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Un año de la primera línea de bus rápido en Madrid: de la satisfacción por el servicio a las críticas por los atascos

La única línea de Bus Rapid de Madrid, a su paso por el Hospital Ramón y Cajal.

Guillermo Hormigo

Madrid —

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“Respecto al uso la gente está contenta, siempre habíamos reclamado un servicio así para llegar al hospital”. Amalia Campos, presidenta de la Asociación de Vecinos de Sanchinarro, dice en su conversación con Somos Madrid que quiere empezar dejando una cosa muy clara: el bus rápido cubre una necesidad que los residentes llevaban años exigiendo. Eso sí, una vez despejada esta cuestión, empiezan los reproches: “Tiene un efecto tremendo y nefasto para moverte por el barrio”.

La primera línea de autobús rápido y prioritario de la capital (BR1), que inició su actividad en mayo de 2023, conecta desde noviembre de ese año (con su última extensión de 6 kilómetros) todo el barrio de Valdebebas con el Hospital Ramón y Cajal. El proyecto de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid cuenta con dos cabeceras y 38 paradas. Se trata de una línea 100% eléctrica que circula con modelos de autobús similares en su estética a un tranvía moderno y que conecta los desarrollos residenciales de Valdebebas y Sanchinarro con el Hospital Ramón y Cajal, centro hospitalario de referencia para los vecinos de estos barrios al este de la ciudad.

“Los problemas se vieron ya cuando anunciaron el trazado. La calle Ana de Austria se ha quedado en un carril, con la congestión y los riesgos para la seguridad que eso genera en una vía que tiene una escuela y un centro de salud”, explica Amalia. Denuncia que “los portales que dan a esa calle tienen problemas con los repartos o si se necesita una ambulancia”. Según esta vecina, “hay que atravesar sí o sí la línea continua y meterte en el carril bus o la alternativa es quedarte ahí eternamente”.

Las protestas vecinales llegaron ya cuando se conoció el trazado y arrancaron las obras. Aunque, una vez el bus rápido ha entrado en circulación, la principal queja ha venido por los semáforos que regulan su paso. El recorrido completo en ambos sentidos es de algo más de 31 kilómetros, de los cuales 19 de ellos discurren por un carril totalmente segregado del resto del tráfico, con el objetivo de garantizar así la puntualidad de los tiempos programados. La prioridad semafórica se estableció en las intersecciones para garantizar la seguridad.

“Ancha es Castilla”, responde Amalia cuando es preguntada sobre los tiempos de espera de los conductores ante este semáforo. Asegura que “puedes estar ahí detenido hasta 7 minutos”. Apunta como principal punto “eterno” el corte de la calle Niceto Alcalá Zamora con Príncipe Carlos. Amalia opina que esto acaba repercutiendo en problemas de circulación, pero también de contaminación: “Se ha reducido la velocidad, pero aumenta el número de gases emitidos por la cantidad de coches parados”. Según datos del Ayuntamiento, no obstante, la polución en Madrid se encuentra en mínimos históricos, según los datos de medición del mes de octubre.

Otra de las críticas llega por la ubicación de las marquesinas del bus rápido a su paso por Sanchinarro: “Están en medio de la calzada, sin ninguna sombra ni refresco cerca, así que las temperaturas son altísimas en verano. Al final la gente se quita y luego van corriendo cuando ven que llega el autobús”. Menciona también la reducción de las plazas de aparcamientos.

En Valdebebas, por contra, apenas hay quejas sobre la afectación del bus rápido. Para Amalia esto se debe al diseño urbano de un barrio frente al otro: “En Valdebebas tienen avenidas enormes y ya preparadas para ello. Sanchinarro en cambio es una zona mal estructurada, con avenidas muy pequeñas. El Bus Rapid llegó cuando acababan de asfaltar los dos carriles en calles que poco después pasaron a perder uno de ellos para este servicio. No ha habido un plan de movilidad adaptado a las limitaciones de la zona”. Desde la organización vecinal han consultado expertos según los cuales el trazado debería haber discurrido por otra calle, Ingeniero Emilio Herrera, para generar menos problemas de congestión.

Desde la Asociación Vecinal Sanchinarro ilustran el descontento con los resultados de una encuestra entre la población de la zona que llevaron a cabo en septiembre: “1.257 personas [91,6%] contestaron que habían notado problemas con la sincronización de los semáforos, mientras que 1.269 [92,4%] han detectado un incremento de los atascos y 1.272 [92,6%] creen que una línea convencional hubiera cubierto las mismas necesidades del barrio”.

Unos resultados que contrastan con los de otra encuesta, en este caso municipal, elaborada por EMT en julio de 2023 (antes de la ampliación final). Las personas consultadas otorgaron una puntuación media de 9,17 puntos sobre 10 a esta primera línea de Bus Rapid. Los usuarios entrevistados valoraron, especialmente, la estética externa del vehículo, su interior confortable, la rapidez y la seguridad de este modo de transporte. Además, el 20% de los preguntados declaró haber dejado de utilizar su coche particular para realizar el mismo trayecto a bordo de estos autobuses.

Semáforos con inteligencia artificial

Amalia señala que cuando el proyecto se puso en marcha se reunieron con el concejal presidente de Hortaleza, David Pérez, así como con la directora general de Planificación e Infraestructuras del Ayuntamiento, María Dolores Ortiz. Cuando les expusieron la problemática de los semáforos, la respuesta del Consistorio fue que “funcionan con inteligencia artificial y aprenderían a regularse ellos mismos”. Amalia apostilla en tono jocoso que “deben ser muy malos aprendices...”. Dice que, en cualquier caso, lo que ahora buscan no es ningún nuevo encuentro, sino una solución: “No queremos reuniones, queremos hechos”.

Este periódico ha consultado al área de Movilidad, Medio Ambiente y Urbanismo que dirige el edil Borja Carabante para conocer su valoración del primer año de Bus Rapid con una línea completa. Sin embargo, en el momento de publicación de esta pieza no han respondido las preguntas trasladadas.

La prolongación de la primera y hasta el momento única línea de bus rápido supuso el cambio de una de sus cabeceras, ya que antes partía de las inmediaciones del Hospital Enfermera Isabel Zendal (glorieta de Antoñete). Ahora sale de la calle María Mercedes de Borbón, prosigue por la avenida Secundino Zuazo (dos paradas por sentido), avenida Manuel Fraga Iribarne (cuatro paradas por sentido), avenida de las Fuerzas Armadas (seis paradas por sentido), avenida Francisco Pi y Maragall (cuatro paradas por sentido), calle Ana de Austria (una parada sentido Hospital + dos sentido Valdebebas) y avenida Niceto Alcalá Zamora (dos paradas por sentido Hospital + una sentido Valdebebas). A continuación, continúa el trayecto por vías convencionales sin efectuar más paradas hasta alcanzar su destino en las inmediaciones del Ramón y Cajal.

Para la adquisición de los 12 vehículos de la flota del bus rápido, la inversión ha ascendido a 6.420.000 euros sin IVA, de los cuales 2.400.000 están financiados por los fondos europeos NextGenerationEU, canalizados a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Por su parte, la construcción de la plataforma segregada ha contado con un presupuesto de 12,8 millones de euros, de los cuales 4 han sido destinados al tan controvertido sistema de semaforización de esta línea.

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