“Señoritas” andaluzas que rompieron el molde: así eran las primeras moradoras de la Residencia de Estudiantes
“Vienen de hogares que tienen como modelo salas que solo se abren cuando viene una visita de cumplido; comedores donde no se come, con aparadores de caoba tallada, con plata regalada en la boda, que nunca se usa más que en algún cumpleaños o funeral (...) Aquí encuentran alegres cortinas de cretona que se corren para que entre la luz del sol (...) estanterías con libros que se leen (....) cuadros que reproducen obras famosas vistas en el Museo del Prado”.
Hace poco más de cien años, así se veían las primeras mujeres que empezaban estudios superiores en España y que habían decidido dar un paso importante desde un hogar en blanco y negro a las ventanas abiertas de la investigación y la universidad. Eran jóvenes mentes moradoras de la Residencia de Estudiantes, el primer centro oficial creado en nuestro país para fomentar la educación superior de la mujer que, desde 1915, supuso un gran avance en la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Sólo cinco años antes se había levantado en España la restricción para que las mujeres pudieran ingresar oficialmente en todos los niveles de la educación.
El extracto del arranque de este texto, de la entonces residente Carmen de Zulueta, pertenece al estudio de la catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Huelva Encarnación Lemus Llegar a la Universidad y a la gran ciudad “en femenino”, publicado por el Centro de Estudios Andaluces, que rescata la historia de las jóvenes andaluzas que pasaron por aquellla Residencia de Señoritas entre 1915 y 1936, una rompedora apuesta por la educación femenina para la época cuando la presencia de mujeres en las aulas universitarias españolas era aún muy minoritaria.
La autora del estudio ha participado este miércoles en la inauguración de la exposición itinerante 'Mujeres en vanguardia. La Residencia de Señoritas en su centenario (1915-1936)', que también ha contado en su apertura con el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, la directora de la Residencia de Estudiantes, Alicia Gómez-Navarro, y la directora del Centro de Estudios Andaluces, Mercedes de Pablos. La muestra, organizada por la Residencia de Estudiantes y Acción Cultural Española, puede verse en el Museo de la Autonomía de Andalucía desde este miércoles 4 de octubre hasta el próximo 18 de noviembre.
Lemus explica a eldiario.es Andalucía que el ingreso progresivo de mujeres en la institución análoga a la Residencia de Estudiantes supuso, bajo el objetivo de incorporar a la mujer a los estudios superiores, “un gran acierto” que principalmente serviría de “estímulo” para que “las llamadas chicas de provincias tuvieran un lugar muy digno donde residir y estudiar en Madrid”.
Minoritaria al principio, el boca a boca hizo crecer la demanda para entrar en la Residencia de Señoritas y su éxito corrió “como un reguero de pólvora”. “Así, también creció el afán de las mujeres por adquirir cuotas de participación social que, hasta entonces, no tenían”, recuerda la catedrática.
Fueron un total de 114 mujeres, según la investigación de Encarnación Lemus, entre ellas quizá la más conocida la malagueña Victoria Kent (una de las mujeres más destacadas del siglo XX, de las primeras en ser colegiada como abogada, primera en participar como tal en un consejo de guerra y primera en ocupar un cargo político al asumir la Dirección General de Prisiones) o científicas como la sevillana Cecilia García de la Cosa, guiadas entre otras profesoras por María Zambrano o María de Maeztu. La Residencia de Señoritas era el nombre coloquial que recibió el grupo femenino de la Residencia de Estudiantes, creado por la Junta para Ampliación de Estudios y cuya vida se alargó durante 21 años.
Otras residentes andaluzas destacadas fueron la malagueña Cándida Cadenas Campos, y dos cordobesas de Bujalance: Silveria Zurita y Mariana Castro. Otras dos jóvenes, Concepción Barrero y Aurelia Mercedes García-Andoin, sin ser oriundas de Andalucía, desempeñarían sus profesiones en nuestra región, recuerda Lemus. La primera, natural de Almendralejo, fue maestra en Sevilla, mientras que la segunda, de Bilbao, acabó dando clases en la Normal de Jaén. Zenobia Camprubí, Gabriela Mistral, Victoria Ocampo, María Martínez Sierra, Clara Campoamor, María Montessori o Concha Méndez también participaron en las actividades de esta residencia femenina.
En la exposición del Centro de Estudios Andaluces se puede observar una selección de libros, documentos y fotografías realizada por las comisarias Almudena de la Cueva y Margarita Márquez. La Residencia pasó de ocupar la pequeña villa en la que se inauguró en la madrileña calle de Fortuny, con capacidad para 30 estudiantes, a tener doce edificios con cabida para cerca de 300. También consiguió que de sus aulas saliera un grupo excepcional de mujeres altamente cualificadas, gracias a las que el modelo social tradicionalmente asociado a la condición femenina empezó a experimentar una auténtica transformación, según explican desde la organización de la exposición.
La Residencia de Señoritas fue un espacio para un aprendizaje no solo académico sino “el aprendizaje de un modo de pensar y actuar liberal e independiente”, dice Lemus. Ddesde el comienzo, fue más que un centro de alojamiento ya que se impartían cursos de arte, dibujo, cultura general, música, economía, contabilidad, etc... También fue cobrando gran prestigio la formación especializada en inglés, alemán y francés, así como en biblioteconomía, pedagogía y filosofía y química.
Según consta en los registros consultados en el Archivo de la Secretaría de la Residencia que custodia la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, un un 10% de las estudiantes que pasaron por la Residencia de Señoritas provenían de Andalucía, superior al ranking que por niveles de alfabetización femenino le hubiera correspondido a esta región, pero inferior a la presencia de las jóvenes procedentes del País Vasco, Asturias y la actual Castilla-León, desde donde llegaron más residentes.
Málaga es la capital andaluza con mayor número de estudiantes, 27, hecho que se explica por el peso del primer director de la Residencia de Estudiantes, el malagueño Alberto Jiménez Fraud, y por la directora de la Escuela Normal de Maestras, Suceso Luengo, destacada feminista cercana a la directora y fundadora de la Residencia, María de Maetzu, que atrajo a estudiantes malagueñas, entre ellas, la citada Victoria Kent, que tendría bajo su cargo el cuidado de la primera biblioteca de la Residencia. La también malagueña María Díez de Oñate llegaría a dirigir uno de cuatro grupos en los que estaba dividida la Residencia durante la etapa republicana, cuando alcanza su madurez con casi 300 estudiantes.
Sevilla destaca con el segundo grupo más numeroso, 25 estudiantes, seguida de Córdoba con 16, Huelva con 15, Almería y Jaén con 9, Granada con 7 y Cádiz con 6. A través de la lectura de sus cartas -más de un millar-, escritas por sus padres a María de Maetzu, por las propias estudiantes a sus familias o a otras compañeras en periodos de vacaciones, Lemus consigue saber también de dónde venían, qué estudiaron y si llegaron a desarrollar una carrera profesional.
Al abrir en 1915, la Residencia de Señoritas aceptaba jóvenes que estudiaran en distintos centros de enseñanza -la Escuela Superior de Magisterio, la Escuela de Música- o incluso que solo quisieran mejorar su cultura general, pero siempre se tuvo claro el objetivo de orientar a las chicas hacia un alto campo de miras y de estímulo intelectual y preferentemente a la Universidad.
Resulta clave la promoción que hicieron algunas figuras vinculadas a la Institución Libre de Enseñanza, como el notario Juan Díaz del Moral, persona cercana a María de Maetzu, destinado en Bujalance y amigo de Pedro de Castro, padre de la residente Mariana de Castro, de lo cual se denota el número de residentes procedentes de esta pequeña localidad cordobesa.
De la lectura de las cartas de las residentes se conoce que muchas alumnas andaluzas pedían realizar trabajos en el centro a cambio de poder reducir el coste de sus estancias o que solicitaron becas a la Junta de Ampliación de Estudios gestionada por Zenobia Camprubí, mujer de Juan Ramón Jiménez.
Realizar tareas de gobierno y atención de los pabellones, de gestión de la biblioteca, secretaría, contabilidad, jardinería, etc., puede ser considerado, según Lemus, como influencia de los colleges norteamericanos, principalmente del International Institute for Girls in Spain, el centro norteamericano vecino con el que se fusionó espacial e institucionalmente logrando un fructífero acuerdo de intercambio: desde 1919 las norteamericanas que quisieran venir a estudiar español se alojaban y recibían clases en la Residencia y en el Centro de Estudios Históricos de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) y, como contrapartida, diversos colleges femeninos ofertaron becas para que las jóvenes españolas pudieran estudiar allí. La malagueña Cándida Cadenas Campos fue una de las primeras becadas en EEUU fruto de los intercambios con los colleges norteamericanos que promovió la institución; y Rosa Herrera Montenegro, natural de Jerez, licenciada en Farmacia y en Ciencias, perfeccionó sus estudios como becaria de la JAE en Suiza.
Esta colaboración supuso un éxito sin precedentes y repercutió en la aparición de la primera generación de mujeres científicas españolas, entre las que destacaron andaluzas como la ya citada Rosa Herrera Montenegro, que llegó a dirigir el prestigioso Laboratorio de la Residencia -Laboratorio Foster-; la sevillana Cecilia García de la Cosa, primera mujer médico en ingresar la Marina Mercante; la almerienses Jimena Quirós Fernández de Tello, oceanógrafa, e Isabel Gómez de Molina, doctora y especialista en psiquiatría infantil; la onubense María García Escalera, ginecóloga y una de las primeras mujeres médicas que abren consulta y que llegó a ser inspectora de sanidad; o Francisca Medina Verdeja, primera malagueña licenciada en medicina.
Del total de 114 alumnas registradas, Lemus llega a conocer los estudios cursados por 83, es decir, el 73% del total: 16 estuvieron relacionadas con Magisterio, preparación de Oposiciones de Magisterio, Acceso a la Escuela Superior o a los cursos de la Escuela Superior; 13 se decantaron por el campo de Filosofía y Letras, en las variantes de Historia, Filosofía, Filología y Biblioteconomía; el mismo número que las que hicieron Farmacia; Ciencias cursaron siete; Medicina, seis; y Piano, tres. Derecho fue más minoritario, en el caso de Andalucía solo lo cursaron la pionera Victoria Kent y Nieves López Pastor, esta última natural de Cabra, Córdoba.