Licenciado en Filosofía y Letras, escritor, gestor cultural y colaborador habitual de prensa, el cordobés Rafael Jurado se dispone a inaugurar como director una nueva edición de la Feria del Libro de Sevilla, del 27 de octubre al 6 de noviembre próximos. El responsable de El Dispensario, una empresa con amplia experiencia en la organización de eventos literarios –entre ellos el Festival Internacional de Poesía Cosmopoética en 2014 y 2015–, propone como platos fuertes de este año la creación de un festival latinoamericano en el marco de la Feria, el Hispalit, así como la entrega del primer premio Almudena Grandes o la presencia de nombres como Brenda Navarro, Lorenzo Silva, Sara Mesa, Jorge Volpi, Marta Sanz, Sergio del Molino, Lara Moreno o Isaac Rosa, entre otros.
El lema de este año en la FLS es “libros que dejan huella”. Pero, ¿son esos libros los mismos para todos?
No, claro; la huella no depende solo del libro, depende del tipo de lector, de las expectativas antes de leerlo, del momento personal en el que nos encontremos… Aunque es cierto que hay grandes obras literarias que sí llegan a marcar a la gran mayoría de lectores que se acercan a ellas. Esas son las obras maestras, los libros que trascienden.
Como en otras ciudades, la Feria de Sevilla se pasó al otoño. ¿Se quedará ahí, o el tiempo y la nueva normalidad volverán a modificar el calendario de las ferias?
La apuesta de la Asociación Feria del Libro de Sevilla es por mantenerla en otoño. Las condiciones, empezando por la climatología, son mejores. Y las instituciones que apoyan el evento también lo ven con buenos ojos.
En general, se detecta una tendencia a la ‘festivalización’ de las ferias. ¿Es el caso de la de Sevilla? ¿El aspecto puramente comercial está quedando contrastado por una tendencia a convertir estos eventos en grandes citas culturales?
Nosotros pensamos que sí, que es necesario reforzar la vertiente comercial con una notable propuesta cultural. Y el formato de festival, integrado en la programación, es una apuesta clara para reivindicar la Feria de Sevilla como un importante foco cultural en el panorama de grandes eventos literarios en español.
Este año hay una apuesta por recuperar la dimensión iberoamericana de Sevilla. ¿Estaba olvidada?
No creo que sea tanto por cubrir un déficit en la ciudad, sino por tender un puente con las literaturas iberoamericanas, establecer un punto de encuentro entre autores de cara al futuro. Tenemos en el horizonte el centenario de la Exposición del 29 y hay que trabajar en ello desde ya.
¿Qué inercias en este tipo de eventos cree que toca superar? ¿Cómo lograr que las ferias del libro sean, plenamente, cosa del siglo XXI?
Es complicado, porque son formatos muy tradicionales. Y, como usted indica, hay unas inercias prefijadas desde hace tiempo: parece que los lectores esperan las ferias solo para asistir a presentaciones y firmas. Creo que esa “festivalización” de la que hemos hablado puede ayudar. También hay que actualizar la comunicación, los encuentros entre lectores y autores, buscar opciones para descentralizar y muchas cosas más. Aunque no se puede hacer todo de golpe.
Por otro lado, los economistas hablan de crisis a la vista. ¿En qué medida va a afectar al sector del libro?
El libro ha resistido bien las últimas crisis; mejor que otros sectores culturales. Pero es verdad que las perspectivas económicas no son buenas. Y lo que es peor, los medios de comunicación no dejan de recordarlo continuamente…
¿Qué citas de la FLS 2022 no se perdería Rafael Jurado por nada del mundo?
Para empezar, el Hispalit entero. Los autores y temas que vamos a tratar son de máximo interés. Y también presentaciones como las de Aixa de la Cruz, Felipe Benítez Reyes, el homenaje a Pasolini, los temas sevillanos del ciclo del CAL… Y, como soy padre, las actividades infantiles y familiares.
¿Y algo que haya querido realizar y no haya sido posible?
Algunas autoras y autores que tenía en mente. Pero como no han podido venir, guardaremos los nombres para otras ocasiones.
Además de más dinero, cosa que siempre se agradece en estos eventos, ¿qué pediría para la FLS en futuras ediciones?
Más que el dinero, yo diría el apoyo por parte de instituciones y entidades de la ciudad. Cuesta mucho trabajo conseguir respaldo de entidades que deberían contribuir a un evento principal de la ciudad y una de las ferias más importantes del país. Por poner un ejemplo, hay fundaciones locales que no es que no apoyen la feria, es que ni siquiera han respondido a la propuesta que les hemos lanzado. También la agilidad administrativa de las instituciones públicas, porque están para ayudar al desarrollo de estos eventos culturales, y en muchas ocasiones la maraña administrativa es un lastre
Acabamos como en el principio: el cartel de este año de José Luis Ágreda representa a una lectora tatuada. Por curiosidad, ¿qué frase u obra tiene Rafael Jurado marcada en la piel?
Permítame aclarar que Ágreda, que ha hecho una obra magnífica, un cartel espectacular, ha utilizado una figura que puede encarnar a un lector o una lectora. Y si tengo que escoger una obra, diría que El extranjero, de Albert Camus. Me impresionó la novela, el tema y la forma en que estaba escrita, pero también influyó el momento en que la leí: el verano en que debía decidir en qué carrera universitaria me iba a matricular. Fue una lectura impactante.