Leer a Mercedes de Pablos es, para quienes la conocen, algo muy parecido a estar con ella. En sus textos está el afán comunicador, el compromiso, la mirada analítica y la pasión que caracterizan a su autora. Lo reveló en su primer volumen de narrativa corta, 'Ajuste de cuentos', hizo lo propio en su incursión en la novela, 'Jonás, mapa para el buen traidor', y de nuevo vuelve a demostrarlo en una nueva entrega, 'El ángel de la paz y otros relatos', que acaba de ver la luz en el sello Espuela de Plata.
“El de los cuentos es el formato que más me gusta, aunque en España estén como malditos”, declara De Pablos. “Es curioso porque en Estados Unidos sucede al contrario, tienen un enorme prestigio, y unos artífices de altísimo nivel”. Los que conforman el libro recién publicado fueron acumulándose poco a poco, hasta conformar una colección digna de ver la luz de imprenta. “Mientras que la novela me la tomé como un trabajo, es en el género breve donde me siento más cómoda. Algunos tenían hasta dos años, a otros les di el empujón cuando acabó el confinamiento, pero decidí titularlo así porque 'El ángel de la paz' es el que tenía mayor enjundia y el que mejor podía tirar de los demás”.
"Ante una dictadura tan terrorífica como la que vivimos", prosigue la autora, "la tentación de la violencia es grande. Sobre todo si eres joven y puede más el corazón que la razón"
Como comentó el también escritor Fernando Repiso en la presentación del libro en Sevilla, de algún modo ese relato “es el retrato de una generación, y los que le siguen son la fotografía de esa generación 30 años después”. Una generación que creyó en la militancia y la utopía, aunque no siempre se pusiera de acuerdo en el camino para alcanzarla. “Quizá es una cuenta pendiente que tenía”, admite Mercedes de Pablos, quien no obstante subraya que no se trata de historias autobiográficas. “Tampoco quería escribir una batallita de la transición, sino trazar un perfil. Como asunto de fondo está la violencia, que me ha interesado siempre. Ya en Jonás hay un coqueteo con ella, con la idea de que hay puertas que parecen que solo se pueden abrir si las rompes, pero que al final dejan las manos heridas”.
“Ante una dictadura tan terrorífica como la que vivimos”, prosigue la autora, “la tentación de la violencia es grande. Sobre todo si eres joven y puede más el corazón que la razón. Cuando eres violentado, la violencia se vuelve atractiva, incluso llegó a tener su épica”.
La mosca de Pilar
Pero en el libro hay otras historias que escapan de esos recuerdos de añejas militancias. Como el homenaje a Luisa Carnés contenido en 'La Maleta', o el guiño a su amiga Pilar del Río titulado 'La Mosca'. “Pilar vive con una agenda endiablada, 24 horas al día y siete días por semana, pero de pronto se queda sola un día entero, como me sucede a mí. A veces, llegan las doce de la noche de un domingo y me doy cuenta de que no he hablado en todo el día. Un día nos telefoneamos y me confió que estaba de los nervios, porque tenía una mosca hijaputa volando alrededor… Y así surgió el cuento”.
El inolvidable compañero de Pilar, José Saramago, también asoma en estas páginas, esta vez con una relectura de 'El hombre duplicado'. “Es uno de mis libros favoritos, aunque no entra nunca en el canon de José, desplazado por libros más prestigiosos, como 'Ensayo sobre la ceguera'. Yo quería hacerlo en otra clave, desde algo que nos pasa a muchos: un día descubres que tienes lo que menos aguantabas de tu padre o de tu madre”, ríe.
Por otro lado, algún lector ha comentado que los hombres salen muy mal parados en estas narraciones. Ella lo niega: “Al menos no soy consciente, y por otro lado tampoco soy especialmente benevolente con las mujeres. Todo lo tomo de la realidad, de la propia experiencia o de cosas que me cuentan, aunque luego yo lo hermosee. Hace poco hablaba con Rodrigo Cortés, que ha escrito una novela que es puro Cunqueiro, en la que toda España está en guerra con Alicante. Me decía que había pensado que, como todo era inventado, no iba a tener que documentarse, pero eso es mentira: tienes que hacerlo siempre”.
Parejas abiertas
“El relato -agrega De Pablos- permite un ejercicio basado en el ritmo de la historia, porque es hijo de la literatura oral. Es lo más parecido a lo que llevamos haciendo desde que el mundo es mundo para entretenernos, para fascinarnos. Y como escritora, te permite trabajar muchas cosas, el ritmo, el pulso, la armonía”.
Entre unos argumentos y otros asoma, claro, el amor. Un tipo de relaciones que han cambiado mucho en las últimas décadas, pero según la escritora “no está tan claro que las generaciones más jóvenes que la mía sean más progresistas en este sentido. Fíjate, yo me casé en secreto, pero más que nada para que mis amigos no se enteraran, porque éramos los de la pareja abierta. ¿Funcionó? No, pero lo otro tampoco. Al final hay gente a la que le va bien en unos casos u otros”.
Sea como fuere, en los relatos de Mercedes de Pablos no hay conclusiones y mucho menos doctrina, sino más bien un deseo de enfrentar al lector con sus perplejidades. “A veces escribo para quitarme mi parte juzgadora. Pero también me he divertido mucho tratando de herir la vanidad de alguno de mis personajes”.
Lo que parece claro es que la literatura no es, ni mucho menos, un pasatiempo pasajero para esta periodista de largo recorrido, que fue directora de Canal Sur Radio y Andalucía Abierta Radio, entre otros empeños. Y ambas cosas, la escritura y el periodismo, están relacionadas con su insaciable curiosidad: “Yo viviría sentada en una silla, en una plaza, pegando la oreja. Pocas cosas me gustan tanto como escuchar conversaciones ajenas. Al final voy a ser la señora del visillo”, bromea. “A veces, en el metro, me dan ganas de preguntar al que habla en voz alta. Pero, por otra parte, hay algo muy goloso, que es reprimir ese deseo y fantasear”.