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La sensación de “maltrato” hace emerger al regionalismo en Granada frente al andalucismo de cara al 19J

Hablar de Granada como parte de Andalucía es mencionar una obviedad. O quizá no tanto. Si alguien pasea por la ciudad de la Alhambra, o por cualquiera de los rincones de la provincia, podrá encontrarse con vecinos que defiendan antes un sentimiento regionalista granadino que una visión andalucista de su tierra. No es un sentimiento nuevo, hasta el punto de que en eventos como la Toma de Granada de cada 2 de enero se pueden ver banderas granadinistas resaltando la independencia social y política de este territorio frente al andalucismo.

Pese a que Granada posee la capitalidad judicial de Andalucía con el Tribunal Superior de Justicia de la comunidad (TSJA), es habitual escuchar que existe un centralismo sevillano que acapara las inversiones y la política hasta el punto de distorsionar la realidad y la imagen que se tiene de Granada. Por eso, habrá una papeleta el próximo 19 de junio para que los granadinos puedan votar en las elecciones andaluzas por su regionalismo a través de Juntos por Granada. Una formación de reciente creación, pero que bebe de una plataforma que en 2017 se movilizó en defensa de la capitalidad judicial y que ahora ha aglutinado a sensibilidades de PSOE, PP, Vox o Ciudadanos bajo el mismo paraguas.

Y es que desde que Granada entró a formar parte de la comunidad autónoma de Andalucía, la controversia por esa inclusión ha ido de la mano de la historia de esta provincia. En 1980, en Granada no hubo tanto fervor andalucista. A diferencia de Córdoba o Sevilla donde más del 60% de los votantes apoyaron su pertenencia Andalucía, solo el 52% de los granadinos dieron su respaldo, con una abstención cercana al 38%. Aquello, para los movimientos regionalistas, es una de las principales pruebas de que Granada merece un estatus propio dentro de la comunidad autónoma o fuera de ella, atendiendo a razones históricas como la existencia del Reino de Granada (que aglutinaba a Granada, Málaga y Almería) que primero fue nazarí y después cristiano hasta 1833.

Mónica Contreras, politóloga por la Universidad de Granada (UGR), considera que el regionalismo granadino parte de la premisa de la importancia histórica de la provincia. “Granada es una capital de gran relevancia histórica para el conjunto del relato español, de la construcción de la nación española”, tal y como lo recuerda la propia Toma de Granada en 1492 con el fin de la conquista por parte de los Reyes Católicos de la que luego sería la España peninsular. Estima que se diferencia del andalucismo, al que considera también como “regionalismo andaluz”, en el hecho de que este se refiere a toda Andalucía, de Huelva a Almería, mientras que el regionalismo granadino está principalmente focalizado a los pies de Sierra Nevada. Si bien, “el andaluz puro conoce la dicotomía occidental-oriental, en líneas sociopolíticas generales es irrelevante”.

Existe pero “en cifras ridículas”

“El sentimentalismo hacia la región existe con fervor desde una forma de cariño hacia la tierra y es una cuestión de orgullo de pertenencia”. No obstante, Mónica Contreras entiende que esta visión localista no pretende separarse del concepto de España, como sí ocurre con otros sentimientos regionalistas análogos en el resto del estado: “Esta tierra siempre ha sido generosa y ha ayudado a construir la nación española como tal. ¿Cuántos catalanes, vascos o madrileños son hijos o nietos de andaluces?”. Por otro lado, la politóloga asume que la visión regional de Granada sigue presente porque existe el andalucismo, pero “en cifras ridículas si lo comparamos con otras comunidades autónomas”.

“Quizás con el tiempo se vuelva importante, pero hoy no lo es. Ganará las elecciones quien se envuelva en la bandera andaluza al puro estilo Delacroix sin renegar de España: Andalucía para sus pueblos, España y la Humanidad”, sentencia Contreras. Por otro lado, sobre la relación de proximidad que hay entre el regionalismo granadino y el nacionalismo español, la experta de la UGR estima que ambas sensibilidades se entienden porque son “parecidas” y muy contrarias al andalucismo, mucho más desligado de la visión de nación española. Hasta el punto de que el andalucismo modifica la letra del himno oficial de Andalucía para no decir “España” y sí “los pueblos”, tratando de reconocer las diferentes sensibilidades históricas que hay en el estado y que se relacionan con su idea de entender esta configuración geopolítica.

Frente al “centralismo” sevillano

Lo cierto es que el regionalismo granadino existe y que lejos de desaparecer, tiende a aumentar con colectivos sociales y partidos como Juntos por Granada. Esta formación, nacida de una plataforma que luchaba por mantener la capitalidad judicial de Andalucía en la ciudad de la Alhambra, tiene como líneas maestras poner a Granada con peso específico en el mapa de la comunidad autónoma y acabar con un agravio comparativo que consideran que existe. José Ángel Castro es el número 3 de la lista de este partido para las elecciones andaluzas del próximo 19 de junio y uno de los activos más importantes de la formación puesto que pese a su juventud (tiene apenas 25 años) forma parte de diferentes movimientos sociales y plataformas que buscan recuperar el regionalismo en una generación de jóvenes que no vivieron la formación de Andalucía como comunidad autónoma. Su visión regional de Granada parte de la misma premisa que la de Mónica Contreras: “Es un sentimiento”.

Castro dice que es algo que va en “auge”. “Hay dos ejes importantes a tener en cuenta. Por un lado, Granada siempre ha tenido una identidad y cultura propia, diferente a la andaluza y por otro, las políticas realizadas por los diferentes gobiernos autonómicos con nuestra tierra han hecho crecer la desafección hacia el proyecto autonómico andaluz”. El candidato de Juntos por Granada afirma que “Andalucía se ha desconectado de provincias como Almería, Jaén y Granada”. Además, “la ciudadanía tiene la sensación de que la provincia está siendo maltratada a nivel institucional desde hace varias décadas y la solución pasa por ejercer el derecho a la autonomía que posibilita la Constitución para que nuestra tierra avance”.

Volviendo a las votaciones del 28 de febrero de 1980 sobre proceso autonómico por Andalucía, José Ángel Castro recuerda que “las cuatro provincias en las que menor apoyo hubo al referéndum de acceso a la autonomía fueron Almería, Jaén, Granada y Málaga”. Cuatro zonas que, señala, “coinciden con el territorio histórico de Reino de Granada o Andalucía Oriental”. Algo que no parece haber cambiado en los últimos 40 años, a juicio del candidato de Juntos por Granada: “La mayor desafección a la autonomía sigue residiendo en provincias como Almería y Granada. Pocos son los granadinos que se atrevan a negar la existencia de un centralismo sevillano”. Un contexto en el que nace su formación política como “voto protesta” y para “poner por fin el acento granaíno en el Parlamento de Andalucía y defender los intereses de la provincia”. El regionalismo granadino se articula de esta forma frente a aquellos partidos que consideran que no hablan de Granada y que dependen de Sevilla o Madrid.

“Marketing político contra el rival”

Desde la visión andalucista que promueve la coalición de izquierdas Por Andalucía, el parlamentario andaluz Chus Fernández, oriundo de Huétor Vega (Granada), ve el regionalismo de Granada de un modo diferente. “El sentimiento granadinista es mucho más poético que realista”. Fernández asume que esta idea se basa “en un mantra que los partidos de derechas promueven con el eslogan de que Sevilla le roba a los granadinos”. El también candidato de Por Andalucía a las elecciones del próximo 19 de junio, cree que el regionalismo no obedece a un “criterio objetivo”. “Es verdad que Sevilla, con la Expo 92, tuvo una inyección económica sin precedentes, pero lo cierto es que tenemos en cuenta un dato muy importante y es que Granada es la provincia con más municipios de toda Andalucía y eso hace que haya mucha más inversión que otras zonas como Cádiz donde hay menos población”.

“Desde mi punto de vista esto obedece a un interés de marketing político para intentar sacar las vergüenzas al rival que gobierne la Junta de Andalucía”, estima Fernández. “Ya pasó en esta legislatura con el Parque de las Ciencias cuando se dijo que se robaba su gestión, cuando en realidad lo que hay que poner encima de la mesa es qué condiciones laborales tienen los trabajadores que están en estos entes instrumentales, no que si se roba o si se deja de robar el Parque de las Ciencias o la Alhambra”. Chus Fernández sostiene que estos debates están vacíos de contenido si no se va a un discurso de clase. “De esa forma se rompería el mantra de Sevilla nos roba”.

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