VIOLENCIA MACHISTA

El acusado de intentar matar a su exnovia en Málaga arrojándole ácido dice que quiso “darle un susto”

Néstor Cenizo

Málaga —
13 de noviembre de 2023 16:51 h

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El 12 de enero de 2021, a las 14.10 de la tarde, dos coches se cruzaron en una céntrica calle de Cártama (Málaga) y desde uno de ellos alguien arrojó ácido sulfúrico al interior del otro. El ataque causó graves lesiones a Sandra, que entonces tenía 26 años, y a su amiga Cristina, de 28, y puso en peligro sus vidas. Singularmente la de Sandra, que sufrió quemaduras en el 45% del cuerpo y tuvo que pasar por una docena de operaciones quirúrgicas en los días posteriores al ataque. Sandra había sido pareja de José Arcadio D. N., El Melillero, un hombre de 26 años, multireincidente y en busca y captura. José Arcadio emprendió de inmediato una fuga que movilizó a doscientos agentes de la Guardia Civil (incluyendo miembros del Grupo de Acción Rápida), Policía Nacional y Local y acabó en moto en un paraje de diseminados de Mijas, cuatro días después.

Este lunes ha comenzado el juicio contra José Arcadio y otros cinco acusados de comprar el ácido, arrojarlo o facilitar la huida de El Melillero, que se ha sacudido la responsabilidad criminal de la tentativa de asesinato asegurando que sólo quería darle “un susto” a su exnovia y que pensaba que la botella contenía aguafuerte: “Un susto para que accediera a hablar conmigo”.

En el juicio, que ha comenzado este lunes en la Audiencia Provincial de Málaga y se prolongará durante al menos seis sesiones hasta el 1 de diciembre, José Arcadio y Juan José G., alias Poti, han mantenido versiones contrapuestas respecto a quién arrojó el líquido. Son los dos principales encausados, a quienes la Fiscalía, la acusación popular que ejerce la Asociación Clara Campoamor y la acusación particular atribuyen la planificación y ejecución del ataque.

La Fiscalía pide que se condene a José Arcadio a 51 años y seis meses de prisión por los presuntos delitos de dos asesinatos (en grado de tentativa), pertenencia a organización criminal, dos de amenazas graves, dos de acoso y un delito de maltrato habitual. La fiscal cree que tenía la intención de matar a su expareja y causarle “el dolor más extremo”, con “expreso desprecio a su género femenino, siendo su último fin de humillación, dominación, subordinación y cosificación”. Para Juan José solicita 21 años y cuatro meses de cárcel y 19 para el resto por asesinato en grado de tentativa y pertenencia a organización criminal.

José Arcadio es el único que se ha declarado culpable. Según ha matizado después su abogado, “de haber hablado con esta gente, de haber encargado algo que no era lo que él quería y de supuestas amenazas”. Solo José Arcadio y Juan José están en prisión preventiva.

Actitud desafiante

El Melillero, para quien todas las acusaciones piden la pena más alta, sólo ha contestado a las preguntas de la fiscal y de su abogado, el mediático Marcos García Montes. En un tono desafiante, ha rebajado su intención de tentativa de asesinato (de lo que se le acusa) a “dar un susto”. “No asesinarla ni nada por el estilo”, ha dicho el hombre, que ha asegurado que pensaba que el bote era de aguafuerte, y no de un ácido sulfúrico de la mayor graduación posible, y que no podía tener la intención de matar si no sabía si la ventanilla del coche de las mujeres estaría abierta o cerrada.

“Demuéstremelo”. “Ya me lo preguntaste al principio”. “La Guardia Civil ha manipulado muchísimas cosas del sumario y pienso que el juzgado o el psicólogo también me pueden manipular”, ha ido soltando a la Fiscalía, antes incluso de interpelar al magistrado ponente: “Tampoco me venga usted con esa prepotencia”.

El magistrado le había dicho, con tono irónico, si acaso el aguafuerte se lo aplica como aftershave. “El aguafuerte, que yo sepa no te hace unas quemaduras para matarte. Simplemente echa un poco de humo, no pasa nada”, ha replicado José Arcadio.

Nueva versión del segundo acusado

Hasta ahora, El Melillero está acusado de la preparación del ataque y de liderar una supuesta organización criminal que le facilitó los medios y la huida. A Juan José, alias Poti, se le acusa de la autoría material. Pero hoy, Juan José ha pretendido dar un vuelco al juicio acusando a José Arcadio no sólo de planearlo, sino de ejecutarlo y amenazarlo para que cargara la culpa.

Según su versión, él iba en el coche junto a José Arcadio, quien había tratado de forzarlo a perpetrar el ataque acusándolo de delator. El día anterior a los hechos ambos habrían ido a Cártama con la intención de agredir con el ácido a las mujeres, pero el ataque no se produjo porque él se negó. Al día siguiente, volvieron a verse y, tras golpearle con una pistola, José Arcadio le obligó a acompañarle otra vez. Ya en Cártama, cuando los dos coches se cruzaron él agachó la cabeza y José Arcadio actuó, según ha dicho. Después estuvo dos meses huido.

Preguntado por los motivos por los que ofrece ahora este relato, que había omitido ante los investigadores, el juzgado de guardia y el de instrucción, el presunto compinche ha dicho que tenía miedo de las posibles represalias. El Melillero negaba con la cabeza, y cuando sus miradas se han cruzado le ha sonreído mientras asentía reiteradamente.

Tanto la acusación particular (en nombre de las víctimas) como la acusación popular restan credibilidad a esta versión, y no creen que vaya a cambiar nada. Marcos García Montes, abogado de El Melillero, ha acusado a Poti de ofrecer este relato por “motivos espurios y de venganza” contra su cliente. “Y el resto igual”, ha dicho.

Otros cuatro acusados por comprar el ácido o facilitar la huida

José Arcadio había mantenido con Sandra una relación de ocho o nueve meses, y cuando ella puso fin, él le instaló una baliza en el coche tanto de ella como de su amiga Cristina. Después del ataque protagonizó una huida de tres días que incluyó una persecución a toda velocidad por la autovía en un coche de gran potencia, a la que siguió otra en moto por el municipio de Mijas.

Los otros cuatro acusados lo están por la ayuda que presuntamente prestaron al Melillero para realizar su ataque, ocultarse o huir. Víctor M. adquirió por Internet el ácido sulfúrico, uno de la mayor pureza posible (uno “fuerte”, le habría dicho José Arcadio) y tenía a su nombre una moto usada en la huida. Pensó que el ácido era “para borrar huellas” de algún delito, pero no para atentar contra otra persona, ha dicho este lunes.

David G. trasladó el coche que se usó en el ataque a un aparcamiento en Málaga ciudad, Mohamed A.F. lo recogió allí, limpiándolo por fuera y llevándoselo a Badajoz, y Achraf era el dueño del coche y entregó 20 euros a Víctor M. para pagar el coste del ácido.

Todos se han declarado inocentes y han negado saber que estuvieran participando en un intento de asesinato. Todos, excepto Víctor M., tienen antecedentes que abarcan una amplia gama de delitos: tráfico de drogas, atentado, lesiones, desobediencia, tenencia de armas, receptación, delitos contra la seguridad vial, maltrato, falsificación de documentos públicos, robo con violencia, amenazas o hurto.

De ninguno consta trabajo conocido y tenían un alto nivel de vida, según la Fiscalía, que cree que conformaban un grupo criminal dedicado “principalmente al tráfico de drogas y ocasionalmente a delitos contra el patrimonio”, con El Melillero como líder y Achraf como “mano derecha”. 

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