Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, paladines de la 'kinkidelia' sevillana: “El chauvinismo regionalista no es lo nuestro”
El pasado mes de abril, quienes pasaran junto a los cines de Callao tal vez pudieron reparar en una imagen gigante proyectada en la fachada. En ella podía verse al grupo sevillano Derby Motoreta’s Burrito Kachimba (DMBK) anunciando su nuevo disco, Hilo negro. Un trabajo que viene a confirmar los buenos augurios de su debut homónimo, y que supone un paso adelante en la concreción de un sonido propio, más allá de sus influencias más evidentes.
“Lo de la pantalla es parte de la apuesta de nuestra discográfica. Nos sentimos como C Tangana, pero en chiquitito”, comenta entre risas Gringo, guitarrista. “No pudimos verlo en persona, pero nos mandaron fotos y era impresionante. Tendríamos que haber cogido un AVE y habernos pasado la mañana dando vueltas por Callao, a ver si nos reconocían”.
El buen humor no falta en la propuesta de estos rockeros hispalenses, pero a la hora de hacer música la cosa se vuelve seria: “La verdad es que al principio no teníamos ni intención de hacer un disco. Teníamos cuatro temas montados, decidimos grabar dos y un videoclip, y ese era todo nuestro plan para 2018. Pero el sello Primavera se puso en contacto con nosotros y nos ofrecieron ir más allá”, afirma el músico.
“Una maravillosa locura”
“Ni de coña esperábamos la respuesta de la gente”, prosigue Gringo, quien define todo lo ocurrido desde entonces como “una maravillosa locura”. “El primero nos sirvió para romper esa membrana que nos separaba de la gente que escucha música y aún no nos conocía, pero Hilo negro tiene ya un claro planteamiento de disco, entre otras cosas gracias al confinamiento”.
En todo caso, son ya legión los adeptos a la kinkidelia, la peculiar filosofía y estilo de los DMBK. “En un mundo tan necesitado de etiquetas como el nuestro, nosotros, que estamos bastante colgados, decidimos etiquetarnos a nosotros mismos antes de que lo hicieran otros. Sobre todo queríamos evitar comparaciones en las que no nos sentíamos del todo cómodos, como rock andaluz o rock progresivo… Por ejemplo, que nos dijeran que éramos los continuadores del legado de Triana era algo inasumible, no podíamos entrar en el local de ensayo con esa responsabilidad en la cabeza. El tiempo pondrá todo en su sitio, pero lo de kinkidelia nos ayudó a descomprimir la cabina y a volar”.
Parte de esta fobia a las etiquetas tiene que ver con la propia naturaleza de los DMBK. Formado por músicos procedentes de numerosísimas bandas de la escena sevillana (Quentin Gas, Riverboy, Las Muñecas de la Calle Feria, The Milkyway Express, Tony Love…), aseguran estar abiertos a todo tipo de sonidos, “y en la furgoneta lo que escuchamos es el podcast de Ortega, por no escuchar música”, asegura Gringo sin reprimir la risa. “También tenemos una playlist en Spotify que llamamos ‘La Desquicioneta’, donde pueden oírse las cosas que nos ponemos en carretera”.
Imagen y sonido
En cuanto a la potente imagen del grupo, con ese toque retro y esos videoclips llenos de fantasía y atrevimiento, Gringo confirma que forman parte fundamental del proyecto. “Teníamos claro que no nos íbamos a quedar a medias, llevamos mucho tiempo en esto y hemos aprendido a palos. Sabemos que hoy no te puedes limitar a subir una canción a una plataforma y esperar a que la gente la escuche y te siga. Y tampoco se trata solo de tocar, hay que cuidar las redes, la imagen… Todo forma parte del concepto”.
Naturalmente, también el directo. Sobre todo, el directo: “Para nosotros es lo máximo, todo lo anterior está condensado en ese momento. De nada sirven las pintas o el trabajo de promoción si cuando subes al escenario no te comes aquello y haces que la sala se caiga. Esa es la premisa número uno de DMBK. Y como tenemos bastantes horas de vuelo y estamos sueltos con nuestros instrumentos, nos salen bien. Nuestro sueño es meternos en una furgo y no volver a casa en un año y medio”.
Sobre el toque genuinamente andaluz de su sonido, niegan que se trate de ninguna bandera reivindicativa. “Para nosotros es natural, incluimos las raíces de nuestra tierra como parte de lo que somos, igual que la música de Led Zeppelin, Beatles o Pink Floyd. Yo he estado en grupos en los que el flamenco no cabía en el local de ensayo, simplemente porque la música de raíz no entraba en el concepto, mientras que en este proyecto ha tenido cabida desde el principio”.
Chistes de andaluces
“Estamos con ese filósofo con aspecto de cómico que es Ignatius Farray cuando dice que todos los nacionalismos son de derechas. Las banderas, cuando sirven para separar o acotar terrenos, no nos interesan. Nos consideramos hombres de las praderas, como en el Manifiesto del Borde. Lo que tiene sentido es juntarnos, mirar al vecino y tenderle la mano si lo está pasando mal. El que quiera hacer chauvinismo patrio o regionalista, estupendo, pero no es nuestra liga. El nuestro es otro rollo. Creemos que lo mejor no es lo andaluz, sino el universo. ¡Somos hippies!”, ríe Gringo.
Todo ello sin perjuicio de que “el pueblo andaluz haya estado mucho tiempo emocional y culturalmente reprimido, y en otro tiempo también a nosotros nos molestaba que se hicieran chistes sobre andaluces. Ahora no creemos que haga falta, es mejor avanzar sin complejos y dejar que el tiempo ponga las cosas en su sitio”.
Ahora, los DMBK aseguran que todos los días “le ponemos una velita a la Virgen para que empecemos la gira con gente sentada y con mascarilla y la acabemos por todo lo alto, con aforos abiertos y la gente disfrutando de verdad. Nuestro show es bastante incendiario, nos lo pasamos entero echando palitos al fuego, y la gente pone cara de querer entrar al trapo y no quedarse quieta en una silla”.
Su sueño último, “cruzar el charco. En la agenda de 2020 estaba tocar en el Primavera de Los Ángeles pero no pudo ser. Ahora aspiramos a hacernos una rutita por México, Argentina, países donde tenemos un buen feedback. A ver si puede ser pronto”.
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