“La memoria de un hombre está en sus besos”, decía el verso de Vicente Aleixandre escrito junto a un mural, con el que el dibujante y viñetista malagueño Ángel Idígoras reproducía El beso, la célebre fotografía de Robert Doisneau. El mural y el verso compartían pared hasta ayer en una esquina del barrio malagueño de Lagunillas. Idígoras lo eliminó después de que durante el fin de semana alguien escribiera junto a la frase del poeta una reivindicación feminista: “Y la memoria de las mujeres ¿dónde está?”.
Además de la pregunta, escrita con pintura morada, se insultaba a Idígoras acusándolo de “machirulo” junto a su firma. Idígoras, viñetista en el periódico local Sur en El Mundo, borró el lunes por la tarde el verso del poeta, y anunció su intención de sustituirlo por otro de la poeta argentina Alejandra Pizarnik. Del lunes al martes cambió de opinión y decidió borrar el mural por completo.
“Cambié de planes. Ya no hay mural. Perdón a los que haya molestado el verso, aunque no lo entiendo. Nunca espere que un beso fuera polémico y antes que borrar a Aleixandre, prefiero borrar todo, no importa. Espero que dejemos esto ya y nos pongamos a hacer otras cosas bonitas”, escribió en Twitter para anunciar su decisión. Luego añadió que quitar el verso sería “ceder a la censura”, y no quitarlo, “permitir que manchen su nombre” [de Vicente Aleixandre]. En esa tesitura, Idígoras optó por la decisión más rotunda: eliminar el mural.
Su decisión, anunciada cuando ya había sido ejecutada, provocó una oleada de reacciones, muchas de ellas críticas con Idígoras por haber cedido a una pintada crítica con el verso del poeta. El dibujante defiende que con el borrado del mural evita que se mancille el nombre de Aleixandre, malagueño de adopción y, según Idígoras, “el poeta que más ha hecho por Málaga”. Fue Aleixandre, premio Nobel de Literatura en 1977, quien bautizó a Málaga como “ciudad del Paraíso”.
El verso está incluido en el poema “Quien hace vive”: “La memoria de un hombre está en sus besos. / Pero nunca es verdad memoria extinta. / Contar la vida por los besos dados / no es alegre. Pero más triste es darlos sin memoria. / Por lo que un hombre hizo cuenta el tiempo. / Hacer es vivir más, o haber vivido, / o ir a vivir. Quien muere vive, y dura”.
El dibujo, que apenas tenía un par de semanas de vida, había ganado mucha popularidad y se había convertido en una invitación al beso en una barriada malagueña, Lagunillas, colindante con el centro histórico e históricamente degradada. Muchos acudían a fotografiarse junto al mural, a ser posible besándose. El autor había llamado a ese lugar “la esquina de los besos”.
Sin ayudas públicas y con la perseverancia de algunas asociaciones vecinales, Lagunillas se ha convertido en una especie de núcleo artístico donde desde hace años florecen dibujos y grafitis. Muchos de ellos representan personajes locales: Eduardo El Chamorra, La Cañeta, Mocito Feliz o Miguel Chamorro, el creador de la Asociación Fantasía Lagunillas. La esquina de los besos compartía ese espacio hasta ayer, cuando su autor tomó la drástica decisión de eliminarla.