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Microalgas a la fuga

Ignacio Moreno Garrido

Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (Cádiz) —

Soy científico y estudio las microalgas. Son microorganismos fotosintéticos eucariotas (excluyen, por tanto, las cianobacterias, que dejaron de considerarse auténticas algas al pasar alreino procariota) que pueden crecer de manera autotrófica o heterotrófica. Y lo más llamativo de ellas, desde mi punto de vista, es su enorme capacidad para retirar dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Son por lo tanto, una potentísima arma para luchar contra el cambio climático.

En mi equipo de investigación,en el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN/CSIC), llevamos años estudiando esto. Nuestro centro acoge la mayor colección de España de microalgas, con más de 300 cepas, tanto autóctonas como foráneas. Aparte del cambio climático, también se investigan otras aplicaciones, como la acuicultura o la farmacia, pero esto lo dejo para un post posterior de algunos de mis colegas investigadores.

Al grano voy: hemos desarrollado ensayos de toxicidad en los que poblaciones cultivadas de microalgas llamadas diatomeasbentónicas (como Cylindrotheca closterium,que es marina, o Nitzschia palea, que es de agua dulce) se exponen directamente a sedimentos potencialmente contaminados. Para poder discriminar sus poblaciones al microscopio sin que el sedimento nos impida ver las células, utilizamos un microscopio de fluorescencia. Gracias a él, la clorofila brilla en las células vivas y podemos distinguir las algas sin dificultad (figura 1-células de Nitzschia palea entre el sedimento, con microscopio de fluorescencia- y figura 2 -cultivo de células de la misma especie vistas al microscopio de fluorescencia-).

Pero estudios llevados a cabo sobre el comportamiento y la movilidad de la primera de estas algas (Apoya-Horton &Yin, 2006) demostraron que, en casos de estrés, las células, normalmente en posición horizontal, se agitan en posición vertical. Esto nos indujo a pensarque existe un mecanismo de fuga por parte de estas algas para desplazarse lejosde un ambiente estresante, ayudadas por las corrientes de marea.

Así, se ideó un experimento (figura 3) en el que se permitía a las microalgas fugarse con la corriente producida por motores de acuario y se comprobó que parte de la población, cuando esta se sometída a estrés hiposalino, huía.

Nunca se habían estudiado con anterioridad los procesos de “evitación” del estrés por parte de microalgas mediante la fuga. El trabajo, publicado en Plos One, abre, pues, una nueva perspectiva desde la que analizar los cambios poblacionales de microalgas bentónicas sometidas a estrés tóxico y sobre cómo pueden ayudar a la protección del medio ambiente.

Soy científico y estudio las microalgas. Son microorganismos fotosintéticos eucariotas (excluyen, por tanto, las cianobacterias, que dejaron de considerarse auténticas algas al pasar alreino procariota) que pueden crecer de manera autotrófica o heterotrófica. Y lo más llamativo de ellas, desde mi punto de vista, es su enorme capacidad para retirar dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Son por lo tanto, una potentísima arma para luchar contra el cambio climático.

En mi equipo de investigación,en el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN/CSIC), llevamos años estudiando esto. Nuestro centro acoge la mayor colección de España de microalgas, con más de 300 cepas, tanto autóctonas como foráneas. Aparte del cambio climático, también se investigan otras aplicaciones, como la acuicultura o la farmacia, pero esto lo dejo para un post posterior de algunos de mis colegas investigadores.