Dos pináculos de la Catedral de Granada se desprenden a causa de los terremotos

Dos pináculos de la Catedral de Granada se han desprendido de la fachada principal del monumento este viernes como consecuencia del “enjambre sísmico” en el que está inmerso la ciudad y toda su área metropolitana. Los hechos han ocurrido al filo de las ocho de la tarde cuando se han desprendido sin previo aviso. Por fortuna, en ese momento no pasaba nadie por la zona y no hay que lamentar daños personales.

Fuentes del Arzobispado confirman a eldiario.es Andalucía que la hipótesis sobre la que trabajan es que los desprendimientos se han producido por culpa de los terremotos que llevan sucediendo desde el pasado sábado, varios de ellos de magnitudes superiores a los 4 mbLg, lo que está generando inquietud y cierta ansiedad entre los granadinos. Al parecer, fruto de los movimientos telúricos, los pináculos se han partido y uno de ellos ha acabado cayendo al suelo.

Los bomberos han acudido rápidamente para acordonar la zona y retirar los escombros que se han acumulado justo delante de la puerta principal de la Catedral. A su vez, los técnicos han empezado con los trabajos de revisión para asegurarse de que ninguna otra parte del histórico monumento esté dañado. El estudio detallado continuará durante todo el fin de semana para descartar que nuevos terremotos puedan provocar más desprendimientos en la fachada. De momento, una gran grúa permanece custodiando la fachada en la Plaza de las Pasiegas.

Una catedral del siglo XVI

La Catedral de Granada, además de ser la sede de la archidiócesis local y lugar de culto en los grandes eventos católicos de la ciudad, es uno de los monumentos más visitados junto a la Alhambra. Data del siglo XVI y fue construida por orden de Carlos I, hijo de Juana I de Castilla y nieto de los Reyes Católicos. De estilo renacentista, los primeros bocetos de la Catedral eran marcadamente góticos, pero la intervención de Diego de Siloé le dio la imagen que hoy tiene.

Como curiosidad, en un principio se proyectó la construcción de dos grandes torres que acabarían en forma de pico, pero problemas económicos y la muerte de Alonso Cano, autor de la fachada principal, frenaron tal ambición. Ambas estructuras iban a medir ochenta y un metros, lo que habría convertido a la Catedral en uno de los edificios más altos de Granada capital.