Ángel Losada: “El líder más capaz, con la mayor experiencia, comete errores”

Un grupo de unas 70 personas asiste esta semana en la sede de La Rábida (Huelva) de la Universidad Internacional de Andalucía a un curso con un nombre cuanto menos peculiar: Jefes, jefazos y jefecillos: nuevos liderazgos en la sociedad del siglo XXI.

En su temario, se analiza los factores que condicionan la dirección de personas en la sociedad del siglo XXI, la definición del modelo de liderazgo necesario para promover el aprendizaje y la innovación continua; se realizan talleres sobre habilidades de comunicación para un liderazgo participativo o se aplica la utilidad de la Cultura Corporativa en el alineamiento estratégico, el buen gobierno y la contribución de la empresa al bien común.

Los ponentes aplican los resultados de una investigación-acción sobre formación de los directivos en el ámbito iberoamericano y analizan casos de estudio sobre Liderazgo y Gestión del Cambio.

Todo ello dirigido por Ángel Losada, catedrático de Comunicación Corporativa, Universidad Pontificia de Salamanca, que explica a eldiario.es/andalucia algunos de los detalles de su curiosa iniciativa.

Su curso llama la atención desde el mismo nombre.

En realidad, corresponde al título de un libro de uno de los ponentes del curso, Juan José Almagro, que habla de un enfoque consistente en identificar la función de dirigir personas y los conocimientos y habilidades que se necesitan para ello. Lo hacemos de una forma desenfada y práctica, porque no podemos olvidar que dirigir a personas es algo que nos puede tocar a cualquier de nosotros en cualquier momento. En realidad, queremos que todo el mundo vea que cualquiera puede mejorar.

¿Y qué diferencia hay entre jefecillo y jefazo?

Jefecillo es el termino con el que se representa al mal jefe, que no está a la altura de las circunstancias, que en lugar de apoyar a los empleados, intenta controlarlos, mientras que el jefazo es el que consigue no sólo que el empleado haga la tarea, sino que saca lo mejor de las personas que tiene a su cargo. Durante el curso nos daremos cuenta de que todos, aunque sea sin quererlo, nos convertimos en jefecillos en algún momento. En ese sentido, conocerse a sí mismo es muy importante para relacionarnos con los demás.

¿Un jefe puede ser amigo de los empleados?

Puede serlo, pero siempre hay que tener en cuenta que no se puede dejar de lado el rol de líder. El director de una empresa no tiene que ver con ser amigo, porque la responsabilidad la tiene que cumplir cada uno. Tiene que ser un facilitador y conseguir que el empleados consigan todos los objetivos.

¿Y el jefecillo?

Ese es el que da la bronca cuando no se consiguen los objetivos, cuando en realidad puede que la tarea que ha encomendado esté mal enfocada. Lo que intentamos es que cada uno pueda analizar su propio ámbito de trabajo, y cada uno reconozca en sí mismo qué es.

¿Hay jefes entre sus alumnos del curso?

Los hay, de hecho hay algunos que han venido precisamente para tener un poco de orientación para resolver algunos retos de su empresa.

¿Por qué se organiza un curso como este?

En realidad, lo hacemos con la colaboración de una asociación de la que forman parte distintos profesionales y expertos en gestión de organizaciones. Es el resultado de algunas cosas que hemos hecho juntos, pero la idea es que tenga continuidad. De hecho, tenemos una publicación prevista y en preparación sobre las cosas que contamos en el curso.

¿Los jefes aceptan los consejos?

Los que entienden que tienen que mejorar, sí. Siempre hay alguien que tiene la responsabilidad de dirigir a personas y cree que no tiene nada que aprender. Esa persona no puede ser un buen jefe. Otros se toman con responsabilidad saber qué tienen que mejorar. Al final, el líder más capaz con la mejor experiencia comete errores, porque en estos casos, en una empresa dos más dos nunca son cuatro.