250 pozos y 13 millones de euros en agua: la operación en Málaga contra el riego ilegal de aguacate y mango
El Seprona y la Fiscalía de Medio Ambiente ponen bajo el foco la sustracción ilegal de agua de masas subterráneas para el riego de cultivos subtropicales en una zona bajo gran estrés hídrico
Más de 28 millones de metros cúbicos de agua extraídos o desviados para regar 570 hectáreas de aguacates y mangos, 250 pozos presuntamente ilegales, 26 detenidos, 44 investigados y un daño total a las reservas de agua que, contabilizados en dinero, podrían ascender a más de 13 millones de euros. Estas son las cifras de la Operación Chaak, llevada a cabo por el Seprona en la comarca malagueña de la Axarquía. Se trata de una zona bajo un agudo estrés hídrico, con su gran embalse (La Viñuela) por debajo del 10%, y en la que en los últimos años se ha producido un boom de los cultivos subtropicales, que hace tiempo que superaron las 10.000 hectáreas de plantaciones en un terreno naturalmente de secano.
El negocio de estos cultivos está detrás de las conductas investigadas por la Guardia Civil, bajo la dirección de la Fiscalía de Medio Ambiente de Medio Ambiente, que ha remitido los resultados al Juzgado de Instrucción 1 de Vélez-Málaga. Se investigan presuntos delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente y de usurpación de aguas públicas por el presunto uso fraudulento del agua, “con grave riesgo de daño medioambiental”, según el Seprona, en una zona bajo un acusado estrés hídrico. Además de los 44 investigados (26 de ellos detenidos), 39 personas estarían “implicadas a título lucrativo”.
Denuncias de los propios agricultores
Las pesquisas arrancaron en 2019, cuando el Seprona recibió una denuncia por el uso fraudulento del agua por parte de algunos agricultores en la comarca axárquica. Después, el Seprona recibió varias más, entre ellas la de algunos agricultores que, sintiéndose perjudicados, denunciaron a la Junta de Gobierno de varias comunidades de regantes por el mal uso del agua, ya que permitía el riego por encima de la cota marcada.
Con esta información, el Seprona realizó su labor inspectora: revisaron 299 pozos que abastecían a casi 350 hectáreas de cultivo, comprobando que durante años se habían extraído aguas subterráneas públicas de la masa de agua denominada Metapelitas de Sierras Tejeda-Almijara. Los agricultores disponían de balsas, pozos y sondeos para abastecerse. Finalmente, el Servicio de Dominio Público Hidráulico de la Junta de Andalucía comprobó que 250 de esos pozos eran ilegales, y que se habían usado durante años para detraer ilegalmente un total de 26 millones de litros (26 hectómetros cúbicos) para regar 240 hectáreas. El daño económico se estima en diez millones de euros.
En paralelo, los investigadores ampliaron sus pesquisas a la actividad de algunas comunidades de regantes, de las que se sospecha que habrían desviado cantidades de su asignación legal hacia cultivos en terrenos situados fuera de las zonas autorizadas. En total, el agua desviada de este modo rondaría los 2,4 hectómetros cúbicos, que habría servido para el riego de unas 220 hectáreas, con un valor estimado de tres millones de euros.
A raíz de la denuncia de la Guardia Civil y la Fiscalía, el juzgado veleño abrió diligencias de investigación el pasado septiembre y solicitó al Seprona que ordenara a los agricultores el cese inmediato del riego, informan fuentes judiciales. Aunque en un principio se investigó a 180 personas, la cifra ha ido acotándose para centrarse en los propietarios de los terrenos. Fuentes del caso explican que se trata de evitar una “macrocausa” que añada complejidad a una investigación ya de por sí difícil por la tarea de localizar los pozos.
Denuncia de los ecologistas
La presunta existencia de pozos ilegales es un secreto a voces que ha sido denunciado por los ecologistas ante los medios de comunicación. Este medio ha informado de ello en diversas ocasiones. Ecologistas en Acción lleva tiempo advirtiendo del “colapso hídrico” en la Axarquía y pide que, al menos, no se aumente la superficie para riego de subtropicales. En la comarca hay al menos 10.000 hectáreas de este tipo de cultivo, una cifra que un trabajo de fotogrametría aérea de la entidad ecologista elevó al menos a 13.000 hectáreas en 2019.
Teóricamente, solo 6.400 hectáreas tienen derecho a regar con agua del embalse de La Viñuela, por estar por debajo de la cota de 140 metros sobre el nivel del mar que marca el Plan Guaro. En septiembre, había 134 comunidades de regantes censadas en La Axarquía, de las cuales 64 tienen derecho a agua de La Viñuela, según los datos recabados por este medio. Pero basta un paseo por los campos de localidades como Benamargosa, Vélez-Málaga o incluso Comares (a 700 metros de altitud) para comprobar hasta dónde se han extendido los aguacates, un cultivo de alta demanda hídrica que ha sustituido a los olivos o los almendros en muchos terrenos del paisaje axárquico. Cada hectárea de aguacates exige unos 7.000 metros cúbicos de agua cada año, algo menos el mango. La pregunta brota sola: ¿cómo se riegan?
Desde hace años, se sabe que quienes no pueden regar “en alta” por estar por encima de la cota del embalse obtienen agua de pozos (no siempre sin permiso), que luego revenden o bombean a parcelas lejanas. Mientras los acuíferos y los pozos se secan, este otoño todavía podían verse inmensas balsas al 75% de su capacidad y máquinas preparando superficies cultivables a 300 metros sobre el nivel del mar. Finalmente, no solo los ecologistas, sino los propios agricultores con derecho a riego acabaron por denunciar el expolio, por la competencia desleal que supone.
La situación se ha agravado por la grave situación de sequía que atraviesa la zona. A finales de septiembre, José Campos (presidente de la junta central de usuarios del Sur de Guaro, que agrupa a unos 2.500 regantes) anunció a este medio una “campaña caótica” y la desaparición de muchos cultivos de subtropicales si persistía la situación. Por entonces, la asignación estaba cinco veces por debajo de lo que necesitaría el árbol en un año seco, lo que ya forzaba a los regantes a optimizar para no gastar una gota más que la que el árbol demande o, en caso extremo, talarlos.
Desde entonces, todo ha empeorado, pues apenas ha llovido y La Viñuela, seca, ha cerrado el grifo. En estos momentos, el embalse está al 9,79% de su capacidad y cerrado al riego desde el pasado octubre, como consecuencia de las restricciones establecidas por el Decreto de Sequía.
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