2017 ha sido un año duro para el campo andaluz. La sequía, el llamado ébola del olivo (la bacteria Xylella fastidiosa), la crisis de la aceituna y los problemas con las ventas a las grandes superficies han lastrado un sector que ha generado, según datos oficiales, 9.622 millones de euros. El sector agroganadero ha crecido un 1,8% gracias al impulso de las hortalizas, las frutas y el aceite de oliva, que acaparan el 75% del mercado, pero la escasez de agua, provocada por el cambio climático, ha supuesto pérdidas de 800 millones de euros, según estima la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Andalucía.
La UPA asegura que “la falta de precipitaciones que se vive en nuestra región y la irregularidad de las mismas como consecuencia del cambio climático están teniendo gravísimos efectos sobre la agricultura y la ganadería”. Ha llovido un 18% menos que la media histórica y los embalses se encuentran a tan solo un 35,80% de su capacidad. Ante la falta de agua, el ganado tiene dificultades para beber, su pienso se encarece y los regadíos tienen problemas que puede suponer “la pérdida de ayudas PAC (subvenciones europeas)”.
No solo se siembra cereal en “campos absolutamente secos”, sino que la campaña del olivar se reducirá un 20% en 2018, según cálculos de la organización agraria. Miguel Cobos ha destacado en rueda de prensa en Sevilla que en 2017 “el aceite de oliva ha funcionado muy bien, hemos conseguido exportar cantidades nunca soñadas. Están siendo años muy buenos para el aceite”. La organización lo achaca a los descensos en la cosecha y la debilidad de la oferta de otros países productores.
Al final de la campaña, el precio medio del aceite de oliva virgen extra en origen se situó en torno a los 3,7 euros por kilo.Andalucía produjo dos millones de toneladas gracias al millón y medio de hectáreas de olivar.
Eso sí, “la sequía está ocasionando una reducción muy significativa de la producción de aceite de oliva mucho más acusada en las explotaciones de secano”, destacan.
Donde el sector ha encontrado un enemigo inesperado ha sido en Estados Unidos, donde las denuncias de dos empresas californianas han llevado a Donald Trump a imponer aranceles a la aceituna negra de mesa, cargándolo en sus fronteras con una media de un 4.5% de gastos aduaneros y restándole, por tanto, competitividad en el mercado norteamericano. Los agricultores esperan que la Unión Europea “tome cartas en el asunto, con sanciones efectivas y una demanda ante la Organización Mundial del Comercio”.
En cuanto a los precios, los pequeños agricultores y ganaderos denuncian que sectores como los cereales, las frutas dulces, las hortalizas, la aceituna de mesa, el vacuno, el caprino y el ovino “no cubren ni tan siquiera los costes de producción”, ya que las grandes superficies ejercen un “abuso de la posición de dominio de la gran distribución el conjunto de la cadena agroalimentaria”. Piden una proposición no de ley contra la venta a pérdidas.
Cinco brotes de Xilella
XilellaLa otra gran preocupación viene marcada por el llamado ébola de los olivos, la Xilella fastidiosa, una bacteria que arrasa no solo el olivar, sino los almendros, los frutales, los viñedos o los cítricos. Son ya cinco los brotes detectados en la Península Ibérica, en lugares mediterráneos como Baleares o Alicante. El secretario general de la UPA ha solicitado un plan de acción de la Junta de Andalucía que contemple “un proyecto de investigación para luchar contra la bacteria, buscar plantas resistentes a la bacteria, formación de técnicos y ayudas para los agricultores afectados”. Hoy en día, lo único que se puede hacer contra esta plaga es arrancar los árboles afectados.
Para la fresa de Huelva, el agua y la mano de obra siguen siendo los grandes problemas. Los agricultores estiman que hacen falta 70.000 personas para los tres meses más importantes de la recolección (marzo, abril y mayo). “Hace falta más mano de obra, hay un déficit de 30.000 personas. De las 11.000 ofertas de empleo, sólo hemos recibido 840 solicitudes. Solicitaremos 6.500 trabajadoras de Marruecos. A los trabajadores rumanos les ofrecemos desplazarlos desde Almería y Granada y darle alojamiento. El jornal es de 40 euros neto y suelen trabajar tres meses”, ha explicado Miguel Cobos.
En cualquier caso, donde se encuentra el mayor reto para este y los próximos años es en la gestión del agua. No se trata sólo de la lluvia, sino de la modernización de un 20% de los cultivos andaluces (unas 200.000 hectáreas), que siguen regando a manta o con aspersores, en vez de por goteo. La mitad del agua se malgasta, de manera que su modernización supondría, en total, un ahorro de 600 hectómetros cúbicos, según cálculos de la UPA.