El presidente del PP en Andalucía, Juan Manuel Moreno, se enfrenta a la crisis más complicada en los poco más de dos años que lleva como líder de la federación, tras el escándalo en el Ayuntamiento de Granada que ha terminado con la dimisión de su regidor, José Torres Hurtado, de su edil de Urbanismo Isabel Nieto y del primer teniente de alcalde y presidente provincial del partido Sebastián Pérez. Los dos primeros, investigados por presunta corrupción urbanística en una rama del conocido como caso Serrallo y este último, como “sacrificio” necesario en un intento desesperado por salvar la alcaldía, toda vez que José Torres Hurtado lo puso como condición para irse y la dirección regional se la aceptó cuando el PSOE-A y C's ya habían pactado una moción de censura para expulsar a los populares del gobierno de la Ciudad de la Alhambra.
Porque lo que ha dejado en evidencia esta situación, más allá del pulso que desde hace años mantenían José Torres Hurtado con Sebastián Pérez por el poder, ha sido que Juan Manuel Moreno todavía no ha conseguido tomar las riendas del partido ni la ansiada renovación que esperaba en Andalucía en un cien por cien.
No se explica si no que, horas después de ser detenido José Torres Hurtado el pasado miércoles, desde la dirección regional reclamaran su renuncia hasta que se aclararan los hechos para toparse con el “no” del regidor, quien pidió de margen hasta que declarara en los juzgados el 12 de mayo. “Cuando Juan Manuel Moreno salió a pedir la dimisión de José Torres Hurtado, éste tenía que haberlo hecho en menos de 24 horas”, apunta un crítico con la gestión del líder.
Pero no sólo eso, sino que poco después, cuando el partido sí había tomado la decisión -con bastante rapidez- de suspender cautelarmente de militancia a los investigados, Juan Manuel Moreno convino que le daba a José Torres Hurtado ese margen hasta que declarara a los juzgados. Para, apenas horas después, producirse el cese del regidor sin esperar al 12 de mayo y con, eso sí, la condición de arrastrar consigo a Sebastián Pérez. El colmo de esta división se está viendo estas últimas horas, cuando José Torres Hurtado está apostado por Fernando Egea como candidato a sustituirlo en la alcaldía porque sería “lo normal” mientras Sebastián Pérez dice que será el actual alcalde en funciones, Juan García Montero, el elegido.
Se da la circunstancia de que, con las elecciones generales del 20 de diciembre, Juan Manuel Moreno confiaba en una renovación de las direcciones provinciales imponiendo la consigna de “una persona un cargo” de manera que no sólo los diputados -como mandan los estatutos del partido pese a que no los respete- no pudieran compatibilizar este escaño con el de presidente provincial y/o alcalde, sino tampoco los senadores. Esto supondría la salida de Sebastián Pérez en el caso de Granada, elegido senador nuevamente el 20D. Pero Juan Manuel Moreno se vio obligado a recular tras la contestación que encontró en sus propias filas y no volvió a hacer pública esta exigencia.
Ni para Sebastián Pérez ni para el presidente provincial en Jaén, el diputado José Enrique Fernández de Moya, quien sólo ha dejado la alcaldía, ni para otros con cargo en las Cortes Generales, a excepción de su número 2, la secretaria general del PP-A, Dolores López, quien sí aceptó la consigna pese a que de momento mantiene el bastón de mando de Valverde del Camino (Huelva) porque no se sabe si habrá elecciones generales de nuevo.
Explicaciones difíciles
La muestra más evidente de la falta de control ha estado en las dificultades encontradas en el propio PP-A para explicar por qué ha tenido que entregar su acta de concejal Sebastián Pérez, si él no se ha visto salpicado por la investigación del caso Serrallo. Se ha justificado por el hecho de su papel como dirigente del partido en la provincia y como guiño a C's -socio de investidura de los populares- que había avisado de que las responsabilidades por el caso Serrallo no se detenían en el Ayuntamiento de Granada. Pero entonces, ¿por qué mantiene el cargo de presidente provincial? Y es que, oficialmente, a la dirección regional le cuesta reconocer que ha sido el pulso mantenido hasta el final por José Torres Hurtado, un regidor al que el partido pretendía dar el relevo desde noviembre de 2015 para que cediera su testigo a Sebastián Pérez, como también exigía C's desde la firma del pacto de investidura que le permitió conservar la alcaldía, pese a perder la mayoría absoluta.
Lo que tienen claro los populares es que lo que era una crisis a nivel provincial ha tenido una repercusión que ha traspasado las fronteras de Granada y que ha dejado muy tocado a un partido que con las elecciones municipales de 2011 pintó de azul el mapa y llegó a controlar los consistorios de las ocho capitales de provincia de Andalucía para quedarse en 2015 con la mitad a duras penas -Almería, Granada, Jaén y Málaga- y estar ahora a punto de perder otra más.
Para evitarlo negocian contrarreloj con C's, partido del que esperan que respalde a un popular en el próximo pleno de investidura tras hacerse oficial la renuncia de José Torres Hurtado. No lo descartan, en vista de los vaivenes que ha dado la formación de Albert Rivera a la hora de amagar con rupturas los últimos meses en el Ayuntamiento de Granada y de la falta de sintonía que precede a la relación entre el líder municipal de C's, Luis Salvador (exPSOE), y el portavoz municipal de los socialistas, Francisco Cuenca. Pero saben que cada vez es más difícil porque las manifestaciones en las últimas horas han ido en un sentido muy contrario y porque a nivel nacional la sintonía entre socialistas y ciudadanos es muy alta. Lo decía este martes Juan García Montero, quien cuenta ya con “un 99,9% de probabilidades” de que el futuro alcalde sea el socialista Francisco Cuenca.