Más de un año después de que el Tribunal de la UE condenara a España por no depurar las aguas residuales de 17 áreas urbanas, Nerja y Coín siguen vertiendo al Mar Mediterráneo y al Río Guadalhorce. Nerja, en el extremo oriental de la provincia, lo hace a través de dos emisarios submarinos, pero hay filtraciones en la red que propician escenas insólitas en superficie. Por ejemplo, un vertido a los pies de una estatua en homenaje a Chanquete, el icónico personaje de Verano Azul. En Coín, un municipio del valle de Guadalhorce a 30 kilómetros de la capital, los vertidos se producen al paso de un afluente del Río Guadalhorce por un colegio de Infantil y Primaria.
Ni Nerja (21.000 habitantes censados, aunque con una cifra muy superior en verano) ni la aglomeración Alhaurín el Grande-Coín (en torno a 50.000 habitantes) cumplen aún con la Directiva de aguas residuales de 1991, que entró en vigor en 1998. En 2005 expiró el primer plazo de la Unión Europea para que todos los municipios de más de 15.000 habitantes depurasen sus aguas. Hace 14 años. Cada semestre, la multa asciende en once millones de euros si no se corrigen las deficiencias. Ambas aglomeraciones urbanas siguen vertiendo sin depurar, como demuestran los vídeos que acompañan a este reportaje.
Coín, vertidos junto a un colegio
El colegio Carazony es un centro de Infantil y Primaria en cuyo exterior huele muy mal. La depuradora del bajo Guadalhorce, que debe dar servicio a Coín, Alhaurín el Grande, Pizarra y Álora, empezó a funcionar en pruebas el pasado abril. Sin embargo, el pueblo de Coín -gobernado por el PP- sigue desconectado, y vierte aguas residuales en varios puntos, uno de ellos situado al paso del Río Bajo junto al colegio, en pleno centro urbano. Según explica Miguel Agüera, un vecino del lugar, en verano el hedor es insoportable. “A mí me da mucha pena porque es nuestro río y debería haber peces y ranas, y no esta mierda. No han hecho nada”.
Una cascada deposita un gran chorro de agua pestilente en una charca. El agua corre río abajo, hasta desembocar en una canalización embovedada cuyos primeros metros discurren bajo viviendas particulares. De ellas también surgen varios tubos, que expulsan directamente al río. Los puntos de vertido en apenas 100 metros de río son al menos media docena.
Vídeo: Ignacio Arnedo
El Ayuntamiento de Coín asegura que las obras para evitar estos vertidos comenzarán “en breve” y que prevé alcanzar el vertido cero en 2020. Sin embargo, aunque realice sus obras, seguirá vertiendo las aguas al río mientras no se ejecuten los colectores que las deriven hasta la depuradora de Pizarra. Las lluvias torrenciales de octubre de 2018 destruyeron esa infraestructura, poco antes de que se pusiera en funcionamiento. Desde entonces la Junta de Andalucía, responsable de la infraestructura, y la empresa adjudicataria discuten a quién corresponde repararlos. La administración autonómica no responde cuándo se retomarán las obras.
Nerja, sin depuradora 25 años después de que se declarase de interés general
En Nerja, un municipio que recibe cada año decenas de miles de turistas, tampoco hay depuradora. Nunca la ha habido, de modo que la Guardia Civil llegó a hablar en un informe de la existencia de un “vertedero incontrolado”. Según los investigadores del Seprona, nueve toneladas de toallitas se acumulan sobre el lecho marino, muy cerca del paraje natural de Maro Cerro-Gordo, que alberga una singular y vasta pradera de posidonia.
Las aguas sucias se vierten mar adentro a través dos emisarios que se han roto en varias ocasiones, acercando a la línea de costa los vertidos que suelen expulsarse a un kilómetro de la playa, lejos de la vista. Una de estas roturas quedó reflejada en un vídeo que grabaron en 2017 submarinistas de la asociación Equilibrio Marino. Hay además otro punto de vertido en una zona de difícil acceso en los acantilados rocosos de Maro.
Cuando el socialista Felipe González era presidente del Gobierno el Estado declaró que la construcción de una depuradora en este pueblo era una obra de interés general, de modo que la administración estatal asumió su ejecución. Era 1995, pero la construcción empezó 18 años después, en 2013, y ha sufrido todo tipo de contratiempos. El principal ha sido la quiebra de la empresa que resultó adjudicataria (por 23 millones de euros), que obligó a licitar nuevamente la obra. El último, la inclusión de un modificado para una estación de bombeo, que ha vuelto a paralizar la obra durante meses. A mediados de octubre se han retomado los trabajos.
A diferencia de lo habitual, en Nerja se está construyendo una depuradora cerrada. Rafael Yus, portavoz de Ecologista en Acción en Nerja, explica que con el proyecto se pretendía “no dañar intereses inmobiliarios”, pero esto ha añadido complejidad. Yus advierte de otro posible problema: dado que se ha construido una sola depuradora, se precisan varias estaciones de bombeo para transportar las aguas desde los diversos núcleos del municipio, lo que repercutirá en un alto coste de mantenimiento.
Un caño de aguas residuales debajo de Chanquete
A la inejecución de esta obra estatal se añade una responsabilidad municipal. Hay derivaciones de las aguas residuales de los edificios a la red de aguas pluviales, que no enlaza con la depuradora ni con los emisarios submarinos. Son vertidos directos al litoral o a tierra. Uno de ellos, ya solucionado, estaba en plena playa de Burriana, y generó durante años una charca nauseabunda. Pero hay otros dos en zonas muy visibles.
Vídeo: Ignacio Arnedo
En la playa de Calahonda, una pequeña cala justo bajo el Balcón de Europa, hay una tubería de un ancho de más de medio metro que expulsa contra las rocas un caño débil pero continuo de aguas pestilentes. Apenas a cinco metros, en pleno octubre, los turistas toman el sol. “Cuando hay viento aquí no se puede estar del peste”, lamentan en un negocio cercano. Una mancha marrón serpentea en el agua. “Todo eso va a la mar. No sé esa gente cómo puede bañarse, porque este verano ha estado cuatro días limpia”.
Hay quien dice haber visto ratas en la desembocadura de la tubería, y algún trabajador del Ayuntamiento ha llegado a pedir a los negocios que diluyan a manguerazos el agua residual que cae junto a la playa. En mayo, el Consistorio decidió colocar una estatua de bronce en homenaje a Chanquete justo encima del caño. Los turistas se acercan, se toman la foto y huyen del mal olor. “¿A quién se le ocurre poner ahí la estatua? Una playa que es turística, que está en el Balcón de Europa, que sale en el Facebook, y que esté siempre así es una pena…”.
El otro está en la desembocadura del Río Chíllar, en la playa del Chucho. Según Yus, cada cierto tiempo un camión municipal descarga arena para disimular el charco de aguas residuales junto a la playa.
El Ayuntamiento de Nerja no ha devuelto las llamadas ni ha contestado el correo que le remitió este medio.
El precio de la falta de depuración
La falta de depuración cuesta cara. Jesús Bellido, investigador del Aula del Mar y miembro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, destaca tres efectos. El primero, la posible concentración puntual de altas concentraciones de microorganismos bacterianos presentes en aguas fecales, como la escherichia colli, que pueden provocar infecciones. El segundo, la generación de zonas de alimentación en la que proliferen especies que pueden desequilibrar el ecosistema. Por último, la posible incorporación a la cadena trófica de sustancias perjudiciales para la salud y el medio ambiente, como pesticidas y metales pesados.
“Partimos de una creencia popular de que el mar tiene una capacidad ilimitada para regenerar. La realidad demuestra que no es así”, advierte el investigador.
También hay un coste económico. En julio de 2018 la justicia europea condenó a España a pagar 12 millones de euros más once millones semestrales por cada semestre de retraso añadido por el incumplimiento de depuración en 17 áreas urbanas, entre ellas Nerja y Coín-Alhaurín el Grande.
Ninguna administración se hace responsable de los incumplimientos. Los tribunales también dudan sobre la responsabilidad penal de los alcaldes, mientras que el Ministerio de Política Territorial dirime una disputa entre la Junta de Andalucía y los ayuntamientos sobre quién debe hacer frente a la multa, tal y como explicó eldiario.es/Andalucía.
La lenta investigación judicial
En paralelo, las investigaciones judiciales por los vertidos en Coín y Nerja avanzan con lentitud. Un portavoz del Ayuntamiento de Coín confirma que el alcalde Fernando Fernández-Tapias (PP) y un técnico municipal, entre otros, declararon el pasado mes de septiembre. También se investigaba al exalcalde socialista Gabriel Clavijo.
Por los juzgados de Torrox (partido judicial que corresponde a Nerja) han pasado a declarar como investigados los dos últimos alcaldes nerjeños, José Alberto Armijo (PP) y Rosa Arrabal (PSOE). Hay otros cinco ediles investigados y dos cargos de la empresa de aguas. La investigación se retrasó desde el comienzo, porque en los juzgados sólo se recibieron las páginas pares de la denuncia de Fiscalía. El juzgado está saturado y se está a la espera de un juez de refuerzo para continuar la instrucción, según explican fuentes conocedoras del procedimiento.
De momento, ni la investigación penal ni las multas europeas han conseguido atajar un problema que sigue oliéndose en Coín y en Nerja.