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El cine andaluz se hace hueco en el Festival de Cine Europeo de Sevilla

Juan Antonio Bermúdez, María Cañas, Jesús Ponce, Laura Hojman, Paola García Costas, Antonio Donaire, Álvaro de Armiñán

Alejandro Ávila

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Son una muestra de la cinematografía andaluza. De la veteranía de Álvaro de Armiñán, con una larga trayectoria como director y ayudante de dirección de Pedro Almodóvar, al debut de Laura Hojman o la segunda película de Paola García Costa. Documentales, ficción y una amplia y difusa línea de no ficción. Drama y comedia. Temas amables y de compromiso militante. Ese es el variado menú que nos ofrece el Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF) desde su sección Panorama Andaluz, coordinada por el escritor y periodista cinematográfico Juan Antonio Bermúdez. 

Ocho cineastas andaluces se dan cita en el diáfano local del centro de Sevilla El Gallo Rojo. Presentan sus obras en petit comité, casi en familia, se podría decir. En un ambiente distendido, los directores y directoras llegan con ganas de hablar de su película del reto de rodar hoy en día en Andalucía.

Aunque no hay película andaluza en sección oficial compitiendo por el Giraldillo de Oro, sí hay más películas andaluzas que en ediciones anteriores en la programación de la 15ª edición. De las 220 obras que se proyectarán entre el 9 y el 17 de noviembre, 40 son de factura andaluza. El festival remacha que el aumento no es solo cuantitativo: hay ocho largometrajes con estreno mundial, seis películas de ficción (en años anteriores, solo había dos o tres) y en los documentales “hay cada vez más atrevimiento por los explorar los caminos de la no ficción”. Los títulos, dicen, dialogan y tienen una seña de identidad: hay una forma de hacer cine andaluza.

Compromiso político

Si hubiera que buscar una seña de identidad entre las obras andaluzas, habría que hablar de su compromiso con la realidad. La videoartista María Cañas lo hace desde los márgenes del “cine resistencia”. Cañas lanza en La cosa vuestra una mirada crítica sobre los sanfermines, “la fiesta que nos imponen como nacional. Es una especie de reflexión sobre la cultura de la violencia, empoderar a la mujer y al animal”. En clave crítica se mueve también Isaías Griñolo con La España profunda (de Ortega y Gasset a Rocío Jurado), que nos revela esa “España profunda que padecemos desde hace 200 años” con la “brutalidad en piedra” de monumentos como el Valle de los Caídos y en contraste con artistas que “leen poemas frente a estas esculturas”.

Las secuelas de la guerra también están muy presentes en La búsqueda, dirigido por Mariano Agudo y Daniel Lagares. Agudo recorre la geografía humana surgida “30 años después del conflicto armado entre el Estado y Sendero Luminoso en Perú”. “Contamos cómo se vive en Perú, el tabú, los estigmas y los códigos que se crean tras la pacificación del país. Es una reflexión sobre la violencia, la vida y la capacidad de elección”, explica el director.

Cine comprometido es también el que suscribe Paola García Costas. En Todos los caminos, la sevillana se embarca, con Dani Rovira como protagonista, en una road movie con el deporte y las enfermedades raras como telón de fondo: un actor famoso, un militar y un deportista se retan para correr desde Barcelona a Roma, para visibilizar y recaudar fondos para el síndrome de Rett. “En paralelo a la estructura de la road movie, que es lo que te engancha, está la trama de estas niñas. A los espectadores nos da miedo ver películas de niños con enfermedades, son enfermedades invisibles, no se dice nada, no existen películas”, explica García Costas, que recuerda que los beneficios de la película irán destinados a la investigación de la dolencia.

En el cine de factura andaluza que proyectará el Festival de Sevilla también hay cabida para dejarse llevar por la lírica. Es el caso de la sevillana Laura Hojman y su ópera prima, el documental Tierras solares, que se estrena en la Seminci de Valladolid antes de llegar al SEFF. Hojman se embarca nada menos que tras los pasos de Rubén Dario, a su paso por Andalucía, “el poeta que cambió la literatura en español y que influyó en Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez, pero que sigue siendo un gran desconocido para mucha gente”. Con fragmentos ficcionados, su película es un ejemplo de los difusos márgenes de la no ficción y de la madurez narrativa que ha adquirido el cine con sello andaluz.

La ficción “amable” viene de la mano de Jesús PonceLa primera cita, “una película de fácil visionado, que ofrece paisajes muy familiares y entornos turísticos, pero con una perspectiva dramática y diferente” en la que el Alzheimer y el maltrato se dan la mano, para contarnos la “naturalidad” con la que asumimos la violencia machista. Ponce acomete un doblete y presentará también su documental sobre el cineasta Claudio Guerín, coetáneo de Victor Érice y Pilar Miró, en La última toma.

La ficción se completa con películas de debutantes como Nicolás Pacheco (Jaulas) o Antonio Donaire (El secadero), “una historia de supervivencia, amor, relaciones sexuales y soledad” y veteranos como Álvaro de Armiñán y su Segunda oportunidad, “una comedia dramática sobre un hombre que vuelve a su pueblo y decide poner una tienda muy especial, una grow shop, de semillas de marihuana”.

Se trata, en definitiva, de una radiografía del cine realizado en Andalucía, donde brota y se asienta poco a poco una incipiente industria, o artesanía como la llama el productor Gervasio Iglesias, al calor de rodajes de producciones extranjeras, talento local, incentivos fiscales y ayudas públicas.

Mientras algunos cineastas ponen el acento en que “ha desaparecido el cine de clase media”, como sostiene Jesús Ponce, o que es más complicado llevar a cabo un proyecto con éxito “que hace diez años”, como afirma Mariano Agudo, la directora Paola García Costas cree que “a pesar de las carencias, deberíamos aprender a valorar más la creación andaluza y no tener complejos”.

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