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La Costa del Sol pone a los jabalíes en el punto de mira: arqueros, papeleras antivuelco y propuestas de esterilización

Varios jabalíes en una zona urbana de la localidad malagueña de Mijas. EFE/Esther Gómez

Néstor Cenizo

Málaga —

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La caza y captura del jabalí, cerdos vietnamitas, asilvestrados e híbridos se abre paso en Andalucía. Vivos o muertos. Estos mamíferos se han convertido en enemigo en el litoral andaluz a medida que aumentaba la frecuencia de sus incursiones en zonas urbanas en busca de agua o comida.

Municipios como Málaga, Mijas o Almería llevan tiempo alertando del peligro que generan cuando deambulan por urbanizaciones y calles. No hay cifras oficiales que cuantifiquen el problema, pero sí acuerdo de todos los implicados en que las incursiones son más frecuentes y peligrosas. La cuestión, alertan los ecologistas, son los métodos para hacerle frente: Málaga acaba de contratar a un grupo de arqueros para que, apostados en puntos de la ciudad, abatan a los animales.

La medida de cazarlos con arco no es original. Lo que supone una novedad es que sea el consistorio de la capital de la Costa del Sol quien la ponga en marcha pocos meses después de que se generase un notable revuelo por una medida similar en Mijas. Este jueves se celebró una concentración de protesta frente al consistorio. “Hay otros métodos más acordes con una sociedad civilizada”, protesta Librada Moreno, portavoz de Ecologistas en Acción en Málaga.

PACMA ha presentado un escrito dirigido al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre Prados, así como al área de Medioambiente, pidiendo que se cancele la medida.

Mijas, con miles de viviendas diseminadas en una vasta superficie rural, abandonó este sistema hace apenas seis meses y ahora ha anunciado la licitación de un servicio de captura en vivo por 150.000 euros, durante algo más de un año. En Almería, donde los vecinos de Cabo de Gata llegaron a colocar carteles afeando a turistas y vecinos que dieran comida a los jabalíes, se contrató un servicio de captura en jaulas por 17.545 euros, por nueve meses. Este medio ha pedido un balance al consistorio almeriense, sin obtenerlo.

“Que quede claro: estamos en contra de la caza con arco”, subraya Juan Antonio de Luque, presidente del Colegio de Veterinarios de Málaga, que admite la necesidad de un control poblacional, pero alerta de los riesgos de este método: no hay control del animal, provoca sufrimiento y aumenta su peligrosidad: “Hay más probabilidad de que salga herido, sea más violento y muera de forma agónica”.

De Luque pide distinguir entre jabalíes (una especie autóctona que debe ser controlada), asilvestrados, híbridos y vietnamitas. “Las dos últimas son invasoras y deben ser eliminadas”. En Málaga abundan los híbridos, especialmente en los Montes.

El presidente del Colegio aboga por una solución multifactorial: campañas cinegéticas mediante capturaderos que acaben con el aturdimiento y eutanasia por parte de un veterinario; sustitución del mobiliario urbano para que no atraiga o facilite la comida (con contenedores antivuelco y sin papeleras de balancín, y rotondas que no necesitan mucha agua); y una campaña de educación ciudadana.

Caza “selectiva” como último recurso

Málaga se suma a las acciones abriendo la puerta a la más controvertida de todas. Desde hace años, la presencia de piaras va en aumento en puntos próximos a zonas forestales de los distritos Ciudad Jardín, Este y Churriana. En un vídeo viralizado hace un mes, una piara de veinte animales hurgaba a sus anchas en el lecho seco del río Guadalmedina, en plena capital malagueña. La progresiva antropización de terrenos forestales en la Costa del Sol también facilita el contacto.

Según PACMA, la proliferación de jabalíes en la región se debe también a la cría en granjas cinegéticas y su posterior introducción en el monte: esto “beneficia económicamente a los cazadores, quienes ahora son contratados para eliminarlos con fondos públicos”, denuncia el partido, que cree que las campañas cinegéticas son contraproducentes al alterar el ciclo reproductivo.

Bajan de los Montes en busca de agua y comida, y su presencia inquieta a los vecinos, dice la administración: pueden provocar daños a personas o mascotas, accidentes de tráfico y ser fuente de infecciones sanitarias. La primera medida ha sido instalar bebederos fuera de las zonas urbanas; la segunda, la caza “selectiva”, que debe ser con arco porque el uso de armas de fuego para caza está prohibido en zonas urbanas.

El contrato suscrito con Grupo SCAES-FAC (acrónimo del Servicio de Controladores con Arco de Especies Silvestres [SCAES] de la Federación Andaluza de Caza [FAC]) permitirá a los arqueros disparar sus flechas contra estos animales en una veintena de puntos de “aguardo” a lo largo del río Guadalmedina y varios arroyos durante los próximos cinco meses. El contrato incluye el seguimiento y monitoreo de las piaras, con el fin de detectar al líder “para intervenir” e intentar separar al resto de las vías urbanas. Por este servicio el ayuntamiento pagará 13.564 euros.

El grupo está integrado por 16 arqueros seleccionados en mayo 2019 y formados por la propia Federación, que ya no tiene relación con el grupo ni concurre a las licitaciones por ser una entidad sin ánimo de lucro, según una portavoz.

Daniel López, que dirige este grupo de arqueros, asegura que abatirlos es la última medida. “Primero estudiamos la zona, para saber por qué están ahí. Generalmente, ocurre porque tienen comida fácil, así que pedimos a los ayuntamientos que se retire. La segunda etapa es ver en qué puntos están e intentar molestarlos por la noche.

Normalmente así ya se acaba el problema“, asegura. También trabajan en otros ayuntamientos de la Costa del Sol, que prefiere no revelar. Uno de ellos fue Mijas. Allí abatieron ”unos pocos“ animales, pero González no revela la cifra exacta ”por confidencialidad“.

“Es un método agresivo, pero no da muchas capturas”, replica Marco Cortés, concejal de Medio Ambiente en Mijas, que justifica la medida en la situación de emergencia que encontró al llegar al gobierno: había “infinidad de informes policiales”, quejas vecinales y de campos de golf… “Ha habido accidentes en la autovía A7… Un establecimiento se los encontró dentro al tercer día abierto”. La cancelación del programa, mes y medio después, estuvo motivada por las críticas. Cortés pide una intervención supramunicipal para abordar el problema.

La esterilización por vacunas, una fórmula experimental

La caza con arco cuenta con el rechazo de ecologistas y expertos. El pasado verano, el presidente del colegio presentó al ayuntamiento de Mijas una fórmula aún experimental: la esterilización de ejemplares mediante la aplicación de una vacuna, producida por un instituto de investigación de Estados Unidos, y ya probada en el control de ciervos y en jabalíes en Inglaterra.

“Se captura a los animales en zonas urbanas y periurbanas, se les inyecta y cuando se ha recapturado se ha comprobado una eficacia del 100% en las hembras jóvenes. La hipótesis es que la esterilización es indefinida”, explica Manel López, decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona. Hay un proyecto para aplicar este sistema en el parque de Collserola de la Ciudad Condal, pendiente del visto bueno del nuevo Govern de la Generalitat.

El académico expone algunas ventajas frente a la captura y eutanasia: con la esterilización, las hembras infértiles hacen de “tampón”, limitando el acceso de otros animales; además, los ejemplares esterilizados tienen menos necesidad de alimento, de modo que ocupan menos espacio y se reduce la accidentalidad; por último, se limita su contacto con otros animales, lo que reduce la transmisión de enfermedades zoonóticas.

López asegura que no sería caro. “La vacuna en sí son 50 euros, importada desde EEUU. Hay que capturar a los animales, y eso es mano de obra. Hacer la toma de muestras, la inyección de vacunas, disponer de jaulas y mantenerlo dos o tres meses”, abunda el experto, que señala que debería aplicarse de cinco o siete años complementariamente a la reducción de acceso a alimentos, basuras y agua o la adecuación del mobiliario urbano.

Autorización autonómica de la caza con arco

La intervención en Málaga tiene una autorización autonómica por un año, vigente desde el pasado 20 de septiembre. Y a su vez, esta autorización está amparada por una resolución del pasado mayo que declara el área de emergencia cinegética temporal por daños y riesgos sanitarios de estos animales. Es ahí donde se contempla qué se puede hacer para controlar la especie. Por ejemplo, cazarla con la modalidad de aguardo, consistente en apostarse en un lugar y esperar que la pieza pase para abatirla.

El Reglamento de la Caza en Andalucía recoge que la caza con arco o ballesta podrá practicarse también en la modalidad de aguardo. Los astiles de las flechas serán de madera, aluminio o los de carbono construidos con varias capas en distintas direcciones, si bien están prohibidas las puntas que por su forma impidan la extracción, o en forma de arpón. Ningún astil de flecha podrá ir equipado con puntas explosivas ni impregnadas con sustancias paralizantes o venenosas.

“En el siglo XXI matar con arcos a un jabalí no es muy lógico, pero es legal porque es un problema cinegético. Es un problema creado por nosotros, que ahora no sabemos cómo arreglar”, señala Moreno. Lo mismo opina el Decano de la UAM: “Es un riesgo para la ciudadanía. Y ver un jabalí avanzar con dos o tres flechas clavadas en el costado no da la mejor impresión para explicar cómo gestionamos estas poblaciones”. 

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