Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

ENTREVISTA
Sara Mesa: “Madres y abuelas han sacrificado sus vidas por cuidar a otros, pero no las convierte en admirables, sino en víctimas”

Sara Mesa

Isabel Perea

15 de febrero de 2023 20:48 h

7

“Su escritura es pura escultura, levanta capas y capas para buscar el nervio, la esencia”. Así es como el jurado del Premio Cálamo Extraordinario 2023 define a Sara Mesa. La autora acaba de ganar este galardón por su última novela, La Familia, que también acaba de ser nominada a los Premios ‘Todostuslibros’ para mejor libro de ficción y que se fallarán este jueves. Todo esto se suma a una larga lista de méritos y reconocimientos a su trabajo, entre ellos, la noticia de que la directora Isabel Coixet ha empezado a rodar la adaptación al cine de su novela Un amor, que estará protagonizada por la ganadora del Goya Laia Costa y Hovik Keuchkerian.

Sara Mesa nació en 1976 en Madrid, pero vive desde pequeña en Sevilla. La escritora ha publicado con la editorial Anagrama las novelas Cuatro por Cuatro (Finalista del Premio Herralde de Novela); Cicatriz (Premio El Ojo Crítico de Narrativa); Un incendio invisible (Premio Málaga de Novela); Cara de pan; Un amor (Premio Las Librerías Recomiendan); Mala letra; La Familia (Premio Cálamo Extraordinario) y el ensayo Silencio administrativo.

Como bien dice el título de su nuevo libro, Sara Mesa habla de la familia, institución que define inevitablemente nuestra vida e influye en el modo que tenemos de relacionarnos con el mundo y los demás.

¿Cree que en la actualidad sigue estando mitificada la figura de la madre?

Absolutamente.

¿Por qué al mínimo desliz ya se le asigna el título de “mala madre” y solo se elogia cuando se sacrifica por los demás?

Porque a las mujeres se nos niega el derecho a ser humanas, es decir, a ser imperfectas. Por otro lado, habría que reconsiderar esto del elogio al sacrificio, que no debería asimilarse con lo deseable. Muchas madres y abuelas han sacrificado sus vidas por cuidar a los otros, pero esto no las convierte en admirables, más bien en víctimas. Muchas lo hicieron porque no les quedaba otra, no por elección propia, lo que les ha traído también mucho dolor, frustración y rencor. Mira, yo tuve a mi hijo con 22 años, a esa edad no había casi empezado a tener mi propia vida; imagina la de cosas que he hecho por las que se me podría considerar mala madre. Y me equivoqué en muchas, por supuesto, pero cada vez estoy más convencida de que hice bien empeñándome en seguir creciendo y aprendiendo no solo pensando en mi hijo, sino también pensando en mí misma.

¿Solo critican esto los hombres o también las mujeres?

También las mujeres. Me produce perplejidad cómo muchas mujeres asumen el dogma romantizador de la maternidad, presentado ahora bajo otro disfraz, todo ese discurso de cómo ser madre te cambia por completo, te hace mejor, etc. ¿Qué pasa entonces con quiénes no son madres? ¿Su vida acaso es más pobre?

¿Esto está influido por las consecuencias de educar a través del miedo y la autoridad en las mujeres?

Esto está influido por la desigualdad de género. Si estamos ocupadas en ciertas cosas, estaremos calladitas ante otras.

¿Qué hace el feminismo ante esto?

Hay muchas formas de entender el feminismo, por supuesto, pero a pesar de lo que se dice, no hay tanta división en el movimiento como se nos pretende hacer creer. El feminismo es ya imparable, pero hace lo que puede, porque hay muchos obstáculos que superar.

¿Sigue siendo el padre una figura de autoridad?

Me temo que sí. Fijémonos en España en la asignación de apellidos a los hijos. Va primero el del padre. Me dirán que desde 1999 también puede ir el de la madre, pero ojo, solo si hay acuerdo, es decir, si el padre lo permite. Ante el desacuerdo, el del padre. Esto me parece demasiado simbólico como para tomarlo como anécdota. Lo mismo que el machismo de la institución monárquica, que aceptamos como lo más normal del mundo.

El tema de las imágenes de la mujer ya lo trataba en su novela Un amor. ¿Por qué está mal visto a ojos de la sociedad ser mujer y vivir sola?

No sería tan tajante en esta afirmación: depende del lugar, de la edad de la mujer y de otros muchos factores. No es lo mismo una mujer joven de una profesión liberal que viva en Barcelona que una mujer de cincuenta en un pueblo pequeño. Lo que sí está claro es que algunas tienen que poner el nombre inventado de un hombre en el buzón por su seguridad y esto es muy triste.

¿Tiene esta visión alguna relación con el mito del amor romántico con el que hemos crecido?

Por mucho que parezca que las cosas han cambiado, la idea todavía predominante tanto para hombres como para mujeres es que se alcanza la plenitud en pareja, a poder ser monógama y para toda la vida. Estar solo, vivir solo, se sigue considerando un fracaso.

En su trabajo Silencio administrativo trataba, entre otras cosas, las trabas burocráticas ¿Sufren más las mujeres las dificultades burocráticas para acceder a las ayudas del sistema?

La burocracia presume de ser un sistema justo de garantías procedimentales e igualdad de oportunidades, lo cual suena muy bien pero es mentira, porque la burocracia trabaja sobre lo ya existente sin cuestionarlo, se ajusta a la realidad desigual e imperfecta hasta el punto de que, en algunos casos, perpetúa y consolida estas desigualdades e imperfecciones. Esto es válido tanto para las desigualdades de género como para las de clase.

¿Son/somos más a menudo víctimas de la precariedad?

Lo mismo que acabo de exponer sobre la burocracia vale para el mercado de trabajo. En el plano teórico no hay desigualdades, ninguna empresa expone explícitamente que las mujeres que contraten cobrarán menos o tendrán peores condiciones que los hombres. Pero el mercado laboral se nutre de las condiciones circundantes de desigualdad, así que, si se tienen en cuenta los grandes números, las mujeres tenemos los puestos peor remunerados y socialmente menos valorados. Esto no lo digo yo, lo dicen las estadísticas del INE, donde se ve cómo el salario mínimo lo cobran predominantemente las mujeres y los sueldos más altos los hombres.

Ni digo que yo sea mejor, lo que digo es que tengo el mismo derecho que ellos a hacer el ridículo y equivocarme

El 11 de febrero se ha celebrado el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, ¿por qué cree que se intenta fomentar más estas profesiones que la de escritora, por ejemplo?

No tengo datos para saber si se fomenta más o no, pero sé que la mujer en la ciencia está muy discriminada.

¿Qué le diría a una futura mujer escritora?

Que no permita que le acoten los temas sobre los que quiera escribir.

¿Ha sufrido el síndrome de la impostora? ¿Qué le ayuda en esta situación?

Sí, lo he sufrido y cuando no, alguien se ha encargado de recordármelo. He escuchado de compañeros escritores hombres, supuestamente inteligentes, cosas del tipo “verás como ganas tal premio, porque ahora lo que se lleva es dárselo a una mujer” y quedarse tan panchos, sin darse cuenta del insulto de fondo que hay tras eso. Luego, si el premio lo gana un hombre, ya se interpreta de otro modo. Cuando empecé me sentía insegura en muchos ámbitos, pensaba que no estaría a la altura, etc. Pero la edad, además de canas, da experiencia. He visto a tantos hombres equivocarse y hacer el ridículo con tanta pomposidad y seguridad en sí mismos que ya estoy curada de espanto. Ni digo que yo sea mejor, lo que digo es que tengo el mismo derecho que ellos a hacer el ridículo y equivocarme.

¿Qué lecturas de escritoras españolas contemporáneas recomienda?

Cualquier cosa que escriban o hayan escrito Cristina Morales, Pilar Adón, Marta Sanz, Esther García Llovet, Sabina Urraca, Bárbara Blasco, Cristina Fernández Cubas, Laura Fernández o Ángela Segovia, por decir varias de distintas generaciones.

Etiquetas
stats