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La “prisa” y un “error de interpretación” vieron el supuesto templo de Hércules en la bahía de Cádiz antes que los expertos

Aberración del MDT 05 combinada con los márgenes, arenas y caños menores de ambas orillas en Orto_PNOA © UCA

Alejandro Luque

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“Los tiempos de la ciencia no son los de la política”. Con estas palabras resume el cartógrafo Kike Sánchez Díaz la polvareda levantada por el anuncio por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía del hallazgo del “posible templo de Hércules”, que se ha desvanecido como una pompa de jabón ante la evidencia del error metodológico. Según ha demostrado Sánchez Díaz, la confusión se debe a una mala interpretación de los resultados obtenidos a través del sistema Lidar, un láser aéreo que manda pulsos de luz y mide el rebote en el terreno, y que hubiera debido ser contrastado y discutido con más calma.

Las prisas por dar buenas noticias jugaron en cambio una mala pasada a los responsables políticos, que el pasado mes de diciembre corrieron a hacerse eco de una investigación realizada por la Universidad de Sevilla junto al Centro de Arqueología Subacuática del IAHP. Según este estudio, una gran plataforma terrestre localizada en la desembocadura del caño de Sancti Petri, entre San Fernando y Chiclana, permitiría reconocer un edificio de 150 metros de ancho por más de 300 metros de largo que no podría ser sino el legendario templo fenicio-púnico de Hércules Gaditano, del que ya hablaba el historiador Estrabón.

El problema radicaba en que el programa funciona perfectamente en tierra, a través de la medición del rebote de la luz, pero en el agua se generan huecos, porque la luz no se fija, como cuando se proyecta una linterna sobre una superficie líquida. Así, entre las masas de tierra y el agua quedan huecos, que el programa rellena artificialmente con lo que algunos expertos no dudan en llamar “una aberración”.

Lo llamativo del caso es que el error en que se fundaba la noticia no requería de sofisticados medios: a Sánchez Díaz le bastó trabajar con un portátil desde su casa, descargarse el fichero de dominio público y comprobarlo. “Otros compañeros me han dicho que ya lo habían visto también, no he sido el único”, afirma el cartógrafo, doctorando en Prehistoria de la Universidad de Sevilla con una tesis precisamente sobre el uso del Lidar en la arqueología.

Más que un símbolo

Algunos arqueólogos consultados por elDiario.es Andalucía, que prefieren no figurar con sus nombres por no alimentar la polémica, van más allá y aseguran que en la difusión de la noticia las autoridades andaluzas se han saltado todos los controles de tutela legal. “Esto es de dimisión de la Consejera para arriba, ¿o va a seguir todo el mundo en su puesto? Ha sido una absoluta perversión del método científico, equivalente a decir que el coronavirus se cura bebiendo lejía. La noticia ha llegado a Italia y Francia, donde los expertos no han tardado en desmentirla, y nos ha sumido en la vergüenza absoluta. ¿Cómo se arregla esto?”. De hecho, la consejera Patricia del Pozo, en un balance de su gestión hecho en Cádiz, valoró especialmente “el importante hallazgo del posible templo de Hércules, que parece que se encuentra aquí cerquita y que ha sido posible gracias a un trabajo con la Universidad y el Instituto de Arqueología”.

Porque, en esto coinciden todos, “el asunto no se va a parar aquí”. No es asunto menor, al menos, que el objeto de la búsqueda fuera el templo de Hércules, quizá el monumento más simbólico del país, y desde luego de Andalucía. “En materia arqueológica no vamos a ver una cosa igual que esta, nunca. Cómo se ha consentido que el resultado lo analice una persona sin la formación debida, cómo no se ha consultado a las instituciones oportunas, cómo no se ha creado una comisión para estudiar el caso, son cuestiones que nos seguimos preguntando. Al final, ha sido como cuando se cae un avión: una cadena de errores”.

Sánchez Díaz se lo explica con una expresión técnica: un sesgo de confirmación. “Si estás esperando encontrar una cosa, de golpe en la pantalla la ves, pues ya la has encontrado… Aunque no exista”, comenta. “Como decía mi director de tesis, lo normal en estos casos es escribir un artículo para alguna revista de reconocido prestigio, donde se realizan revisiones inter pares, y los expertos deciden si el artículo está de puta madre o si el autor ha metido la pata. Hablo de publicaciones como Nature o Science, o en nuestro campo, Remote sensing o Archeological Prospection. Y luego, que un periodista pueda hacer su reportaje basándose en ese artículo científico, y así tienes cierta garantía de que lo que se cuenta ha sido revisado por gente que sabe”.

¿Dónde está el templo de Melqart?

Por el lado político, ya han empezado a oírse manifestaciones que nada tienen que ver con el triunfalismo inicial. Ayer mismo, la delegada de Cultura y Patrimonio Histórico de la Delegación Provincial en Cádiz, Mercedes Colombo, subrayaba que “tal y como se explicó en la rueda de prensa de presentación siempre se dijo que era una hipótesis, nunca se confirmó que fuera verdad, por lo que había que estudiarla”. Y añadió que “hay que comprobar la nueva hipótesis que ha aparecido”, refiriéndose a la documentación aportada por Sánchez Díaz. Éste, por su parte, aclara: “yo no he formulado ninguna hipótesis. Yo no sé dónde está el templo, solo digo que lo que se ve en el Lidar no es el templo”. E insiste en que “las prisas son malas consejeras, y en ciencia hay que ir siempre con cuidado, haciendo un trabajo menos espectacular”.

Por último, los arqueólogos consultados por este medio recalcan que el hecho de que el estudio con el sistema Lidar haya propiciado ese error de interpretación no significa que el templo de Melqart no exista. “Existe y está en la bahía de Cádiz, sin duda”, aseveran. De lo que esperan de todo el ruido ocasionado por el caso, es que sirva para impulsar una operación institucional bien organizada. Y que los políticos aprendan a tener un poco de paciencia.    

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