El problema estructural de la sanidad andaluza es el mismo que padece el sistema nacional de salud: la falta de médicos, el envejecimiento progresivo de la plantilla sin un relevo proporcional que cubra sus vacantes: en Andalucía se jubilarán 8.469 médicos en los próximos diez años (2.900 en atención primaria), según cifras de la Consejería de Salud de la Junta.
Pero Andalucía tiene una variante propia de este problema: el Gobierno autonómico no logra retener a todos los facultativos que terminan el MIR, que rechazan las plazas ofertadas, buscan trabajo en otras comunidades o se marchan a otro país con mejores condiciones. La consejera Catalina García tiene que lidiar con esta paradoja: en el Sistema Andaluz de Salud (SAS) faltan médicos, pero sobran vacantes.
En mayo y junio -últimos meses con datos definitivos- el SAS ofertó 2.386 destinos, es decir, 1.271 plazas más que residentes que finalizaban su formación este año (más del doble). El 46% quedaron vacantes. La consejera reveló estos datos en la última comisión parlamentaria de Salud, pero acto seguido adelantó una previsión de cobertura de plazas del 90% después del verano. “Aunque el cien por cien de los MIR hubiesen aceptado su contrato, aún tendríamos un enorme déficit de profesionales”, advirtió en la comisión.
Los sindicatos médicos y la oposición hostigan a la Junta por el éxodo de profesionales MIR que se forman en Andalucía, pero luego se marchan fuera. Aluden a las carencias del sistema: peores sueldos y condiciones laborales que en las comunidades del norte de España.
“Actos únicos”
Pero existen más variables: las plazas de mayo y junio se ofertaron a través de los llamados “actos únicos”, a saber: contratos disponibles en un momento determinado que salen en bloque para que el médico que quiera optar a una de estas plazas conozca de antemano las distintas opciones que tiene y así ordene sus preferencias en la solicitud.
Hay actos únicos para todas las especialidades sanitarias. En el caso de los médicos, suelen ser plazas de larga duración o interinidades, aunque también se ofertan contratos de seis meses -según el destino-, explican fuentes del SAS. “Muchos rechazan las plazas porque la mayoría de vacantes se ofertan en zonas rurales y en hospitales comarcales, y los jóvenes MIR aspiran a hacer carrera en hospitales de primer nivel. Prefieren esperar a la siguiente oferta de plazas, por si encuentran más opciones”, añaden.
A finales de junio, por ejemplo, el SAS ofreció 46 contratos en un hospital de Almería, pero apenas se ocuparon seis plazas; en los centros de salud de la Sierra de Cádiz se ofertaron 22 contratos de atención primaria, pero sólo se han ocupado tres, según contabilizan los sindicatos.
El volumen de plazas rechazadas por los MIR en la última oferta tiene mucho que ver con los destinos: la consejería focalizó en las zonas de difícil cobertura, donde el déficit de profesionales es mayor que en distritos sanitarios con hospitales de referencia o grandes centros de salud. Salud está ultimando una modificación del decreto de difícil cobertura cuyo objetivo es “hacer más atractivas las opciones para los médicos en zonas rurales, especialmente en atención primaria, pero también para especialistas que presten servicio en hospitales comarcales”.
“No hay más médicos que contratar”
En mayo el 54,43% de los MIR ocupó alguna de las plazas ofertadas, más los que aceptaron contratos de sustitución por el plan de vacaciones. La previsión de Salud es que en 2023, el 91,34% de los MIR que finaliza en Andalucía su formación de atención primaria permanezca en el SAS: 327 de los 358. La atención primaria es la especialidad que más MIR retiene, aunque también es la que más déficit estructural padece. El acuerdo alcanzado con los sindicatos incluye blindar un 25% del presupuesto sanitario a la atención primaria.
En una reciente entrevista con Abc, la consejera del ramo admite que le “gustaría poder contratar a médicos para cubrir las vacaciones, pero no es posible porque no los hay”. También descarta que exista un “trasvase de la pública a la privada”, como advierten los sindicatos médicos, porque el sector también padece un déficit de profesionales.
El déficit de la plantilla sanitaria no es un problema nuevo atribuible en exclusiva al Ejecutivo de Juan Manuel Moreno Bonilla. Los sindicatos médicos andaluces llevan años clamando por la discriminación salarial y laboral de sus representados, muy por debajo de sus compañeros en las regiones del norte. La Junta de Andalucía pactó con ellos, en mitad de la campaña para las elecciones autonómicas del año pasado, un acuerdo de equiparación salarial progresiva que durará años.
El dato fijo al que más alude la consejera es este: un 80% de los MIR permanece en la sanidad andaluza, frente al 50% registrado en 2018, último año del Gobierno socialista. Pero la realidad del SAS es fluctuante: no es lo mismo revelar una cifra en junio, cuando entra en vigor el plan de verano y los hospitales y centros de salud se reducen a la mitad, que en enero, cuando se contratan refuerzos para amortiguar los contagios de gripe.