Alrumbo deja el listón alto para su próxima edición
Por Costa Ballena (Chipiona, Cádiz) ha pasado un festival. Miles de jóvenes toalla en mano disfrutan de la playa tras instalar sus tiendas de campaña con cierto anticipo en la zona habilitada. Este miércoles, los organizadores decidían de forma improvisada abrir el camping. “Fue de madrugada, a las dos o las tres de la mañana. Había tal cola que decidimos abrir para facilitar los accesos en los días siguientes y evitar las horas de sol que hubieran sido nefastas”, admite Javier González Quevedo, co-director de Alrumbo Festival, que cifra en unas 10.000 las personas que se anticiparon dos días a la apertura de puertas de la zona de acampada.
A la espera del balance oficial, la organización esperaba 50.000 asistentes diarios, 150.000 a lo largo de tres días. “Este martes ya había entre 15 o 20.000 personas en Chipiona”, dice González Quevedo. “Intentamos que todo esté controlado y que los imprevistos sean mínimos”. Lo que sí ha dado el festival ha sido empleo: un millar contratados por la propia empresa que organiza el festival y otros 1.000 contratos indirectos, en su mayoría trabajadores de la zona. Según los organizadores, el impacto económico del festival superó el año pasado los diez millones de euros. “Todos los años intentamos avisar a los comerciantes de lo que viene porque los supermercados se quedan vacíos”, aseguran. “En la anterior edición un conocido supermercado tuvo que cerrar anticipadamente porque se acabaron buena parte de las existencias”. Este año, como novedad, los organizadores han firmado un acuerdo con el Ayuntamiento para colaborar en las tareas de limpieza. “Desde ayer de madrugada hay cientos de chavales con petos para que no se acumulen basuras”, añade el co-director de Alrumbo.
El resumen ha sido un intenso fin de semana con cierto caos en ocasión. Sesenta actuaciones en total y de diferentes estilos musicales. Desde el rap hasta el indie, el flamenco o la música electrónica. Han tocado los ingleses The Prodigy o el joven dj neerlandés Martin Garrix; Vetusta Morla -que este año solo ofrece cinco conciertos en España-, Lori Meyers –solo cuatro conciertos programados en todo el año-o Macaco. Pero si por algo sacan pecho los organizadores es por haber logrado reunir de nuevo y en exclusiva para este festival al grupo de rap zaragozano Violadores del Verso. “Ha sido lo más difícil que hemos tenido que hacer en los siete años de festival”, reconoce Javier González. “Pero lo hemos conseguido. Hemos traído al grupo de rap más fuerte de este país, su único concierto este año y se han unido de nuevo por nosotros después de seis años separados. Quien quiera ver a Violadores del Verso tendrá que hacerlo aquí o en ningún otro sitio”.
Este año Alrumbo Festival cuenta con un presupuesto que puede ser la envidia de cualquier empresa andaluza, cuatro millones de euros para tres días de conciertos. “La clave del éxito es un compendio de circunstancias”, explicaba hace unos meses Rafael Benítez, co-director del festival, en una entrevista concedida a eldiario.es/andalucía. “Los organizadores somos gente que venimos de la música, que ofrecemos buen producto y que no hemos sido ni exigentes ni hemos tenido prisa por ganar dinero. Nuestro objetivo ha sido crear marca e introducirnos en el mercado”. Y lo han logrado. Antes de comenzar el Alrumbo de 2016 ya tenían cerradas algunas contrataciones para el año que viene. “Ha sido duro”, añade Javier González, “los primeros años estuvimos sin patrocinios, levantando el festival con las entradas, la venta en barra y mucho trabajo. Pero el año pasado dimos un salto de calidad y las marcas patrocinadoras se fueron acercando”.
Reconocen los organizadores que ese plus de calidad está reñido con entradas a precios populares, “traer grupos como los que traemos no es sostenible con entradas low cost”. Este año los precios de los abonos han rondado los cincuenta euros para una jornada, 80 euros por todos los días del festival. “Nuestra política ahora es ir creciendo poco a poco y hacer cada año mejor cartel. No buscamos ya atraer más gente, creemos que está bien. Lo que queremos es que la gente disfrute y que lo haga con mejores servicios”.
Sin embargo, a la espera del balance, Alrumbo sigue creciendo. Y queda pendiente para próximas citas cómo abordar este crecimiento para que no se convierta en un problema en vez de en un elemento de riqueza.