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“Al final, sin viaje y sin dinero”

A Manuel Cemean le quedaba poco más de un mes para pasar una semana en la Riviera Maya con sus amigos: “Comenzamos a organizar el viaje a mediados de octubre y pensábamos ir del 2 al 10 de abril”, explica este estudiante sevillano. “Tenemos un grupo de Whatsapp y, de repente, alguien pone que había quebrado Orizonia”.

La noticia corrió como la pólvora. “En cuanto lo vi, hablé inmediatamente con mi padre para ver cómo podíamos recuperar el dinero”, sostiene Isabel Benítez, otra de las alumnas afectadas. “Los organizadores del viaje realizaron una reunión informativa, comprobamos cuántos pagos habíamos hecho y llamamos a la agencia”.

Los 96 afectados de la Facultad de Farmacia habían realizado ya el pago de la reserva (unos 50 euros cada uno) y el primer abono de 370. Según este estudiante, “en nuestro caso hemos puesto unos 450 euros, pero en Biología, por ejemplo, ya habían abonado el segundo pago, por lo que les deben unos 900 euros”.

Estos alumnos de último curso actuaron rápido y han logrado obtener los impresos de reclamaciones convenientemente sellados por su oficina de Vibo antes de su cierre. “Contactamos con esta empresa porque era la que había organizado el viaje otros años”, afirma Manuel. “Si al menos ya le hubieran pagado a los proveedores, como el hotel, por ejemplo, podríamos reclamarles el dinero a ellos. Nos sentimos tristes e impotentes ante la situación”.

Las redes sociales, una de las principales fuente de información

Isabel cuenta que aún no han consultado ningún asesor legal, pero ya se han puesto en contacto con la asociación de consumidores Facua. “Los organizadores del viaje ya han hablado para ver qué papeles tenemos que reunir para formalizar la reclamación individual” pero “de todas las novedades nos hemos ido enterando por Internet y las redes sociales. Creo que se ha creado una plataforma de afectados por Facebook. Mientras más seamos, mejor”.

Estos universitarios tienen pocas esperanzas de recuperar su dinero pronto. “Ahora tenemos que esperar a ver si de verdad Barceló compra Orizonia o si entran en concurso de acreedores. Igual es cosa de dos o tres años”, explica Manuel. “Los estudiantes no manejamos mucho dinero. Algunos, además de vender mantecados, camisetas o sudaderas, hemos tenido trabajos extra como camareros o cuidando niños. Al final nos quedaremos sin viaje y, quién sabe, quizá sin el dinero”, lamenta.

Ante las numerosas peticiones de información, las organizaciones de consumidores OCU y Facua han publicado en sus páginas web cuáles son los pasos que deben seguir quienes ya tenían reservas o pagos realizados con las agencias de Orizonia.