“Quiero volver”. El mensaje de Maloma Morales ha sido claro: quiere regresar a España. La española de origen saharaui ha podido expresar por fin su voluntad en la sede del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Rabuni (Argelia), según la plataforma por la liberación de Maloma y otras mujeres saharauis secuestradas 'La Libertad es su derecho'.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores han confirmado a eldiario.es Andalucía que el gobierno ha mantenido “contactos” con ella y está informando de manera “puntual” tanto a la familia adoptiva, que reside en Mairena del Aljarafe (Sevilla), como a la propia presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.
Tras ocho meses retenida contra su voluntad por su familia biológica en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia), según denuncia la propia ONU, las autoridades internacionales y españolas han podido conocer su deseo de volver a España. Y lo más importante: lo ha hecho en un lugar neutral y en el que no estaba sometida a ninguna presión.
Maloma ya había hablado antes. La primera vez fue durante una conversación telefónica con familiares y amigos a finales de diciembre, en la que les rogó que “no me dejéis aquí, que me muero”. A partir de entonces, todas sus comunicaciones, ya fueran mediante llamada telefónica o vídeo enviado por redes sociales por el entorno de la familia biológica, se hicieron bajo coacción a juicio de su familia.
En uno de esos vídeos llegó a manifestar que “nadie me tiene secuestrada” pero, según indicó en su momento su familia adoptiva y expertos consultados por este diario, sus gestos delataban que se encontraba bajo la coerción de sus captores. En una llamada telefónica posterior, hizo saber de manera velada a sus familiares y amigos cuánto deseaba volver.
La pregunta ya no es por tanto si la joven de 23 años quiere regresar a España o quedarse en los campamentos de refugiados saharauis, sino cuándo volverá.
Ocho meses de retención ilegal
La última vez que Pepe Morales, su padre adoptivo, vio a su hija fue el 12 de diciembre de 2015. Ambos habían ido a visitar a su familia biológica en Tinduf, pero, pocas horas antes de partir, Pepe asegura que vio cómo entre varios familiares la introducían a la fuerza en un coche.
Maloma se encontraba visitando a su familia biológica tras una década sin verlos: llevaba desde los 12 años acogida en casa de los Morales de Matos pero, debido a la alegalidad con la que se gestionaban este tipo de acogidas solidarias hace diez años, Maloma se había quedado sin documentación y no podía salir de España.
Lo pudo hacer por fin con 22 años, después de haber decidido que Pepe y Carmen la adoptaran y tras obtener la nacionalidad y el pasaporte español. Deseaba ser policía nacional. Su vida en Mairena del Aljarafe (Sevilla) quedó truncada aquel 12 de diciembre.
Desde la plataforma para su liberación culpan a su hermano de la situación de privación de libertad de movimientos en la que se encuentra Maloma, ya que “ejerce la autoridad masculina en la familia en ausencia de su padre (fallecido cuando Maloma tenía 4 años) y se ha erigido en dueño de la vida de Maloma, excediéndose en sus facultades hasta conculcar los derechos de la joven”.
Tanto la ONU como la organización Human Rights Watch han denunciado la retención ilegal de Maloma ante la opinión pública y las autoridades. “Retener a alguien contra su voluntad es un delito. No importa su nacionalidad”, ha señalado la organización pro derechos humanos.
El Frente Polisario la liberó de manera fallida a finales de abril y desde entonces no ha logrado hacer prevalecer la legalidad ante la familia y la tribu de Maloma, la más numerosa de los campamentos saharauis, que ha llegado a apelar a la sharia para oponerse a su puesta en libertad. En estos momentos las autoridades saharauis, según diversas fuentes consultadas, están colaborando de manera activa en su liberación tanto con el gobierno español, como con diputados socialistas españoles, mediando así “por una pronta y rápida solución”.
Una práctica habitual
El caso ha destapado ante la opinión pública que el de Maloma no es el único y que se trata de una práctica habitual: las familias saharauis aprovechan las visitas a los campamentos de refugiados de sus hijas, siendo ya mayores de edad, y las retienen contra su voluntad, a pesar de que éstas manifiestan su deseo de regresar a España.
Human Rights Watch recuerda que en la actualidad “hay al menos dos mujeres adultas en los campamentos, cuyas familias las han retenido contra su voluntad y sin intervención efectiva por el Frente Polisario, la autoridad de Gobierno en los campamentos”. Cita los casos de Darya Embarek Selma, de 27 años, y Nadjiba Mohamed Belkacem, de 24.
Según datos no oficiales, en la actualidad hay un centenar de mujeres en la misma situación de Maloma. Al no tener nacionalidad española, el Gobierno no las reclama a las autoridades saharauis y su situación no tiene visos de resolverse.