Las Mareas Blancas rugen con fuerza en su vuelta a las calles contra la “quiebra” de la sanidad pública andaluza
Las Mareas Blancas en defensa de la sanidad pública en Andalucía vuelven a exhibir músculo y el respaldo social de miles de personas. Tras meses de acciones con menor respaldo, las manifestaciones convocadas este sábado en Cádiz, Granada, Huelva y Sevilla han supuesto un regreso a la actividad reivindicativa más multitudinario de lo esperado. Esto, apuntan los organizadores, es el reflejo de una creciente indignación ciudadana y profesional por la “quiebra” de la sanidad pública en beneficio de la privada.
En Cádiz se calculaba en 3.000 los asistentes, mientras que Sevilla era un buen reflejo de lo ocurrido este sábado al superar de largo las previsiones de la Marea Blanca provincial, que calculaba que vendrían unas 2.000 personas. La ocupación de buena parte de la Avenida de la Constitución daba muestra de la respuesta a un llamamiento secundado por organizaciones vecinales y sociales, a los que se han unido sindicatos y partidos políticos para denunciar la fractura de la sanidad pública, que “ya no es seguro que quien acude a ella con un problema de salud vaya a ser atendido adecuadamente”, tal y como reprocha el manifiesto leído en el acto.
De que la situación está lejos de ser la ideal da fe por ejemplo Pedro Gallego, médico de familia que este sábado acudía con su bata profesional y un cartel en contra de los recortes y de las privatizaciones en el sector. “Estamos volviendo a lo mismo”, lamentaba, refiriéndose así a que se ha desaprovechado la oportunidad de situar la sanidad pública en el nivel que tenía antes de la crisis económica de la primera década del siglo.
Dos y tres semanas de espera
Su día a día en el centro de salud Amate de la capital hispalense es un reflejo de los males que asuelan a la sanidad pública: sus pacientes tienen que esperar entre dos y tres semanas para conseguir una cita presencial con él, el cupo de consultas telefónicas lo tiene completo y esta misma semana no conseguía que unas pruebas analíticas se hicieran antes del 28 de noviembre. “Y lo de la atención presencial no está todavía del todo”, apostilla.
La convocatoria de las Mareas Blancas se había fijado con anterioridad, pero ha encontrado un caldo de cultivo propicio al anunciarse esta misma semana que no se va a renovar el contrato a 8.000 de los 20.000 sanitarios contratados como refuerzo contra la pandemia. A esto se une el malestar de los médicos en Atención Primaria por el nuevo modelo de gestión al dejar el triaje en manos de los enfermeros, que por su parte reclaman que se incremente su número para hacer frente a estas nuevas tareas. Y a todo esto, el día a día de los usuarios es el de largas esperas para lograr una cita para una consulta que siguen sin ser presenciales en todos los centros.
Allanarle el camino a lo privado
Con este telón de fondo, y mientras los manifestantes coreaban “la salud no se vende, se defiende” o “los recortes matan”, el portavoz de Marea Blanca en Sevilla, Sebastián Martín Recio, desgranaba unas denuncias que se compartían en las cuatro provincias, como el deterioro de lo público para allanarle el camino a lo privado. La mejor prueba de ello, apunta, es que las pólizas privadas crecen año a año y ya rondan los dos millones en Andalucía.
Las Mareas exigen no sólo que se renueve el contrato de los 8.000 profesionales que el 1 de noviembre ya no estarán en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), sino que se contrate a otros 8.000 sanitarios para hacer frente a las actuales necesidades. De ellos, 4.000 irían a Atención Primaria para que vuelva a ser completa, para que regresen los programas de prevención y promoción de la salud y para que la espera para una cita sea como máximo de 72 horas y que la consulta sea de 10 minutos. Los otros 4.000 serían para reforzar centros de especialidades y 20 hospitales, con lo que podrían abrir de 15 a 22 horas.
Auditorías a los centros privados concertados
“La estrategia es vaciar lo público”, reiteraba de manera insistente, escondiéndose en “un baile de cifras” de inversiones y contrataciones que, a su juicio, habría que analizar con lupa, al igual que se reclaman “auditorías sociales que investiguen la calidad asistencial real de los centros de medicina privada concertados por la Junta de Andalucía”. En la protesta en Sevilla han desfilado pancartas con denuncias de la mala situación en los cuatro puntos cardinales de la provincia: Carmona, Martín de la Jara, Gelves, Almadén, Mairena del Aljarafe, La Algaba, Villaverde, Lebrija, Los Palacios, el conjunto de la Sierra Sur…
El creciente ruido que está generando la situación sanitaria no sólo tuvo su reflejo este sábado en la presencia de representantes políticos sobre todo en Sevilla y Cádiz (PSOE, Podemos, IU, Adelante Andalucía, PCE…), sino que ya se ha convertido en el principal escollo en la negociación que mantienen Gobierno andaluz y socialistas de cara a los presupuestos para 2022. “El índice de indignación acumulada por la situación de la sanidad pública es ya enorme”, apostillaba Martín Recio… “y no deja de crecer”.
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