Con el incendio de Los Guájares ya extinguido, toca analizar qué ocurrió para que se calcinasen casi 5.200 hectáreas de terreno en la provincia de Granada. Partiendo de la base de que las llamas se propagaron rápidamente porque las condiciones climáticas fueron adversas, bomberos forestales del Plan Infoca, pertenecientes al sindicato mayoritario CGT, consideran que la “mala gestión del operativo” y la “falta de mantenimiento” fueron esenciales para que la catástrofe afectase a un perímetro de 150 kilómetros cuadrados y hasta a cinco localidades, incluyendo Los Guájares. Por suparte, la Junta de Andalucía achaca a la sequía y a la meteorología los motivos que explican la virulencia del incendio.
El fuego de Los Guájares, que se inició el pasado 8 de septiembre y que no se ha extinguido completamente hasta el día 5 de octubre, ha quemado 5.194,02 hectáreas de terreno, lo que ha dejado una estampa desoladora en buena parte de la montaña. Su envergadura ha sido tal que se sitúa como el cuarto mayor incendio que ha tenido lugar en la provincia de Granada, aunque con la mitad de hectáreas perdidas que el que asoló Sierra Bermeja en Málaga hace ahora un año y que le costó la vida a un bombero forestal. Sin embargo, la virulencia del fuego en tierras granadinas provocó escenas de pánico y obligó a confinar puntualmente algunos núcleos de población, al tiempo que el clima no dio tregua hasta el quinto día con un descenso de las temperaturas y ligeras precipitaciones.
Pero casi desde el primer momento la gestión de la extinción ha estado en el centro de la polémica. Fuentes de los propios bomberos, en declaraciones a este medio, advertían de que el terreno en el que se estaban propagando las llamas era de difícil acceso y que la dificultad para acceder a algunos puntos obligaba a utilizar medios aéreos que por la noche no podían operar. Sin embargo, desde CGT, el sindicato mayoritario del INFOCA, plantean también que la dirección de las operaciones y la falta de mantenimiento del terreno fueron dos razones de peso que empeoraron la evolución de las llamas. Fuentes del sindicato hablan de “gestión pésima” por parte de los diferentes mandos implicados.
“Esto unido a la falta total de mantenimiento de franjas cortafuegos, fajas auxiliares alrededor de los caminos y pistas forestal-agrícola; los cortafuegos no tienen ningún sentido si no son transitables por vehículos de extinción y si no se hacen tratamientos forestales en los montes públicos de ningún tipo (cortas, clareos o podas)”. Es decir, como el suelo que estaba ardiendo no estaba limpio, la propia suciedad del suelo se convirtió en gasolina para aumentar la potencia del incendio. Un panorama que por momentos hizo temer que el fuego llegase a ser incontrolable durante un amplio periodo de tiempo. No obstante, ocho días después de empezar, quedó controlado.
Problemas añadidos
A ese análisis de por qué las llamas de Los Guájares provocaron tanto daño, se le suman reivindicaciones históricas de los bomberos forestales andaluces. Desde hace años, lamentan que no hay plantilla disponible para todo el año, ya que las contrataciones se hacen principalmente durante el periodo de alto riesgo de incendios que se extiende durante todo el verano. Al no haber personal suficiente fuera de esta temporada, el mantenimiento del campo y el conocimiento del terreno se dificulta. De hecho, llega a ocurrir que hay bomberos que tienen que trabajar en incendios nada más ser contratados sin haber acumulado la experiencia suficiente. Por otra parte, tampoco hay trabajadores suficientes, afirman, lo que deja algunos retenes incompletos y expone a los profesionales.
“Estamos recibiendo los equipos de protección individual (EPIS) con cuentagotas, con botas que nos generan graves daños en los pies, vestuario barato y de muy baja calidad con tallajes incómodos y nada ergonómicos, con maquinaria ligera (motosierras y motodesbrozadoras) obsoleta con casi 20 años de uso”, explican fuentes de CGT. Al mismo tiempo, en materia laboral, denuncian que no cobran el complemento por antigüedad y padecen de varios problemas relacionados con la falta de un convenio colectivo que se está negociando ahora, pero que lleva obsoleto desde enero de 2021. “No tenemos coeficientes reductores de edad (personas con casi 60 años tienen que estar en primera línea de fuego), los avituallamientos no son apropiados para una labor tan exigente como es la extinción de un incendio y padecemos turnos de 14 horas en incendios que agotan a la gente hasta la extenuación”.
La meteorología “jugó siempre en contra”
Al respecto de todos estos problemas, desde la Consejería de Sostenibilidad, responsable del INFOCA, responden a las críticas de los bomberos forestales. Sobre lo ocurrido específicamente en el incendio de Los Guájares, argumentan que el terreno de “difícil acceso” puso en problemas “las operaciones terrestres y aéreas”. “La vegetación ha sufrido un gran estrés hídrico, con más de 40 días, la mitad del verano, afectada por olas de calor, lo que le ha impedido recuperar humedad durante los periodos nocturnos. Así, la disponibilidad del combustible ha sido absoluta”. Un análisis que comparten con los profesionales dedicados a la extinción de las llamas, añadiendo que la meteorología “jugó siempre en contra”.
Fuentes oficiales de la Consejería de Sostenibilidad califican de “deslealtad” el hecho de “cuestionar la gestión del incendio”. “No hay decisión sobre la extinción de una sola persona, se hace por consenso; en un incendio con tantos días intervienen varios directores, son varios los profesionales que han estado dando lo mejor de sí para acabar con él cuanto antes. O tenemos confianza en el INFOCA todos los días o dejamos de tenerla en todos los días”. En los trabajos para apagar las llamas han participado 3.208 personas; 110 vehículos pesados; 34 aviones de carga en tierra; 15 aviones anfibios; 12 aviones de coordinación; 67 helicópteros de transporte y extinción; 21 helicópteros pesados; y 8 helicópteros de control y mando.
Por eso, niegan que haya problemas con los medios, tal y como denuncian fuentes de CGT. Desde Sostenibilidad afirman que “se cumple el convenio colectivo” en este aspecto. Que los EPIS se reponen de acuerdo a este documento y que solo una “minoría de trabajadores” se ha quejado sobre las botas. “El vestuario tiene la calidad que exige el pliego de condiciones, si no fuera así, se devolvería. Todo lo que llega se prueba, y si no cumple, se devuelve. No se ha dado el caso de ninguna devolución, cumple las condiciones que se exigen”, sentencian. Insisten en que la inversión en el INFOCA es importante cada año, hasta el punto de que se utilizan 500.000 euros para la renovación paulatina de la maquinaria al año. Niegan que haya problemas a la hora de dar comidas porque esa labor corresponde a los hoteles que se asignan para cada incendio y en Sostenibilidad aseguran que se cumplen las horas estipuladas y que los coeficientes reductores dependen del Ministerio de Trabajo.