El pasado 31 de agosto, después de 15 años como profesor del Conservatorio Superior Rafael Orozco de Córdoba, el guitarrista Manolo Franco recibía un sms que le anunciaba la baja en la Seguridad Social. Aunque eso no le impidió examinar a los alumnos pendientes en septiembre, la sorpresa fue mayúscula. Su colega Daniel Navarro, más conocido como Niño de Pura, con la misma antigüedad en el mismo centro, era a la misma hora receptor de una comunicación similar.
La situación forma presumiblemente parte del plan del Gobierno andaluz para los conservatorios con cuyas medidas se está desmantelando la plantilla docente de los conservatorios superiores, lo que ha provocado que numerosos interinos hayan pasado a sustituir a profesores experimentados. El caso de Navarro y Franco es especial, porque el Título Superior de Flamenco no existía antes de su llegada. Han sido ellos quienes han expedido todos los títulos en sus dos modalidades –flamencología y guitarra flamenca– en los años que han desempeñado su labor.
“Todos los titulados son alumnos nuestros”
Aunque nadie de la Junta de Andalucía se ha puesto hasta la fecha en contacto con ellos, la versión que inicialmente corrió como la pólvora por redes sociales y mentideros fue que Manolo Franco y Niño de Pura estaban fuera por falta de titulación, algo que no deja de ser un despropósito, ya que según Franco “yo llevo 15 años titulando a gente. Nos contrataron como especialistas de reconocido prestigio, una figura que todavía reconoce la enseñanza, porque entonces no había titulación. Todos los titulados que han salido son alumnos nuestros, y ahora nos dicen que no estamos capacitados”.
Para este sevillano, la incongruencia mayor es que “en estos años no he podido ser profesor y alumno al mismo tiempo, así que difícilmente puedo tener titulación. Lo que sí puedo decir es que llevo 40 y tantos años de carrera, y que frente a eso, con cuatro años de guitarra no tienes ni puta idea, por mucho título que tengas”.
Encadenando contratos temporales
No obstante, hay fundadas sospechas de que la falta de titulación haya sido sólo una excusa para la expulsión, bajo la cual podría subyacer otra causa: Franco y Navarro llevaban estos casi 15 años encadenando contratos temporales, hasta que el pasado mes de julio habrían decidido reclamar sus derechos e interponer la correspondiente demanda. La respuesta, según temen, sería prescindir de sus servicios. “Nadie nos comunicó el cese. Estábamos examinando en septiembre cuando nos enteramos de que ya no éramos profesores. Y la situación se ha reproducido en otros lugares, por ejemplo en Sevilla”, asevera Niño de Pura. “Lo cierto es que somos los maestros de todos los maestros que hay ahora. Llevábamos un montón de años en fraude de ley, firmando un contrato tras otro, hasta que nos preguntamos, ¿cuándo nos van a hacer fijos?”.
La reacción no se ha hecho esperar, y tanto desde el mundo del flamenco como desde la música en general se pone el grito en el cielo por lo que se considera un agravio intolerable. El crítico Manuel Bohórquez, en Elcorreoweb, denunciaba estos días que “No vale para nada que hayan nacido con una guitarra en las manos y que acompañaran durante años a las más grandes figuras del cante y del baile”, lamenta. “Cuando en 1984, Manolo Franco se alzó con el I Giraldillo del Toque en la III Bienal de Flamenco, estaban en el jurado Mario Escudero, Juan Habichuela, Paco de Lucía, Serranito y Manolo Sanlúcar, entre otros guitarristas y artistas en general del flamenco. Pues en la Junta se han pasado eso por la entrepierna, porque les falta un título universitario. ¿Quién, con un título, podría enseñar mejor que estos dos fenómenos de la guitarra? No cabe mayor desprecio hacia este arte, que expulsar de un conservatorio a dos profesionales como ellos, ídolos de la guitarra flamenca aquí y en Pekín”.
“Y ahora vienen unos gobernantes de pacotilla a decirnos que Manolo Franco y el Niño de Pura no pueden seguir dando clases en un conservatorio, donde se enseña música, porque les falta un papelito. Esto no es solo un desprecio a un arte tan del pueblo e importante, sino un ataque miserable. Y no pasa nada, al parecer. Nunca pasa nada”, apostilla Bohórquez.
Por su parte, Faustino Núñez, uno de los más reputados investigadores del flamenco, protestaba porque “en la escabechina que la Jungla de Andalucía ha perpetrado en los conservatorios han mandado a su casa a dos maestros porque no tienen no sé qué título de no sé qué carrera. Hay que joderse. Dos pedazo de profesionales que pierde Córdoba sustituidos por Dios sabe quién. Estamos locos. Yo me fui hace dos años para estar cerca de mis padres, pero este curso me habrían echado, ya que mi contrato allí era como el de Dani y Manolo. Y que nadie se ponga cachondo, que esto lo dejó hecho el Gobierno anterior. Ya me lo decía Morente: pa qué vamos a hacer las cosas bien”, sentencia.
Tampoco se ha quedado corto en sus críticas el pianista gaditano Jesús Lavilla, quien no ha dudado en publicar una carta abierta a la Junta de Andalucía en estos términos: “Les han quitado ustedes la plaza a dos instituciones de la guitarra flamenca por no tener titulación. Bien… hagan el favor de mirar a su alrededor y traten de buscar cuántos catedráticos hay haciendo música (y cuando digo ‘haciendo música’ quiero decir cualquier cosa que no sea únicamente leer partituras, como por ejemplo componer, producir, arreglar, programar o tocar en vivo). Sepan que, como una vez me dijo un buen amigo: ‘los conservatorios están llenos de cantantes que nunca cantarán, pianistas que nunca tocarán, y directores de orquesta que nunca dirigirán’. Y esto pasa probablemente por tomar las decisiones que toman, como esta que nos acontece”, explica.
“¿Y ahora que por primera vez iban ustedes por el mejor de los caminos teniendo a dos docentes veteranos de guerra, regalando su conocimiento, van y los cesan ‘por no tener titulación’? ¡Están dejando ir a dos estandartes de la música en España!”, prosigue Lavilla. “¿Saben ustedes a qué pianista llaman artistas como Alberto Cortés, Diango, Sergio Dalma, Rocío Jurado, Raphael, Manolo Tena (y un muy largo etcétera) cuando bajan al sur a cantar? A mí. ¿Creen ustedes que me requieren por lo que aprendí hasta mi grado medio en el conservatorio? Créanme, ¡no!”
También recuerda Lavilla que “hace poco me hicieron ustedes pasar por el aro (después de más de 30 años de profesión como pianista) de presentarme a una prueba de madurez, para poder ejercer como docente también, en la que me hacían hablar de la guerra civil española, y me pedían que analizase sintácticamente una frase. Casualmente, a los pocos días trabajé con compañeros diplomados, muchos de ellos no sabían lo que estaban tocando, muchos de ellos no mostraron el más mínimo interés por lo que estaban tocando, casi ninguno mostró respeto por la música, la mayoría no amaba la música, muchos de ellos no sabían tocar. Ahí fue cuando pensé: ‘claro, esto es lo que pasa cuando se le da la titulación de músico a alguien que sabe hablar muy bien sobre la guerra civil española y analizar sintácticamente una frase, pero no sabe poner las manos en su instrumento’”.
Y concluye: “Sigan ustedes así, que de este modo hacen cada vez más tangible la frase en la que siempre desembocan todas mis disertaciones: ‘tener talento para la música en este país te sirve para lo mismo que tener talento para el surf en el Sáhara’”.
Movilizaciones
El malestar ha cundido también entre el alumnado, que prepara una movilización para el próximo 8 de octubre frente a la Delegación Provincial de Sevilla, y se planea una protesta unilateral de todos los conservatorios superiores andaluces para el día de la música, el 22 de noviembre. Entre sus reivindicaciones, acabar con las largas esperas -denuncian que en el pasado curso escolar, la plantilla de 19 puestos docentes no fue cubierta en su mayoría hasta mediados de febrero: el último puesto en cubrirse fue el 4 de mayo-, problemas de infraestructura y material, y ausencia de un Suplemento Europeo al Título o SET (documento que acompaña al título de enseñanzas superiores de carácter oficial y da validez en todo el territorio nacional e internacional) y de ROF (Reglamento de Organización y Funcionamiento), informa la Asociación de Estudiantes “Manuel Castillo”.
Y el curso no ha hecho más que arrancar...