- El asesinato del periodista Khashoggi y la condena internacional salpican los contratos de España con Riad en Navantia en plenas elecciones andaluzas
La venta de armas de España a Arabia Saudí y el contrato millonario para que los astilleros de Cádiz construyan cinco corbetas ha desatado la primera contienda (y puede que la más dura) entre PSOE y Podemos a las puertas de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre. Se trata de un enfrentamiento que hace aflorar contradicciones de la izquierda; en este caso, la dificultad de combinar la defensa de los derechos humanos con los negocios con un país totalitario y millonario que aporta carga de trabajo para cuatro años a una de las zonas más empobrecidas de España.
Esa zona es la provincia de Cádiz, una de las plazas más disputadas por PSOE y la coalición Podemos-IU (Adelante Andalucía). Y no sólo en las próximas autonómicas, sino también en las municipales de mayo de 2019, puesto que el Ayuntamiento está gobernado por uno de los alcaldes insignes de la formación morada -José María González 'Kichi'-, gracias al apoyo del PSOE más crítico con Susana Díaz (el 40% de los socialistas gaditanos votó a Pedro Sánchez en las primarias por la dirección del partido). Cádiz es la provincia andaluza donde Podemos es más fuerte, y donde el PSOE está más débil.
La presión internacional sobre Arabia Saudí tras el asesinato del periodista Yamal Khashoggi en el consulado de Estambul ha colocado al Ejecutivo de Sánchez en el mismo dilema envenenado que hace dos meses provocó una crisis de Gobierno: España mantiene acuerdos comerciales con un país que, según las últimas investigaciones, ordenó descuartizar a un periodista crítico con el régimen de Riad en un consulado de Turquía. Uno de esos acuerdos es la venta de cinco corbetas al país saudí por valor de 1.800 millones de euros, que representa carga de trabajo directa e indirecta para 6.000 personas en la bahía de Cádiz. El astillero de Navantia en San Fernando (Cádiz) tiene previsto empezar el próximo mes de enero la construcción de esas cinco corbetas.
La resolución de este dilema se produce a menos de un mes del arranque de la campaña electoral en Andalucía, y la decisión de la canciller alemana, Angela Merkel, de bloquear la venta de armas a Arabia Saudí hasta que se esclarezca el asesinato de Khashoggi complica aún más el papel de España. A nivel internacional, porque los gobiernos alemán, francés y británico están marcando distancias con Riad; y a nivel interno, porque cualquier decisión que ponga en peligro los puestos de trabajo en la bahía de Cádiz puede desencadenar un incendio político y social en Andalucía a las puertas de las elecciones.
Aunque la decisión final corresponde a Pedro Sánchez, la resolución del conflicto mantiene en vilo a los dos partidos de Andalucía con una posición más comprometida en este asunto: PSOE y Podemos. El Gobierno central ya recibió hace dos meses la voz de alarma de Susana Díaz cuando la ministra de Defensa, Margarita Robles, anunció por sorpresa la suspensión del acuerdo de venta de las corbetas de Navantia a Arabia Saudí alegando razones humanitarias. El impacto laboral de esa decisión en Cádiz podía estallarle en la cara al Ejecutivo andaluz. En 48 horas, el presidente tomó conciencia de la situación y desautorizó a su ministra, devolviendo la tranquilidad a los trabajadores de astilleros y, por extensión, al PSOE andaluz.
Iglesias vs. Rodríguez
En el PSOE nacional no hay unidad de criterio sobre este asunto, hay voces a favor y en contra de mantener lazos comerciales con Riad, aunque este martes en el Congreso todos los socialistas han rechazado -junto a PP y Cs- paralizar la venta de armas a Arabia Saudí. Unidos Podemos ha votado a favor, pero su contradicción interna no es menor que para los socialistas. La formación de Pablo Iglesias defendió entonces -y defiende ahora- que se suspenda toda relación comercial con un país que vulnera los derechos humanos. Esta posición política, muy aplaudida por los suyos en Madrid, no la comparte al 100% la dirección andaluza de Teresa Rodríguez y el alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi', que defienden con muchos matices el mantenimiento de los contratos saudíes para los astilleros. Kichi habló del drama de tener que compaginar “el pito de las bombas” con el “derecho a que suene el pito de la olla en tu casa”.
El asesinato de Khashoggi y la condena internacional contra Riad ha vuelto a motivar que Unidos Podemos -además de ERC, PDeCAT y Compromis- pidan la suspensión de las exportaciones de armas a Arabia Saudí y a todos los países implicados en conflictos armados o que vulneren los derechos humanos. Sánchez anunciará su decisión este miércoles en el Congreso, aunque el PSOE federal ya ha aventurado que no respalda seguir los pasos de Alemania. Hay un debate acalorado en Madrid entre PSOE y Podemos -a la sazón socios del pacto de Presupuestos y la estabilidad política de la legislatura-, un debate que salpica por igual a sus formaciones en Andalucía, metidas ya de lleno en una larga campaña electoral.
Las contradicciones que genera en la izquierda este asunto no parece abrir contradicción alguna ni restar votos a los otros dos candidatos andaluces -PP y Cs- que apuestan sin ambages por mantener los vínculos comerciales con Riad. Sin embargo, PSOE y Podemos en Andalucía tratan de articular un complicado relato que compagine la defensa de los derechos humanos y la apuesta por contratos militares que generan trabajo en una de las zonas con más paro del país.
En las últimas 48 horas, tanto la dirección regional del PSOE como la de Adelante Andalucía han montado una especie de gabinete de crisis para saber cómo abordar esas contradicciones ante el público y los medios, cómo presentar un relato en el que el caso Khashoggi no les salpique a ellos, pero sí a su contrincante electoral.
El debate se concentra en Cádiz, la provincia donde más duro se prevé el enfrentamiento PSOE-Podemos el próximo 2D. Es donde la formación morada tiene más arraigo y donde los socialistas de Susana Díaz sufren más contestación interna. Ahora el PSOE tiene allí seis diputados y Podemos e IU lograron cuatro (3+1) por separado, pero aspiran a ganar uno o dos escaños más al concurrir juntos. Cádiz es una circunscripción pequeña, donde la confluencia tiene más opciones de recuperar los votos de la bolsa de restos. De hecho, los cálculos electorales de Rodríguez en Cádiz son tan prometedores que ha optado por encabezar la lista por otra provincia más discutida, como Málaga.
Las posiciones
Los socialistas andaluces, confiados con que Sánchez no volverá a poner en riesgo los contratos saudíes en Navantia, pretenden amortizar políticamente las contradicciones en el seno de Podemos entre Iglesias y Teresa Rodríguez y el alcalde de Cádiz. Uno de los puntos de su argumentario pasa por criticar que la formación morada cuestione los acuerdos comerciales de España con Arabia Saudí, pero no con Venezuela, “que también se salta los derechos humanos y donde hace unos días murió en extrañas circunstancias un opositor crítico con el Gobierno de Nicolás Maduro”, explican fuentes socialistas.
En Adelante Andalucía también han elaborado una respuesta boomerang, reprochando a los gobiernos de PSOE y PP en España que en 40 años no hayan dotado al Campo de Gibraltar y a la bahía de Cádiz de un plan de reindustrialización que ofrezca oportunidades de empleo alternativas a su gente.
Este martes, Rodríguez y el líder andaluz de IU, Antonio Maíllo, han comparecido con una nueva propuesta que parece integrar, por primera vez, la reclamación de sus líderes nacionales para que se suspenda la relación comercial con Arabia Saudí. La gaditana ha pedido que sea el Gobierno de España el que asuma la carga de trabajo de Navantia en caso de que no se pueda encajar con países que cumplan con la declaración de los derechos humanos. “Estamos cansadas de que a los trabajadores de la bahía de Cádiz se les someta al chantaje de elegir entre el empleo o los derechos humanos. PP y PSOE han arruinado Navantia, la han convertido en una empresa que sólo es viable a través de la lucha sindical de los trabajadores, y son cómplices a su vez de una política comercial que ha dejado al margen la normativa internacional en materia de derechos humanos”, dice Rodríguez.
La semana pasada, durante una entrevista con eldiario.es, Díaz evitó aclarar si el asunto Khashoggi le hizo reconsiderar la venta de armas a Riad. En su lugar, la presidenta expuso las “contradicciones” de Podemos. “Lo que no se puede ser es impecable en lo moral e implacable en la defensa del mantenimiento del empleo. Algunos han querido hacer compatible los pitos de las ollas y los pitos de las bombas. La verdad es que la bahía de Cádiz tiene derecho al mantenimiento del empleo, que es una responsabilidad colectiva. Lo de Podemos no ha tenido nombre: que Pablo Iglesias en Madrid diga una cosa y el alcalde de Cádiz, Kichi, diga otra aquí… eso no cabe”. Díaz defiende que su “unidad de medida” en este asunto es lo que defiende la ONU, “que no ha determinado que no se puedan vender corbetas o armas a Arabia” y mantiene su “respaldo” a los trabajadores del astillero.
España es el cuarto país en exportación de armas a Arabia Saudí, sólo por detrás de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, aunque en mucho menor medida que los anteriores. El porcentaje de ventas estadounidenses ronda el 61%, mientras que la de España representa el 2,4%.