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Ludovico Einaudi, pianista y compositor: “Figurar en un cartel junto a grandes artistas del rock es un honor para mí”

Ludovico Einaudi

Alejandro Luque

22 de septiembre de 2022 20:48 h

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Ludovico Einaudi (Turín, 1955) atiende por videoconferencia a elDiario.es en un salón en donde asoman varios instrumentos musicales. El pianista y compositor italiano, que tiene ya todas las entradas vendidas para su concierto en la Plaza de España de Sevilla del próximo 25 de septiembre, en el marco del festival Icónica, y se muestra expectante ante la cita: “Es mi primera vez, no he estado nunca en Sevilla –comenta– Estoy muy contento por ir a tocar, pero también por conocer la ciudad. He visto fotos de la plaza y me parece bellísima”.

Nieto del presidente de la República italiana Luigi Einaudi, e hijo del legendario editor Giulio Einaudi, el músico compartirá créditos en la cita sevillana con propuestas tan distintas entre sí como Deep Purple, Patty Smith, C. Tangana, 50 Cent, Boy George o Izal. Una promiscuidad sonora a la que, asegura, está más que acostumbrado, pues en otras ocasiones ha compartido cartel con gente como Oasis, Placebo o Franz Ferdinand. “Es bonito formar parte de carteles con tantas cosas diversas, me encanta estar con grandes artistas, incluso de rock, para mí es un honor, porque son grandes nombres. No hago diferencia entre una música y otra música, todo es un único mundo con distintas facetas”, afirma.

Einaudi llega a la capital hispalense con nuevo disco bajo el brazo, Underwater, su primer álbum para solo piano en 20 años. En su gira de presentación le acompaña en escena un exquisito trío de músicos integrado por Federico Mecozzi (violín), Redi Hasa (violoncello), Francesco Arcuri (electrónica y percusión). Su eclecticismo hace muy difícil etiquetar su música, e incluso a él mismo le cuesta definirse: “Alguna vez he pensado eso ¿cuál será mi etiqueta? A veces me dicen minimalista, pero yo creo que en estos momentos mi música es más bien fluid”, dice.

Componer para la pantalla

Aunque lleva trabajando décadas para el cine y la televisión, en los últimos años ha destacado en esta faceta con éxitos como Intocable, The Father o Nomadland, pero, ¿es tan diferente escribir para el propio repertorio que hacerlo para la pantalla? El músico sonríe:Es un poco distinto, quizá. Ahora, por ejemplo, estoy trabajando en una película que aún no se ha montado, tengo las ideas en mi cabeza… Claramente, hay varias formas de hacer la música para un filme: uno puede hacer un tema sin haber visto nada y que luego sirva como base para el montaje; luego hay quien te pide que te adaptes tú al montaje y encuentres un sentido musical al ritmo que te viene impuesto. Pero yo fundamentalmente trato de meter el mismo contenido, el mismo enfoque, el mismo espíritu cuando escribo música para una película que cuando escribo para mis discos”.

Cuando se le pregunta si tiene algún título preferido en su filmografía, se resiste a quedarse con uno solo: “Hay filmes que han usado mi música y que han tenido mucho éxito, pero la partitura ya estaba escrita previamente, como ocurrió con Intocable o Nomadland. Y luego estoy muy satisfecho de haber trabajado directamente como compositor, como en The Father, con Anthony Hopkins, y en un bellísimo proyecto para la televisión inglesa sobre Doctor Zhivago, complejo, difícil, porque me enfrentaba a una banda sonora del pasado”.

El hecho de que su país, Italia, haya tenido compositores tan destacados como Enio Morricone, Nino Rota o él mismo no le invita a creer que allí se respete la música de cine más que en otros lugares. “No me lo parece, en el sentido de que la música viene vista siempre con una idea de servicio. Al músico se le llama siempre el último en Italia, a última hora. Creo que en los tiempos de Morricone con Sergio Leone, o incluso de Fellini y Nino Rota, tenían otra forma de pensar, de comprender que la música, muy a menudo, da una profundidad al filme que de otro modo éste no tendría. Los directores deberían darse cuenta de que la música puede prestar un gran servicio a sus trabajos, pero no siempre lo hacen”.

'Save Italy'

Por otro lado, Ludovico Einaudi compuso para Greenpeace la pieza titulada Elegy for the Artic para su campaña de protección del Ártico. Tal vez, comenta, la música no pueda salvar el mundo, pero “sí creo que se puede sensibilizar al mundo con un poema. La música, el arte, pueden crear un pensamiento, una sugestión poética que invite a reflexionar sobre un tema, mejor incluso que un discurso. Greenpeace quería hacer una visión poética del Ártico, que tocara cuerdas emotivas, y me parece que lo conseguimos”.

¿Y a Italia, la siempre convulsa Italia, podrá salvarla la música? Einaudi ríe. “Depende de qué. Son tantas cosas que ahora tenemos que salvar, a nivel político, que… Bueno, yo estoy muy desconcertado con la situación. Alguien debería hacer una campaña Save Italy, y yo compondría una Elegy for my country”.

“Lo que no me veo –agrega– es componiendo para una campaña política. No lo sé, más allá el mensaje es que no comprendo qué sucede. Hace poco iba todo bien, no sé por qué han ocurrido todos estos cambios recientes. No me reconozco en ningún político, me da la impresión de que estamos de nuevo en el habitual carromato de promesas, de mentiras. Es un mundo que no me pertenece, tengo sobre él una posición de alejamiento, de disgusto”.

Para terminar con un tema más amable, elDiario.es le pide que comparta con los lectores qué música escucha actualmente, qué listas de reproducción lleva en el coche o en su teléfono. “Un montón de cosas diferentes, son tantas…”, dice consultando su celular. “Cosas contemporáneas, de los años 50 y 60, música clásica, y también temas de Aretha Franklin a Bruce Springsteen, Bob Dylan, Curtis Mayfield, Radiohead, Wilson Pickett, Ibrahim Maalouf, Philip Glass… Es una lista muy libre, que incluye cosas que me descubren mis hijos”.

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