- Cervera responde a cuestiones como el Sáhara, Palestina o las Primaveras Árabes en un encuentro con eldiario.es Andalucía al hilo del 'Tres Festival, voces del Mediterráneo', en Granada del 28 al 30 de abril con más de 30 autores “de alto nivel”
El Mediterráneo sirve de espacio histórico para la fusión de culturas y civilizaciones pero “se está convirtiendo en un escenario para mercaderes”, como apunta el director de la Fundación Tres Culturas, José Manuel Cervera. Europa debe asumir su responsabilidad en las crisis múltiples, en especial con los refugiados, dice. Mientras en mitad de la Unión Europea escatiman derechos humanos, los procesos migratorios siguen su curso natural: “no puede ser una orilla sur donde la gente no tenga derecho a nada”.
Una “situación tremenda” que provoca “el sufrimiento enorme de centenares de miles de personas”. Cervera trata estos y otros temas en una entrevista para eldiario.es/andalucia sin dejar de lado realidades “enquistadas”, caso del Sáhara, Palestina o las Primaveras Árabes. Todo, al hilo del 'Tres Festival, voces del Mediterráneo'. Un encuentro dentro del Programa ALQANTARA, puentes para el diálogo y la convivencia que se celebra en Granada del 28 al 30 de abril y reúne a más de 30 autores “de alto nivel”, con varios candidatos al Premio Nobel como Mircea Cartarescu o Nawal al-Saadawi.
Una metáfora: en el Mediterráneo unos pueblos naufragan y otros se lavan las manos.
Una expresión bastante acertada. La desigualdad es un elemento clave en la situación actual del Mediterráneo. Y esta diferencia es radical en materia de derechos humanos. Al déficit de democracia y una pobreza extraordinaria se añaden conflictos bélicos para, junto a la actitud de desidia de Europa, provocar una situación tremenda: el sufrimiento enorme de centenares de miles de personas.
Europa, año 2016: campos de internamiento, deportaciones, represión fronteriza…
A los refugiados se les niega el derecho de asilo, un derecho reconocido internacionalmente. La extrema derecha aprovecha la situación, usa el miedo y la inseguridad, y esto produce reacciones sociales negativas. Europa tiene que recuperar su espíritu. Se creó para combatir los nacionalismos y las exclusiones después de un enfrentamiento como la Segunda Guerra Mundial, con millones de muertos y refugiados europeos. En la medida en que Europa no sea capaz de recuperar eso, pierde su propia identidad y se está convirtiendo en un escenario para mercaderes.
¿Pueden agravarse los procesos migratorios en las fronteras españolas?
Los movimientos migratorios son un tema clave y no tendrán solución mientras no la tenga la causa que los provoca, la desigualdad. No puede ser una orilla sur donde la gente no tenga derecho a nada. Pensar que la gente se va a conformar viviendo en la miseria más extrema… harán lo que sea necesario para salir de esa situación.
La valla de Melilla, las devoluciones en caliente o los CIE’s son realidades cuestionadas. ¿Se respetan los derechos humanos a ambos lados de la línea fronteriza?valla de Melilla
Está más que demostrado que las devoluciones en caliente no respetan esos derechos. Impide que una persona pueda pedir asilo. Se ha retrocedido en el respeto a los derechos humanos y eso se puede producir a uno y otro lado de la frontera.
Con los refugiados, con los migrantes, ¿qué puede hacer Andalucía?
Siempre se pueden hacer cosas. El Gobierno andaluz no tiene las competencias para poder actuar y nos encontramos con una realidad lamentable, que llevamos un año y medio con esta crisis y España ha acogido a 18 refugiados. Es algo escandaloso y es competencia del Gobierno de la Nación. Andalucía ha activado todos los dispositivos posibles, con ayuntamientos implicados y muchas ONG. Y fundamentalmente levantar la voz para exigir una solución. No podemos ir más allá porque nuestras competencias reales no lo permiten, pero que Europa acoja a 300.000 refugiados no desequilibra nada.
Dos conflictos enquistados durante décadas: Sáhara y Palestina.
Palestina ha sido un proceso muy desgraciado que casi 70 años después sigue latente. Es necesario que se apliquen las resoluciones de Naciones Unidas y respetar el derecho de palestinos e israelíes. Pero también acabar con la política de asentamientos y ocupación que intenta consolidar una situación ilegal.
¿Suenan tambores de guerra sobre el Sáhara?
Creo que no. Casi tengo la sensación contraria, que hay ruido por posibles acontecimientos que ayuden a una solución definitiva. Espero que Naciones Unidas juegue su papel y no deje la solución en naciones ajenas como Argelia, Francia o España. El informe que sacará Ban Ki-moon –secretario general de la ONU– puede ser una vía de solución definitiva.
¿Qué queda de las Primaveras Árabes?
Poco. A veces los cambios en los pueblos son más lentos de lo necesario. Queda Túnez, en riesgo, muy amenazado por el yihadismo y sus propios problemas económicos. Hemos visto como en Egipto, Libia o Siria todas esas Primaveras Árabes se han traducido en retrocesos en la situación de las personas. Lo cual no pone en cuestión los propios movimientos sino la reacción.
¿Establece paralelismos con la transición democrática española?
Siempre hay concomitancias. La gran lección de la transición española fue la capacidad de entendimiento y de renuncia de muchos sectores de la población para conseguir un bien común.
En mitad de toda esta vorágine, la mujer. ¿Siempre un eslabón más débil?
Sí. Y no hay progreso de verdad sin un cambio radical en la situación de las mujeres. Y eso vale para Europa, Asia, África… o hay un protagonismo de las mujeres que las lleve a ocupar lugares de vanguardia en todos los sentidos o la sociedad no va a cambiar. Esta revolución tiene que llegar a todos lados. Como demuestra la escritora Salwa Al Neimi, cultura árabe o musulmana y feminismo no son nada incompatibles.
Al Neimi participa en el 'Tres Festival, voces del Mediterráneo' junto a una treintena de autores. ¿Qué dice la cultura en tiempos de crisis múltiples?
Siempre sirve y la gente de la cultura da la cara. Un festival tan importante, que se celebra en una ciudad emblemática como Granada, es un espacio para la reflexión y para la acción. ¿Cómo actúan los literatos? Pues con su poder, con la palabra. Decía Celaya que la poesía es un arma cargada de futuro y éste será un espacio para reivindicar el Mediterráneo por sus valores comunes y no sólo por sus conflictos.
Revisar los orígenes para reinventar el presente.
Y reivindicar ejemplos de convivencia como Al-Andalus, en su momento. Sin idealizarlo, y con todos sus problemas, con la convivencia de las tres grandes religiones, judaica, musulmana y cristiana, hubo un auge tremendo de la cultura. Fue un instrumento para la convivencia y a su vez un proceso dialéctico que dio sus frutos.
¿Corren tiempos difíciles o de oportunidad para una fundación que reivindica paz y tolerancia?
Es una oportunidad. Hay muy pocas instituciones europeas que se dediquen a este trabajo. Aunque sea una palabra un poco prosaica, tenemos mercado, una demanda real de actuaciones en favor del diálogo y el entendimiento. Nuestra misión es más necesaria cada día.
¿Aventura qué nuevo paradigma resultará de este crisol de cambios?
Ojalá que, aunque con cicatrices, todo quede mejor. La otra opción es quedarnos hechos añicos. El camino es el fortalecimiento de la Unión Europea, de los valores institucionales y democráticos. En un mundo cada vez más multipolar, con EEUU, China, Rusia, los países del Golfo, o América Latina y África que se irán incorporando, Europa está en las mejores condiciones. Aunque la humanidad ya ha demostrado muchas veces que si se empeña puede irse al abismo.
Una reflexión final: ¿qué pide el Mediterráneo para ser un mar de paz?
Europa, que tiene enorme responsabilidad histórica en todo lo que está pasando. Entendimiento y diálogo, y ese espacio ofrecemos desde la Fundación Tres Culturas. Como andaluces deberíamos saber jugar ese papel.