividad con la que salir adelante cuando en tiempos de crisis no encontraban salidas. Durante estos dos años de funcionamiento no han sido siempre los mismos los beneficiarios de la filantrópica idea, ya que se han ido relevando según se presentaban los casos.

La concejal de Asuntos Sociales del ayuntamiento de Pulpí, Josefina García, tiene un gran agradecimiento a la iniciativa de Lorenzo Belmonte, un hombre muy conocido y querido en la comarca, ya que su empresa proporciona a los eventuales agricultores todo tipo de ayuda. De esta forma cultivan productos ecológicos que ellos mismos consumen y no tienen gastos porque les ceden todo lo necesario para la faena del campo, como las semillas, herramientas o incluso el sistema de riego por goteo. También un técnico de la empresa acude regularmente a las tierras para dar in situ consejos a estas personas que padecen problemas y han tenido que ser acogidos en esta iniciativa municipal.

Según la edil “se presentan solicitudes y el ayuntamiento hace una selección. La idea surgió de Belmonte, quien quiere que se recupere el viejo espíritu que había en la comarca cuando se cultivaba la almendra y oliva. Entonces nos ayudábamos entre todos para recoger estos productos. Él quiere que volvamos a ayudarnos como antes, cuando íbamos a las casas de los vecinos cuando nos faltaban herramientas para que nos las dejaran y nos hacíamos favores entre todos”, afirma Josefina García.

En Pulpí, una población de apenas diez mil personas, el desempleo es escaso gracias a tres grandes empresas agrícolas existentes. Hay cerca de un ocho por ciento de paro. Para poder optar a uno de estos huertos tutelados el Ayuntamiento exige que se cumplan una serie de reglas. En lo primero que se fija el servicio de Asuntos Sociales es en el número de personas en paro que hay en la familia que lo solicita. También se tiene en cuenta la existencia de minusvalías, problemas mentales y de otro tipo.

Así se da el caso de una persona a la que le diagnosticaron una depresión desde hace varios años y ahora gracias al trabajo en el campo reacciona magníficamente, e incluso afirma sonriente “esto me da la vida”. Hay quien jamás había sido agricultor, dedicando toda la vida laboral a la mecánica, pero con la crisis y una cincuentena de años encima había que buscar una actividad diferente al no tener ningún ingreso. Hay personas que han seguido con la huerta y otras que lo han dejado. Cada caso es distinto, pero la oportunidad está ahí.

Según la época del año cultivan diferentes productos, frutas, verduras y hortalizas, como patatas, coles, pimientos, berenjenas, fresas, tomates, ajos, cebollas… La empresa les proporciona incluso el estiércol. La concejal está encantada por la labor social que se está haciendo “y tienen la huerta como una tacita de plata”.