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El Gobierno andaluz abona el camino para el adelanto electoral

El presidente del PP-A y de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno
20 de agosto de 2021 20:55 h

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“Las elecciones serán el 27 de noviembre de 2022”, zanjó en mayo el portavoz del Ejecutivo andaluz, Elías Bendodo, ante la posibilidad de un adelanto electoral. Pero los constantes amagos de ruptura de Vox, que dejan en evidencia un gobierno en minoría, y la cercanía del final de la legislatura (que debería expirar como muy tarde en diciembre) han provocado que desde el gobierno de Juan Manuel Moreno se juegue ya con la idea de convocar los comicios autonómicos de forma anticipada. 

La posibilidad toma fuerza en el Palacio de San Telmo. Ya no se defiende férreamente la fecha dada por Bendodo y aunque se insiste en agotar el mandato, el portavoz parlamentario del PP, José Antonio Nieto, ha allanado el camino esta semana al considerar que la convocatoria de elecciones en junio o en octubre de 2022 “no sería un adelanto como tal”. El Gobierno defiende que sería un mero “adelanto técnico”.

Moreno no parece dispuesto a iniciar la campaña electoral hasta que no tenga aprobados dos de sus proyectos “clave”: la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía (LISTA), conocida como la Ley del Suelo, y la nueva Ley de Tributos Cedidos. Tras el receso veraniego se prevé un empujón legislativo a ambos textos. Con estas iniciativas cerradas, la disolución del Parlamento andaluz estaría encarrilada. Ya lo dijo el diputado de Vox y su anterior portavoz parlamentario, Alejandro Hernández: “La nueva ley del suelo y la reforma fiscal valen por una legislatura”.

Estas leyes marcan la agenda aunque los presupuestos autonómicos del próximo año también están sobre la mesa. El consejero de Hacienda y Financiación Europea, Juan Bravo, trabaja desde el pasado junio para cerrar las cuentas de 2022. Esgrime como aval su disposición “al acuerdo, al consenso y al diálogo” para contar con el beneplácito de los diferentes grupos parlamentarios. Pero la cercanía del final de la legislatura plantea dificultades para que Vox respalde las que serían las cuartas cuentas regionales desde la llegada de PP y Ciudadanos al gobierno. Bravo es conocedor de esta circunstancia y no descarta prorrogar los presupuestos vigentes. El vicepresidente de la Junta y coordinador autonómico de Ciudadanos, Juan Marín, cree que esto "no sería mala opción cuando en 2022 va a haber elecciones". La pregunta es cuándo. 

Esperando la ruptura definitiva con Vox 

La capacidad legislativa del Gobierno andaluz necesita de Vox. Prueba de ello son las concesiones que el Ejecutivo le ha dado para impulsar su agenda ideológica en relación a la “violencia intrafamiliar” y la “inmigración irregular”. Ideas a cambio de apoyo. Ha sido el cuento de Pedro y el lobo en bucle.

Con la legislatura en su último tramo, las amenazas de ruptura definitiva parecen repetirse más a menudo. Esta forma de hacer política entre el Gobierno andaluz y Vox se ha normalizado tanto que los andaluces ya están curados de espanto ante los sucesivos ultimátum que Santiago Abascal da al líder de los populares, Pablo Casado en Madrid. Que si el “no” del PP a la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez, que si la crisis migratoria de Ceuta. Que si, que si... 

Las principales confrontaciones llegan siempre por situaciones dadas de Despeñaperros para arriba. Es entonces cuando el “encapsulamiento” de Andalucía con respecto a la política nacional se resiente. Abascal lee la cartilla a sus líderes regionales en un intento de endurecer el discurso. El Ejecutivo andaluz siempre ha mantenido la compostura ante estas embestidas y nunca se ha jugado ninguna bola de partido. 

Pero un día la sangre llegó al río. La primera derrota parlamentaria de Moreno se produjo después de que Vox se abstuviera en el debate a la enmienda de totalidad de la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía (LISTA). El revés de la formación de extrema derecha provocó que su trámite parlamentario se postergara en contra de los planes del Ejecutivo. La razón que esgrimió la extrema derecha estaba lejos de Andalucía: fue la crisis migratoria de Ceuta y la acogida de 13 niños marroquíes lo que provocó el enfrentamiento. 

El rival más débil

El Gobierno andaluz ha lidiado con estos reveses para presumir de estabilidad política aunque Vox siempre ha apuntado al rival más débil: Ciudadanos. El partido de Arrimadas ha sido el blanco de las críticas debido a sus escándalos en los Ayuntamientos de Granada y Jaén. Vox ha utilizado sus reticencias para acusar a los de Marín de estar en un proceso de “descomposición” que hace, a sus ojos, tambalear al Ejecutivo. 

La posición de Ciudadanos en Andalucía es delicada. No consigue capitalizar su posición dentro del Ejecutivo y las encuestas le auguran un futuro en la irrelevancia política en Andalucía. De ahí que Marín quiera alargar todo lo posible la legislatura. 

El PP ha intentado paliar los ataques de Vox a su socio de Gobierno apelando a la “responsabilidad” política. El mensaje es hacer partícipe a los de Abascal del “cambio” que puso fin a 37 años de gobiernos socialistas en la Junta de Andalucía. El Ejecutivo andaluz ha destacado el “trabajo serio y responsable” de Vox en Andalucía y ha pedido a la dirección nacional de Abascal que lo tenga en cuenta y brinde una mayor “autonomía” en la región. Pero, con la cercanía de las elecciones autonómicas se espera que PP, Ciudadanos y Vox marquen distancia.

A ganar tiempo

Mientras, el PSOE intenta ganar tiempo y espera la “revolución Espadas”. Después de que el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, se hiciera con el liderazgo de la federación socialista andaluza, la estrategia marcada ha sido la de hacer valer su condición como fuerza más votada en Andalucía. En defensa de “los intereses de los andaluces”, Espadas propuso una “oposición constructiva” a Moreno.

De momento, estos “puentes” han traído más dudas que certezas. Más que un apoyo, la abstención de los socialistas para que la LISTA iniciase su trámite parlamentario es una deuda pendiente que el PSOE no pudo convalidar en el último gobierno de Susana Díaz. Ni unos ni otros se fían y el PP sólo utilizaría la baza socialista si las relaciones con Vox se enquistan. El PSOE se ha ofrecido como alternativa para que el Gobierno andaluz no sea “rehén” de la extrema derecha, pero tampoco va a facilitar su agenda política con las elecciones a la vuelta de la esquina.

Espadas trata de encontrar el equilibrio para que la legislatura se alargue y a la vez reivindicar su papel en la oposición. El PSOE necesita tiempo para consolidar su nuevo proyecto y tener alguna posibilidad de desbancar a Moreno de San Telmo. Por ahora, las encuestas se lo ponen complicado.

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