El PP registra con Vox y un edil no adscrito una moción de censura en Mijas, bastión del PSOE
El Partido Popular está a punto de completar el incontestable dominio municipal que ya tenía en la Costa del Sol y Málaga con una moción de censura en Mijas (89.502 habitantes). De prosperar, y todo apunta que así será, arrebatará el tercer municipio más poblado de los que hasta ahora estaban en manos del PSOE en Andalucía, y gobernará en todos los del litoral malagueño, una docena, desde Estepona a Nerja.
El éxito de la moción de censura del PP mijeño, que fue segundo en las elecciones municipales, requiere el apoyo de Vox y una nueva “conversión” de Juan Carlos Maldonado, que pasó por el PSOE y Ciudadanos (con quien fue alcalde), antes de ser presentarse con Por mi Pueblo y ser expulsado de este partido local precisamente por pactar el pasado junio con el PSOE y Ciudadanos. En un comunicado remitido a mediodía, el equipo de gobierno ha calificado la moción de “despropósito”, recordando que el PSOE ganó las elecciones el pasado 28 de mayo mejorando su resultado de hace cuatro años.
La moción, que se ha registrado este miércoles por la mañana, se votará el próximo 2 de noviembre. Si se cumple lo previsto, Ana Mata (número 6 de las listas en mayo) será alcaldesa con los votos de sus nueve ediles, los tres de Vox y de Juan Carlos Maldonado, hasta ahora integrado en el actual equipo de gobierno de PSOE (diez concejales) y Ciudadanos (dos). El PP gobernaría así los diez municipios más poblados de Málaga, con más de 1.300.000 habitantes censados. El municipio más poblado de la provincia en manos del PSOE será Cártama (27.000 habitantes).
Varapalo para el PSOE
Para los socialistas, el varapalo es mayúsculo. Mijas es uno de sus bastiones municipales en Andalucía, el más poblado tras Dos Hermanas (Sevilla) y San Fernando (Cádiz). De las municipales de 2019 a las de 2023, el PSOE andaluz perdió 428 concejales y 130.000 votos en una comunidad que no hace tanto era una reserva fiable de poder autonómico y municipal.
El pasado mayo, los populares superaron en cinco puntos al PSOE en Andalucía, que había sacado casi diez puntos de ventaja en 2019. Un retroceso de quince puntos porcentuales reflejado en los gobiernos municipales: los populares ya gobiernan las ocho capitales de provincia, además de otros grandes municipios como Marbella, Jerez, Algeciras o Roquetas de Mar.
El PP ha pasado de gobernar en 189 municipios andaluces antes del 28 de mayo (el 24% de los 785 que hay) a 306 (casi el 39%), según sus propias cifras, mientras el PSOE menguaba de 459 a 347. Pero el declive del socialismo en los municipios andaluces es, sobre todo, cualitativo: a la pérdida de diputaciones como Córdoba, Huelva o Granada, se suma la de los municipios más significativos en los que gobernaban, como Sevilla, Granada, Jaén, Huelva, Jerez, Benalmádena, Vélez-Málaga y, ahora, Mijas. Su poder local ha quedado reducido pequeños y medianos municipios, con alguna excepción.
La retirada de Nozal y una candidata ajena a su núcleo duro
La clave de la moción de Mijas está en el viraje de Juan Carlos Maldonado, teniente de alcalde y concejal de Economía y Comercio en el actual equipo de gobierno. Seguirá al menos ostentando esas responsabilidades, dicen fuentes cercanas al pacto, pero el beneficio para él puede ir más allá: tras pasar por Ciudadanos y Por mi Pueblo, ahora está sin partido, y el PP ya ha sabido atraerse a perfiles similares en la provincia con ofertas a largo plazo. Es el caso de Juan Cassá, cuya reciente designación como responsable del área de Nuevas Tecnologías en la Diputación ha sido interpretado por el PSOE como un “pago” por su apoyo pasado en el ayuntamiento de Málaga.
Daniel Pérez, secretario general del PSOE malagueño, ha acusado al PP de “falta de escrúpulos y valores” por “comprar voluntades y tránsfugas”, en referencia a Maldonado. “En esta provincia el PP ha demostrado que la compra de tránsfugas es algo que está en su ADN”, ha dicho. El equipo de gobierno también ha apuntado a la existencia de “oscuros acuerdos” que beneficiarían a Maldonado.
Para este giro de guion han sido necesarios otros ingredientes. Fuentes populares admiten que la retirada en junio de Ángel Nozal (candidato a la alcaldía del PP y enemigo declarado de Maldonado) ha contribuido a su apoyo. Sin embargo, aunque Nozal se haya apartado de la primera línea, su influencia en el grupo popular de Mijas sigue siendo notable, como demuestra el hecho de que les acompañara este miércoles en la presentación de la moción, tal y como ha podido comprobar este medio.
Es también relevante que la candidata a la moción sea Ana Mata, y no otros ediles históricos del PP mijeño que la precedían en la lista. De 2003 a 2019 Mata fue concejala del PP en Fuengirola, donde hace su día a día, antes de ser nombrada secretaria general de Familias, Igualdad, Violencia de Género y Diversidad de la Junta de Andalucía.
Su designación permite esquivar al núcleo duro de Nozal, fundador y auténtico factótum del PP mijeño desde hace más de dos décadas. En este tiempo, ha sido investigado en casi una decena de procedimientos penales. Casi siempre por sus actuaciones políticas, pero también por su actividad profesional de administrador de fincas. La última, una presunta administración desleal denunciada por Aída Nizar, exconcursante de Gran Hermano.
Oficialmente, el PP motiva la moción en las cuentas del consistorio y la “falta de transparencia”. Pretenden, dicen, “acabar con el descontrol económico y el oscurantismo”. Mijas es un municipio con un tercio de su población extranjera (la mayoría británicos), saneado, rico y con un ahorro de 116 millones de euros. Este martes, el PP había preparado el terreno alertando del “descontrol económico” y el supuesto impago a proveedores, asegurando que se han gastado 30 millones de euros “sin el debido control” de la Intervención Municipal, que lo habría comunicado al Tribunal de Cuentas.
El sinuoso recorrido del concejal que tiene la llave de gobierno
Bajo la moción subyacen claves locales que llevan años fraguándose. La más importante, la personal. Juan Carlos Maldonado es la llave de todo lo que sucede en la política municipal desde hace ocho años, y vuelve a serlo ahora, cuando rompe el pacto con PSOE y Ciudadanos (en ambos militó) para dar la alcaldía al PP.
En 2015 militaba en Ciudadanos, y se convirtió en su principal referente municipal al hacerse con la alcaldía de Mijas, con su plaza más relevante. Lo hizo siendo tercera fuerza y solo cinco concejales, y pactando sucesivamente con todos los demás. Primero, con el PP (hasta septiembre de 2016); después, rompió con el PP y unió fuerzas con el PSOE y la marca local de Podemos. Para entonces, Nozal (PP) no podía ver a Maldonado, al que inicialmente había convertido en alcalde por orden del partido, a pesar de que le doblaba en ediles (once). A cambio, Ciudadanos sostenía a los populares en la Diputación de Málaga.
Tras la ruptura, Nozal anunció que Maldonado nunca sería alcalde con sus votos. Y cumplió. En paralelo, dio comienzo una guerra sucia con rocambolescos episodios, a cada cual más delirante. A la denuncia de un espionaje informático en los ordenadores de la radiotelevisión local le siguió una histriónica rueda de prensa de Maldonado, en la que desveló información policial de un perito informático, que le denunció por revelación de secretos. Poco después, un concejal de Podemos denunció el intento de soborno de otro del PP, convenientemente grabado. Y aún hoy, un exconcejal del PP está acusado por la Fiscalía (y pendiente de sentencia) por interponer una denuncia falsa bajo seudónimo contra concejales de Ciudadanos.
Detrás de todo está la enemistad entre Nozal y Maldonado, que también ha condicionado los pactos locales. En 2019, el PP abrió expediente a Nozal por negarse a alternar la alcaldía con Maldonado. Como era imposible repetir como regidor, Maldonado y Ciudadanos apoyaron entonces al PSOE y Josele González, que integró a los naranjas en su equipo de gobierno.
A mitad de mandato (en noviembre de 2021), Maldonado se fue de Ciudadanos con un sonoro portazo, asegurando que el partido le había “ninguneado”, y fue expulsado del equipo de gobierno mijeño, enfrentándose ya no solo a Nozal, sino a sus excompañeros. Pero aún le quedaban vidas políticas. Se integró en Por mi Pueblo, un partido personalista concebido para las elecciones locales, que en la provincia obtuvo 37 concejales el pasado 28 de mayo. Y logró acta de concejal: suficiente para volver a tener la llave del gobierno municipal.
Su apuesta inicial por un gobierno de PSOE, Ciudadanos y él mismo le supuso la expulsión de Por mi Pueblo, que prefería al PP. Ya sin adscripción a ningún partido, ha sostenido el gobierno con sus antiguos partidos durante cuatro meses, hasta que ha registrado una moción con el PP y la ultraderecha. En todos los gobiernos mijeños desde 2015 hay un ingrediente común: Juan Carlos Maldonado.
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