Elecciones municipales 2023

La candidatura de Carazo a la alcaldía de Granada consigue reagrupar a un PP local desencantado en los últimos años

Álvaro López

Granada —
11 de enero de 2023 20:51 h

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Desde que la semana pasada se anunciase formalmente lo que era un secreto a voces, que Marifrán Carazo, consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, sería la candidata a la alcaldía de Granada, en el Partido Popular local corren mejores tiempos. De pronto, parece olvidado que fue el propio PP el que se autoexpulsó del equipo de Gobierno en junio de 2021 o que su expresidente ejerce como concejal no adscrito y no descarta crear otra plataforma política a la derecha de los populares. Algo ha cambiado por la elección de Marifrán en el seno del partido.

Con la vista puesta en mayo, el PP trata de olvidar los episodios convulsos vividos en los últimos años en tierras granadinas. Desde que en 2016 tuvo que ceder la alcaldía de Granada al PSOE por la detención del entonces alcalde, José Torres Hurtado, en el marco de la 'Operación Nazarí' que investiga presuntas corruptelas urbanísticas, los populares han contado por fracaso casi todo lo que ha sucedido después. La salida de Torres Hurtado abrió el camino para que el entonces mandatario provincial, Sebastián Pérez, se hiciera con las riendas de la formación en la capital para colocarse como candidato de cara a 2019.

Pérez logró su objetivo, pero lo hizo en un partido que había perdido toda unidad después de que Juan García Montero, hombre fuerte de Torres Hurtado, le disputase la presidencia provincial evidenciando que había dos realidades dentro del PP de Granada. De aquello hoy no queda casi nada, porque todos los protagonistas están fuera de la formación o ya no tienen relevancia orgánica.

Lo que sí queda y es una de las razones por las que Marifrán Carazo ha tomado las riendas de la capital es que el Partido Popular tiene mucho camino por recorrer para limpiar su imagen y volver a convencer a un electorado que ha ido perdiendo paulatinamente desde 2015 y que llegó a su punto más bajo en 2019 cuando el PSOE logró ganar unos comicios locales por primera vez en 30 años. Dicho de otro modo, cuando los populares cedieron una derrota municipal tres décadas después.

Ha sido el propio presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, quien se lo ha pedido personalmente a Carazo, persona de su estrecha confianza, después de recibir los resultados de los sondeos sobre su nombre que encargó entre el electorado de Granada. La consejera de Fomento, la mejor valorada del Consejo de Gobierno según los tracking que manejan en San Telmo, prefería permanecer en el Ejecutivo andaluz, al frente de una cartera que lleva adelante algunos de los proyectos de más peso político del gabinete, como el desarrollo de la llamada Ley andaluza del Suelo, que acaba de cumplir un año.

La crisis interna del PP granadino desmotivaba a Carazo para dar el salto, según fuentes próximas, pero la petición de Moreno y los datos que éste le ha mostrado han terminado por convencerla. Carazo es una veterana del PP y entiende la disciplina de partido como nadie, advierten en el entorno del presidente. Los populares están convencidos de que con ella pueden recuperar la Alcaldía de Granada, que ostentaban a principios de legislatura, antes de que la crisis de su propio partido y su rivalidad con Ciudadanos terminase perdiendo el poder en favor del actual alcalde socialista, Francisco Cuenca.

Moreno ha adelantado este miércoles que no prevé relevar a la titular de Fomento hasta abril, un mes antes de las municipales, para que Carazo entre de lleno en campaña. Su sustituta será otra mujer, ha dicho, un requisito necesario para cumplir la ley de paridad en el Consejo de Gobierno, y el nombre que más suena para dar continuidad al trabajo de Carazo es el de Alicia Martínez, veterana diputada del PP en el Parlamento andaluz (ahora sin escaño) y actual secretaria general de Vivienda en la consejería.

Carazo como salvación

En todo lo que ha ocurrido previamente en el PP granadino ha estado siempre el nombre de Marifrán Carazo como una tabla de salvación. Desde que la todavía consejera de Fomento llegase al Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla precisamente en 2019, el peor momento de los populares granadinos, su figura no ha hecho más que reforzar la convicción de quienes han visto en ella la persona ideal para recuperar el interés de los electores. En aquel 2019 el PP llegó a un pacto con Ciudadanos que hizo alcalde de Granada al naranja Luis Salvador, a pesar de que había obtenido solo cuatro concejales por los siete del Partido Popular.

Así se conformó un bipartito en el que siempre flotó en el aire la polémica de si habría alternancia en el mando a los dos años y Sebastián Pérez (PP) se convertiría en regidor en sustitución de Salvador. Aquello, que se llegó a apalabrar, nunca se cumpliría, hundiendo en la irrelevancia a un Partido Popular en el que sus figuras locales estaban siempre opacadas por la buena imagen de Marifrán Carazo a nivel regional. En ese periodo, Carazo fue una de las personas elegidas por Moreno Bonilla para tratar de evitar que el PP de Granada siguiese desangrándose y sonó como posible presidenta provincial.

Sin embargo, dadas las circunstancias, el partido optó por un hombre de perfil bajo y de transición como ha resultado serlo desde 2020 el actual mandatario y alcalde de Alhendín, Francisco Rodríguez. Un hombre que apenas ha tenido el respaldo de la militancia y cuyo bajo mandato los populares decidieron autoexpulsarse de la alcaldía de Granada para forzar la alternancia que no llegó en 2021 y que lejos de hacerlo le puso en bandeja el bastón de mando del Ayuntamiento de Granada al PSOE de Francisco Cuenca. Solo la cercanía con las elecciones andaluzas y el exceso de polémicas en el PP de Granada salvaron a Rodríguez de ser depurado como presidente, mientras toda la militancia y cargos locales seguían mirando a Marifrán Carazo como salvación.

Ahora, Carazo será la candidata a la alcaldía de Granada y su elección genera “ilusión” entre los afiliados, según reconocen fuentes de los populares. Vallisoletana de nacimiento, su relación con tierras granadinas es estrecha desde hace casi 30 años cuando comenzó a estudiar en la Universidad de Granada. Empezó como presidenta de Nuevas Generaciones en 2000 y poco a poco fue escalando en importancia hasta ser concejal de Turismo entre 2007 y 2012 en el Ayuntamiento que ahora aspira a dirigir. Después dio el salto al Parlamento de Andalucía y desde hace una década se ha convertido en una de las personas de confianza de Moreno Bonilla, hasta el punto de nombrarla consejera de Fomento en 2019.

Precisamente su relación con el presidente de la Junta de Andalucía es la que ha marcado su nombramiento como cabeza de lista, según explican fuentes próximas al dirigente. Aunque Carazo ha sido la eterna opción para dirigir la provincia o la capital granadina, y en los últimos meses se daba por sentado que sería ella la elegida para los comicios locales, cargos cercanos a Moreno Bonilla afirman que Carazo no supo de su candidatura hasta dos días antes de hacerse oficial. En este tiempo ha habido dudas por la fuerza que muestra el PSOE en la capital y por la debilidad que se ha ganado a pulso el PP en la ciudad de la Alhambra.

Un pulso por sobrevivir

Lo que también supone el nombramiento de Marifrán Carazo como candidata es poner en sobreaviso al presidente provincial, Francisco Rodríguez. Con nulo peso entre los afiliados, Rodríguez encomienda su futuro a que el PP se haga con la Diputación de Granada y para esa empresa necesita paradójicamente a Carazo, la mujer llamada a ser su sustituta y la presidenta en la sombra. El efecto de la consejera de Fomento, que seguirá siéndolo en principio hasta la precampaña electoral en abril, invita a pensar que los populares lograrán retener los diputados provinciales suficientes en el área metropolitana de Granada que necesitaría Rodríguez para ser presidente de la Diputación.

El mandatario del PP granadino sabe que su futuro político pasa por mantener un perfil bajo y no dificultar la labor de Carazo como candidata. Algo en lo que el futuro judicial de la alcaldesa de Motril, Luisa García Chamorro, investigada por usar dinero público para pagar una condena por difamación, juega en contra de todos los actores. Carazo ya no puede ponerse de perfil si la investigación avanza, pero es de esperar que sea Rodríguez el que queme su imagen llegado el caso, especialmente por su buena relación con Chamorro. No obstante, si Rodríguez no lograda la Diputación, sería cuestión de poco tiempo que dejara de ser presidente provincial y que ese puesto lo ocupase Carazo.

“A diferencia de lo que pasaba con Torres Hurtado y Sebastián Pérez, que Torres Hurtado necesitaba a Pérez para ser alcalde de Granada porque no conocía la ciudad, Marifrán no necesita a Francisco Rodríguez porque su influencia es nula en la ciudad”, dicen fuentes del PP. De hecho, el presidente de los populares apenas ha conseguido fijar una posición para su partido en el asunto de la pérdida de la sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA), a pesar de que es una de las grandes bazas electorales del PSOE de Francisco Cuenca. La postura de Rodríguez en este campo ha vuelto a ser irrelevante, mientras que Carazo sí ha aparecido en algunas de las fotos aprovechando su condición de consejera.

Por ello, a la ilusión que se ha generado en el seno de la formación a nivel local, hay que sumarle la inquietud que rodea al equipo del presidente provincial, consciente de que se juega su futuro de la mano de la misma mujer que puede asegurárselo. Lo que en todo caso se da por sentado en la estructura del PP es que las elecciones de mayo ahora sí parecen un escenario propicio para volver a la alcaldía de Granada. Una situación que parecía inviable en los últimos tiempos.

Aunque el PSOE estará fuerte y se prevé una lucha cerrada por hacerse con los concejales claves, en el Partido Popular confían en que el “voto de castigo” contra Pedro Sánchez acabe perjudicando a los socialistas de Granada y que no sumen “ni un solo voto más” que los que lograron en 2019. “Si el PSOE no alcanza los 11 concejales, el centro-derecha volverá a gobernar en la ciudad”, afirman fuentes del partido. Ahí estará la batalla y Carazo tratará de jugarla manteniendo el perfil tecnócrata que le ha llevado a ser una figura respetada por propios y ajenos.

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