El CIO Mijas era hasta 2015 una escuela de hostelería y turismo y para el Ministerio de Empleo era “centro de referencia nacional en Formación Profesional”. La escuela, pagada con dinero público y equipada con lo mejor, acogió más de una vez charlas de alguna estrella Michelin, como Dani García, en un aula magna donde se grababa para televisión. Anexo a la escuela, había un hotel de cuatro estrellas con gimnasio, sauna y spa y piscina, donde los alumnos hacían sus prácticas. Hoy todo eso (hotel, escuela, spa, equipos informáticos, utensilios de cocina, ropa de hotel: todo) está abandonado y se degrada. Es como si nadie lo quisiera. Y a los cinco trabajadores del consorcio que formaban Junta de Andalucía (80% de participación) y Ayuntamiento de Mijas (20%) les adeudan 31 nóminas.
Eldiario.es/Andalucía ha comprobado el estado de las instalaciones y su interior, donde han quedado utensilios, materiales y mobiliario. Sobre las mesas de oficina, hay calendarios que marcan la fecha del comienzo del lío burocrático: septiembre de 2014.
A finales de 2013 la escuela dejó de recibir subvenciones; en marzo de 2014, se graduaron los últimos alumnos y en marzo de 2015 la jueza Mercedes Alaya ordenó a la Guardia Civil que registrara el CIO Mijas porque sospechaba que podría haberse cometido un fraude en la justificación de las subvenciones. Se le llamó Operación Barrado y en ella fueron detenidos María de la O Ustaran y José Gutiérrez, presidenta y director gerente de la Unión Temporal de Empresas que hasta entonces gestionaba el centro. La UTE estaba integrada por Asesoramiento Empresarial S.L.U. y Residencial Torrealmádena S.A. y por explotar el restaurante y el hotel se obligaba al pago de un canon anual que siempre compensó con las supuestas mejoras en las instalaciones.
Hace falta liquidación previa
En dos años nadie ha resuelto el embrollo administrativo que vino después. Eldiario.es/Andalucía ha tenido acceso a una sentencia reciente del TSJA que condena “subsidiariamente” al Ayuntamiento y a la Junta de Andalucía a pagar a una extrabajadora del consorcio por los salarios adeudados. José Sánchez Maldonado, consejero de Empleo, reiteró el pasado viernes que para pagar a los trabajadores e integrarlos en el SAE antes se debe liquidar el consorcio, algo que se lleva haciendo desde el 15 de mayo de 2015, cuando se aprobó a la disolución y se nombró a los liquidadores. La liquidación definitiva está pendiente de una reunión del Consejo General que se pospone desde hace meses.
Un portavoz de la consejería explica que está prevista la convocatoria de una reunión para esta misma semana. La situación recuerda al tortuoso proceso de liquidación e integración de las escuelas consorcio, que la Junta culminó a comienzos de 2016 después de tres años de indefinición administrativa. La administración autonómica siempre alegó que cambiaba el modelo porque la ley le obligaba a disolver los consorcios Administración autonómica-ayuntamientos. Fuentes de la Junta de Andalucía atribuyen el retraso con el CIO Mijas a que hubo que esperar a que se revirtiera la concesión a la UTE, que expiró en diciembre de 2015.
Las instalaciones y el equipamiento del CIO Mijas, con un coste total de más de 26 millones de euros (se invirtieron más de 40, incluyendo las actividades formativas), pierden valor y cinco trabajadores están al borde de un ataque de nervios porque nadie les paga sus nóminas desde noviembre de 2014. Algunos han sufrido episodios de ansiedad. “Eso pregúntaselo a mis amigos, a mi familia, a los bancos…”, responde Manuel Gallego cuando se le cuestiona de qué vive. Prefiere no contar mucho de su situación financiera. Él empezó a trabajar para el CIO Mijas desde que era un proyecto, en 2003. “Desde la caseta de obra”, dice. La obra se encargó a FCC y sólo levantar estos edificios hoy abandonados costó 21 millones de euros. Lo financió el Fondo Social Europeo, que también subvencionó muchas de las actividades formativas.
Pizarras electrónicas, aula magna para tv: 26,9 millones en obras y equipamiento
CIO Mijas ocupa 25.571 metros cuadrados de superficie, con 14.764 metros cuadrados construidos entre el centro de formación, la residencia de estudiantes y el hotel. Es algo parecido a un pequeño campus universitario: la residencia de estudiantes tiene 116 habitaciones individuales, muchas todavía con su póster de Andalucía, y una cancha de baloncesto, jardines hoy cubiertos de maleza y un comedor con cocina. El deterioro en el exterior empieza a ser visible.
Entre obras y equipamientos se invirtieron 26.953.040 euros, según los datos de los trabajadores. Si se suma el coste de la formación, aquí se invirtieron más de 40 millones de euros. Algunas instalaciones de la escuela, como el equipamiento audiovisual del aula magna, concebida como un plató de televisión, las abonó directamente el Ministerio de Empleo. Por ejemplo: sólo en el equipamiento y software del laboratorio de idiomas, el Ministerio se gastó 82.364 euros, de una aportación total de 684.000. El valor total del mobiliario ronda, según los trabajadores, los dos millones de euros.
En el interior todo está impoluto, porque los cerramientos son de calidad y no dejan pasar el polvo. Las 16 aulas están equipadas con pizarra electrónica, pantalla táctil y redes de conexión inalámbrica, hay un salón de actos para 300 personas con equipos de traducción simultánea, un aula magna con proyectores, equipos de sonido y grabación de primeras marcas y hasta un aula de enología, valorada en su día en 100.000 euros. La encimera del aula, tipo Corian, es de la más alta gama. Las placas solares costaron 160.000 euros, pero este invierno hacía frío: hace tiempo que el sistema no funciona y no hay para pagar la luz.
Unido a la residencia, el hotel cuatro estrellas con todo su equipamiento: ropa de cama, todo tipo de utensilios de cocina, cinco inmensas cámaras frigoríficas, tres cuartos fríos, hornos industriales y hasta máquinas para abrillantar copas, que se apilan en cajas sin abrir. Dos baños turcos, dos saunas, dos cabinas de masaje con el dispensador de jabón lleno, gimnasio con ping pong, vestuarios con suelo antideslizante. Y hay también un salón de actos modular para 352 personas con techos de seis o siete metros de altura. En julio de 2014 grabó un programa Masterchef Junior. En recepción ha quedado un ticket rosa con una comanda de febrero de 2015: “Entrecot”. Sin embargo, el último en disfrutar de una habitación fue un okupa, desalojado al día siguiente de tomar posesión. Tres patos, relajados junto a la piscina, reinan en el jardín.
Según los datos de los trabajadores, en las actividades de CIO Mijas participaron 53.296 personas de 2005 a 2013. Por la escuela pasaron en 2013, último año completo de actividad, más de 11.000 alumnos, y de ellos unos 1.000 participaban en los programas de formación para el empleo, cuya inserción laboral rondaba el 70%. Aquí se invirtieron millones y todo es patrimonio público. A la puerta del hotel aún se puede ver el distintivo de compromiso de calidad turística, “válido hasta 2015”.
En la recepción de la escuela hay ahora decenas de retratos apilados. Son los políticos que pasaron en su día a hacerse la foto. Sin embargo, ningún representante de la administración autonómica ni los liquidadores, nombrados por el consorcio, han visitado el centro desde diciembre de 2015, según los trabajadores. Han cobrado tres nóminas en tres años, gracias a la aportación para la liquidación que hizo el Ayuntamiento de Mijas. Con eso se pagó también la luz, que estuvo cortada durante meses y hoy sólo funciona en las oficinas.
Juani García y los otros cuatro trabajadores de CIO Mijas, personal laboral del consorcio hoy en liquidación, matan el tiempo desde hace meses. Apenas han tenido más trabajo que elaborar un extenso inventario que terminaron en agosto: “Venimos para no hacer nada. Y es duro venir para nada”.