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Juicio a la flamenca de 8 bits: el artista Invader apunta al exdirector del CAC por la “invasión” del Centro de Málaga

Obra de Invader, sobre una de las fachadas del Palacio Episcopal de Málaga | N.C.

Néstor Cenizo

12 de julio de 2023 15:23 h

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Hace ahora seis años una invasión tomó el centro de Málaga. Cada mañana de la tercera semana de mayo aparecían sobre las fachadas de diversos edificios figuras de medio metro de altura similares a los viejos gráficos de 8 bits. Representaban personajes varios: un pulpo; una nave galáctica; un Super Mario. Hasta que el Obispo de Málaga puso el grito en el cielo: habían estampado una bailaora flamenca en la fachada trasera del Palacio Episcopal. El Centro Histórico de Málaga es, en su conjunto, un Bien de Interés Cultural. No se puede alterar su fisionomía así como así, y además el Palacio Episcopal es monumento histórico con protección singular.

A la queja del Obispado le siguió la intervención de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, que apuntó al ayuntamiento por su supuesta connivencia, y echó a rodar una maquinaria que culminó en querella de la Fiscalía, en febrero de 2018. Este miércoles se ha sentado en el banquillo del juzgado penal Fernando Francés, por entonces director del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga y presunto inductor de la acción. No así Invader, el artista detrás de las figuritas y también acusado. Un juzgado de Instrucción se pasó dos años intentando localizarlo en Francia. Su abogada lo ha excusado: “Que no se interprete como una falta de respeto. Es un personaje artístico cuyo anonimato quedaría gravemente perjudicado si hubiera comparecido hoy”.

Este miércoles, Invader ha sido el elefante en la sala de vistas. Un personaje escondido tras la doble capa de la máscara y la ausencia, lo que ha facilitado que su abogada asumiera durante el juicio un papel de acusación, más que de defensa. Durante la instrucción, Invader ha aportado las pruebas que más incriminan a Francés: correos electrónicos de los que puede inferirse que conoció y animó la “invasión”.

El artista argumenta que siempre confió en que todo estaba autorizado por las autoridades municipales, porque así se lo dijeron. “De haber sabido que eran edificios protegidos nunca hubiese actuado así”, asegura Marisa Castelo, su abogada. Si demuestra que todo fue un encargo para el que contaba con carta blanca, su responsabilidad podría ser menor o incluso ser eximido, por tratarse de un “error invencible”.

Por el contrario, Francés ha reiterado que el artista actuó por su cuenta y riesgo, como demostraría que no haya facturas o seguros contratados a su nombre, o los permisos que solicita cuando encarga una intervención urbana.

En su escrito de acusación, presentado hace más de tres años, el fiscal pide que cada uno de ellos sea condenado a una multa de 36.000 euros, como autor material e inductor respectivamente de un delito continuado contra el patrimonio histórico.

Francés: “Nos quedamos atónitos”

Los mosaicos son tan característicos que de la autoría de Invader nadie duda. Pero frente a lo que cree la Fiscalía y subraya el propio Invader, Francés ha negado saber nada de la intención de sembrar de mosaicos el Centro Histórico. “Nos quedamos atónitos”.

Sin embargo, el gestor apoyó la actuación de Invader en los primeros días de polémicas, y sólo empezó a desmarcarse cuando la queja del Obispo dio paso a la intervención de Cultura. Francés incluso presumió durante un acto en Marbella de cómo situaba a Málaga en el mapa y llegó a posar con la famosa flamenca en una foto que luego borró de su perfil, según la abogada del artista, quien ha mostrado una noticia de aquellos días: “Francés sostiene que la obra de Invader puede valer más que el Palacio Episcopal”. “Lo que estaba diciendo es que es un gran artista internacional”, ha explicado hoy el aludido.

Fueron esos titulares de prensa y las fotos en perfiles públicos los que llevaron a los investigadores hasta Francés, que incluso había invitado a Invader a su casa en aquellos días. “Él estaba contento por lo que había hecho en la ciudad. Yo no sabía dónde las había puesto ni qué había puesto”, se ha excusado.

Correos que le incriminan: “Veréis invasores muy pronto”

En la causa constan varios correos intercambiados entre Invader y miembros de su equipo que refuerzan la hipótesis que lo sabía todo desde el principio. Llegaron a preguntar a Invader por el tipo de adhesivo que necesitaría y a ofrecerles coche para transportar material. “Veréis algunos invasores del espacio en Málaga muy pronto”, les informó Invader el 11 de mayo de 2017, una semana antes de plantar sus mosaicos. También pidió al CAC que no publicaran ninguna foto de los “space invaders” hasta hacer “oficial” la invasión para no comprometer su anonimato.

Según Francés, los correos se refieren a otra intervención planeada para el Ensanche de Málaga, el llamado SOHO, donde no hay edificios protegidos. Este es un barrio adyacente al Centro que en aquellos años fue objeto de varias intervenciones dentro del proyecto MAUS (Málaga Arte Urbano SOHO), sufragadas con fondos europeos, que pretendían revitalizar el vecindario con la percha del arte urbano. De aquel proyecto vienen los grandes murales de D’Face y Obey junto al río Guadalmedina.

En 2014 y 2015 Francés había sido adjudicatario de las adjudicaciones de MAUS con su empresa Gestión Cultural y Comunicación, y confiaba en recibir el encargo nuevamente. En 2016 el artista viajó a Málaga, localizó los puntos que le gustaban para sus obras, y llegó a preparar un anteproyecto de su intervención en el SOHO.

Sin embargo, aquello se frustró porque dejaron de fluir los fondos europeos, y el ayuntamiento no sacó un nuevo concurso. “Ese y otros proyectos se quedaron en un cajón, y lo que Invader hace luego en la ciudad no tiene nada que ver. Nada de lo que nosotros pedimos es lo que luego hizo”, ha resaltado hoy Francés.

15 figuras de 29 colocadas sobre inmuebles protegidos

Invader colocó sus figuras en 29 puntos de Málaga, pero sólo se le juzga por 15 que fueron adheridas con un compuesto de silicona, cemento y resina a la fachada de edificios del Centro, todo él catalogado como Bien de Interés Cultural. La idea era colocar 50, según ha asegurado hoy un agente del SEPRONA. Dos de esos edificios, el Palacio de Salinas y el Palacio Episcopal, tienen incluso protección singular. Cuando fueron retirados, los mosaicos dejaron daños en las fachadas, y en algún caso hubo que picar para retirarlos. La colocación de los mosaicos pixelados añadía un toque contemporáneo a unas fachadas, que no están en un estado óptimo en todos los casos. Al obispo no le ha gustado que durante el juicio le mostraran fotografías donde esa misma fachada se observa con pintadas, desconchones y cables colgantes.

Invader colocó todas esas figuras sin contar con un solo permiso, ya no del ayuntamiento o de la Junta de Andalucía, sino de los propietarios de los inmuebles, excepto en el caso del edificio de La Equitativa, que dijeron que no. Sin embargo, el mosaico se instaló. La petición partió de una cuenta de correo del CAC.

Francés, exalto cargo de la Junta de Andalucía envuelto en la polémica

El caso Invader enfrentó a la Junta de Andalucía (gobernada entonces por el PSOE) y el ayuntamiento (PP), y levantó una notable polvareda, no sólo por el aparente choque entre el arte urbano y la conservación del patrimonio histórico, sino por sus protagonistas. Invader tiene más de 700.000 seguidores en redes sociales y ha estampado sus figuritas retro en las calles de medio mundo.

Por su parte, Fernando Francés es un influyente gestor cultural que ha dirigido durante más de una década el CAC de Málaga, un museo municipal cuya gestión le ha sido adjudicada siempre a sus empresas, por más de tres millones por año en el último contrato, que acaba de ser prorrogado hasta 2024. Actualmente no se desempeña formalmente como director, pero comisaria casi todas las exposiciones.

Francés ha conseguido atraer a Málaga a referentes indiscutibles del arte contemporáneo, como Luise Bourgeois, Marina Abramovic o Alex Katz, pero su gestión también está salpicada por la polémica. Siempre sobrevoló la sensación de que favorecía sus intereses particulares o de allegados al contratar con ciertas galerías, y encargó a dedo la producción de un festival regado con fondos públicos a la empresa de su pareja. El grupo municipal Málaga Ahora denunció con un informe que incumplió varias de sus obligaciones como concesionario. En 2019 logró la renovación del contrato a pesar de presentar el segundo peor proyecto expositivo, gracias a que era once euros más barato y el pliego estaba redactado de forma ambigua. Esto provocó la indignación de otros competidores.

Mientras se investigaba el caso Invader, Francés fue nombrado secretario general de innovación cultural y museos en el primer gobierno andaluz de Juan Manuel Moreno y el PP. Apenas duró unos meses: tuvo que dimitir cuando se descubrió que había maniobrado y ocultado información para volver a hacerse con la adjudicación sorteando la incompatibilidad con su nuevo cargo. 

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