- La gran exposición inaugural presta un especial protagonismo a la mujer, algo inédito en un museo arqueológico
Más de veinte siglos después de que los romanos acabasen con los últimos pueblos íberos que habitaron, durante la Edad del Hierro, el sur, levante y nordeste de la Península Ibérica y parte del sudeste de la actual Francia, abre sus puertas el Museo Ibero de Jaén, único del mundo dedicado en exclusivo a esta cultura.
Lo hace para mostrar historias, sobre la riqueza, ritos, forma de vivir y de morir, y la escritura, aún un secreto sin descifrar, de los íberos. Han sido casi dos décadas de lucha para que el proyecto fuese una realidad con periodos de discrepancias, avances y retrocesos, incluso de cambios en su diseño.
Hoy, 11 de diciembre, es la fecha elegida para que abra sus puertas con una exposición temporal 'La dama, el príncipe, el héroe y la diosa'. 'La dama, el príncipe, el héroe y la diosa' Y a partir de mañana podrá verlo todo el público en general, además desde el 13 de diciembre comenzarán las visitas guiadas.
La exposición recoge en una gran sala casi 300 piezas llegadas desde ocho instituciones, seis de ellas museos, entre los que se encuentra el Museo de Jaén, Museo Arqueológico de Sevilla, el Museo Arqueológico de Córdoba, Museo Municipal de Baza (Granada), Museo Histórico Municipal de Baena (Córdoba), Conjunto Arqueológico de Cástulo (Linares, Jaén), la Fundación Rodríguez Acosta y el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica. Las piezas que se pueden ver fueron encontradas a los largo de los años en más de 20 yacimientos, de localidades de Jaén, Cordoba, Granada y Málaga.
Esta gran exposición presta un especial protagonismo a la mujer, algo inédito en un museo arqueológico.protagonismo a la mujer Y hace un recorrido por la cultura íbera a través de sus cuatro personajes prototípicos: el príncipe, el héroe, la dama y la diosa
Según Manuel Molinos, director del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica y comisario de la exposición junto a Arturo Ruiz, el nombre surge de la excavación realizada en el paraje de Piquía (Arjona, Jaén), donde en una tumba principesca se encontraron cuatro cráteras griegas en las que aparecían juntos estos cuatro elementos “extraordinarios” del mundo ibérico.
La cultura íbera era aristocrática, en ella jugaba un papel de gran importancia el príncipe, que tenía como objetivo de vida convertirse en un héroe. El papel de la dama, la mujer, era también muy importante, fundamental como garante del propio linaje y por otro lado la diosa. De hecho, según Molinos, no se conocen los dioses masculinos, solo los femeninos. Lo cual es un elemento muy diferenciador respecto al resto de culturas. “Creo que lo que más va a sorprender de esta exposición es que este mundo cuenta historias fundamentadas en la investigación arqueológica”, asegura el arqueólogo.
Un edificio con historia
El nuevo museo, concebido como espacio expositivo y de investigación, cuenta con una superficie construida de 11.152 metros cuadrados. Un edificio, construido por la Junta de Andalucía con una inversión de más de 27 millones de euros, en el solar de la antigua prisión provincial.
Los terrenos, una huerta en sus inicios, fueron comprados en 1927 por la Diputación Provincial de Jaén al Ayuntamiento de la ciudad para ser cedidos al Estado y que éste construyera la prisión. Esa huerta, situada entonces a las afueras de la capital jiennense, se convirtió en un lugar que vivió un episodio especial en los primeros años de la postguerra, al acoger a miles de presos no solo de la provincia sino también de Sevilla, Granada y Córdoba, llegándose a registrar alrededor de 4.000 reclusos donde la capacidad no llegaba a cien.
En los años noventa del pasado siglo el edificio quedó abandonado al construirse la nueva prisión provincial y fue entonces cuando se empezó a pensar en el nuevo uso de un terreno codiciado al situarse ahora en la nueva zona centro de la ciudad de Jaén.
En esta época tiene lugar un hecho histórico en el conocimiento de la cultura íbera. En noviembre de 1997 se inaugura en París (Francia), Barcelona y Bonn (Alemania) la exposición “Los íberos. Príncipes de Occidente”. Un acontecimiento internacional fruto de la colaboración de los tres países. Por primera vez se mostraba la cultura ibérica a un público internacional, mediante una exposición sin precedentes, por la calidad y número de piezas exhibidas (350) y por el largo proceso de cooperación científica previo.
Además, en pleno proceso de unificación europea, se ponía de manifiesto la riqueza y variedad de las raíces culturales de Europa. Más de medio millón de personas, pudieron visitar esa exposición que marcó además un punto de inflexión en cuanto al estudio y difusión de esta cultura. Las imágenes utilizadas en carteles y portada del catálogo de la exposición mostraron la importancia de la cultura ibérica en la provincia de Jaén, al utilizarse la cabeza del guerrero del Cerrillo Blanco (Porcuna) y el lobo de El Pajarillo (Huelma).
En esos días se gestó la Asociación Amigos de los Íberos,Asociación Amigos de los Íberos, una plataforma ciudadana que ha luchado, con su presidenta Pilar Palazón a la cabeza, durante casi veinte años porque Jaén tuviera un lugar donde, no solo poder ver, sino dar a conocer la cultura íbera, y que ese lugar fuese el de la antigua prisión provincial.
La idea parte en 1998
Lejos parecen haber quedado los hitos vividos hasta llegar al día de hoy. A principios de 1998 el entonces presidente de la Diputación de Jaén, ahora consejero autonómico de Fomento, Felipe López, exponía la idea de construir un Museo Íbero y apuntaba como lugar ideal la antigua prisión. La entonces consejera de Cultura, Carmen Calvo, se erigía también en defensora de esta propuesta e incluso a título personal apoyaba cuantas iniciativas proponía la recién creada Asociación Amigos de los Íberos. Hasta vió con buenos ojos una ocupación del edificio para presionar en su reversión, y se vistió de íbera en una de las concentraciones. Villancicos, recogidas de firmas, velas, antorchas, concentraciones los sábados, escaladores, todo era poco para conseguir un lugar de morada a los restos ibéricos.
No es hasta el verano de 2005 cuando se firma finalmente el acta que pone a disposición de la Junta de Andalucía el inmueble. Unos meses antes, en diciembre de 2004, el Ayuntamiento había recibido del Ministerio de Economía y Hacienda (entonces dirigido por Cristóbal Montoro) la titularidad de los terrenos. Finaliza así con un tema que fue arma arrojadiza durante tres años entre el Gobierno autonómico (PSOE) y el central (PP).
Mientras se pedía el edificio para construir el museo y se dirimían las disputas políticas a propósito del mismo, en 2003, se celebró un concurso internacional de ideas, presidido por el arquitecto Rafael Moneo, y que ganó el estudio madrileño Solid Arquitectura. A ellos le encargaron el proyecto en 2004, pero esto también acabó en los tribunales. En 2007 la Junta rescindió el contrato por incumplimiento del pliego de condiciones y se adjudicó a otra empresa.
Por otro lado, el edificio de la antigua prisión no aguantó el paso del tiempo o las obras contiguas de un aparcamiento subterráneo y las grietas aparecidas en sus muros obligaron a derribarlo por vía de urgencia en 2006. Nuevos retrasos que hicieron que la primera piedra de este nuevo edificio, la colocaran el 3 de septiembre de 2009, entonces, la finalización de las obras estaba prevista para el 2012. Pero llegó la crisis, y una nueva modificación del proyecto, que obligaron a paralizar las obras, en mayo de 2012. No volverían a retomarse hasta noviembre de 2014 y el presupuesto inicial de 18 millones de euros se fue incrementando hasta alcanzar los 27 millones. Finalmente las obras se han finalizado este mismo año.
En estos días, Pilar Palazón ha mostrado su satisfacción porque se abra el museo, “me siento reconfortada”, ha dicho, “y doy gracias a la vida que me ha permitido verlo”, ya que “con tantos avatares creí que me moría y no lo veía”.
Pero todavía queda mucho, “este es el principio”, “me siento plenamente satisfecha, pero quedan todavía tres cuartas partes por realizar de lo que va a ser este museo”. En lo presupuestos de 2018 de la Junta de Andalucía hay prevista una partida para el proyecto museológico y museografía del Museo, que albergará cuando esté terminado más de 3.500 piezas arqueológicas iberas, el 40% de ellas inéditas, y que no han sido nunca expuestas. Para Pilar Palazón “la arqueología necesita una gran ópera”, “un gran montaje que atraiga” de ahí la importancia del diseño final del museo.
¿Por qué en Jaén?
La ubicación del museo en Jaén responde tanto a la importancia de la provincia, que cuenta con el mayor legado ibero de toda la península ibérica, como por la calidad de sus restos arqueológicos, yacimientos y sitios (más de 550 yacimientos conocidos hasta ahora) como al papel de su universidad en el estudio de este periodo cultural y en la creación del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica.
¿Quiénes eran los íberos?
Los íberos constituyen una de las culturas más interesantes del Mediterráneo Antiguo, un rico mosaico de pueblos distribuidos por la fachada oriental y el sur de la Península Ibérica, desde la Provenza hasta Cádiz. Turdetanos, bastetanos, oretanos, contestanos, edetano...
Su cultura presenta elementos comunes, como la lengua o el arte, pero también tiene rasgos diferenciados según las zonas y diversos grados de desarrollo. Se desarrollan a partir del s. VII a. C. por el contacto entre los pueblos indígenas que vivían en la zona sur y en el litoral mediterráneo de la Península Ibérica y los comerciantes fenicios, griegos y cartagineses. Hasta que en la época de Augusto, momento en el que el Imperio Romano alcanza su madurez, la romanización va dejando cada vez más en un segundo plano y desdibujando la cultura ibera.
Según explica Arturo Ruiz, los íberos tienen unos rasgos muy específicos que se puede centran en tres puntos, la ciudad, su concepto de los urbano; la industria, por primera vez se encuentran industrias desarrolladas como el torno del alfarero, o la arboricultura, con el aceite, el vino, la almendra... Y una tercera característica es la escritura, aunque esta todavía no está traducida.
De los iberos decía Estrabón en el siglo III: “Los hombres van vestidos de negro, la mayoría llevan el sargos, con el que duermen. Las mujeres llevan vestidos con adornos florales. ”los turdetanos poseen una grammatiké y tienen escritos antiguos, poemas y leyes en verso...“
El objetivo es posicionar el Museo como un centro de referencia de la investigación y difusión de la cultura íbera y su lema, "El origen de un mundo" hace alusión a la cultura e identidad de un mundo de tradiciones, costumbres, ritos, arte y cultura compartido que ha influido en numerosos artistas. Una de las influencias más reconocibles es la que ejerció la escultura ibérica sobre el estilo de Pablo Picasso, en concreto, en pinturas como ‘Las señoritas de Avignon’, la obra que inició el cubismo.