Javier Ruibal: “La política es un cúmulo de imperfecciones, unas sobre otras”

Javier Ruibal (El Puerto de Santa María, 1955) se mueve entre lo “dramático” del momento y el aire optimista de sus canciones. Más cómodo hablando de sus letras que de asuntos políticos o sociales, tampoco regatea los envites de la actualidad. Sabe que su música, aderezada con flamenco y múltiples influencias, también se fusiona irremediablemente con lo contemporáneo.

El compositor, guitarrista y cantante cruzará el fin de semana Andalucía de este a oeste para presentar su último disco, 'Quédate conmigo', en El Ejido (Almería), el sábado, y después en Sevilla, el domingo.

Su mirada optimista es necesaria en los tiempos actuales pero, ¿no se siente usted una especie en peligro de extinción?

La esperanza y el optimismo no están reñidos con la realidad. No podemos perder nuestro mundo interior y nuestra fuerza. Hay que ir administrando tus días, tus afectos, tus predilecciones...pero sin apartarse. Mi música habla de alivio y evasión sin perder la conciencia. Puede ser un buen revulsivo si uno quiere aliviarse de lo dramático de la situación. También puede servir para retomar fuerzas y no abandonarse.

¿Habría algún político a quien realmente le diría “quédate conmigo”?

Hombre, yo tengo la esperanza en que haya personas que, aunque no hayan tenido aún la posiblidad de ser referencia para los votantes, tienen capacidad para hacer las cosas bien. Actualmente, la política es un cúmulo de imperfecciones, unas sobre otras. Para mí, la persona que elegiría no será nunca el que se propugne como presidenciable.

¿Y entonces a quién votamos?

Yo creo más en lo asambleario, no en políticos que se eternizan en el “quítate tú para ponerme yo”. Me considero de izquierdas pero sin radicalismos. La izquierda deja tanto que desear que no me siento representado y sirven, igual que la derecha, al mundo financiero que tanto critican.

¿Cree entonces irremediable que lleguen a Valdevaqueros “los defensores del banquero, a matar el paraíso y a llenar esto de pisos”, como dice en su último disco?

Eso depende del sentido común de las altas instancias. Lo cierto es que todo no puede ser hormigonado. Y nosotros los gaditanos tenemos que reivindicar que esas barbaridades no se hagan más. Porque no nos faltan ejemplos para tener que haber escarmentado ya.

Pues también en “su” Cádiz se ha limitado la voz reivindicativa de los ciudadanos en los plenos municipales de la capital, ¿qué le parece?

Todo lo que sea poner esparadrapos en la boca a quien quiera decir algo es de un talante escasamente democrático. Si lo que no quiere la alcaldesa es no tener desórdenes en el Ayuntamiento, que analice bien por qué la gente tiene que verse obligada a acudir al pleno a protestar y a hacer oír su voz y a reclamar aquello que no se le atiende.

¿Alguna receta mágica “para que nunca falte, para que siempre sobre”?

Sólo con una varita, pero por desgracia no la tenemos. Cada uno tiene que ser su propio mago que a diario, desde su rincón, colabore con tesón en luchar contra la injusticia, por el respeto al que tiene desventajas sociales, en el entorno familiar...

¿Qué le pondría a la Junta y que le quitaría al Gobierno central?

A la Junta le diría que tuviera más sentido de la realidad. Creo que los líderes son una cosa y otra es la realidad. Se equivoca de arriba a abajo el que piensa que un liderazgo soluciona todo esto. Después de eso vienen los autoritarismos. En Andalucía también hay recortes y eso no debería ser así. En general diría que todos tienen que hacer un frente común.

Volvamos al vaso medio lleno... ¿qué le inspira para sus composiciones?

Dentro del amplio abanico de posibilidades, trato de hacer canciones que alivien la soledad mal llevada, que hagan una lectura del amor sin almibar, más profundo, menos codiciosa de la que se asocia normalmente al amor. Trato de abrir una brecha de optimismo en esto del vivir, que no deja de ser duro y adverso.