El próximo 19 de junio, coincidiendo con la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia, 6,5 millones de andaluces están llamados a votar en unos comicios trascendentales para la comunidad más poblada de España y, por ende, para todo el país.
El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, ha adelantado las elecciones en Andalucía en contra del compromiso de agotar el mandato que se marcó hace tres años y medio. Coincidirá, no por casualidad, con el segundo pulso electoral en Francia entre el candidato del centro liberal, Emmanuel Macron, y la ultraderechista Marine Le Pen.
El PP se dice reflejo de Macron en España y Le Pen cuenta con la simpatía de Vox. Antes de que las izquierdas se lancen contra Moreno, situándole en un hipotético Gobierno con la ultraderecha, el presidente andaluz trata de robarles el marco mental usando el símil galo: quienes estén en contra de Vox, apóyenme a mí. Es el voto útil el que va a dirigir la campaña de Moreno, filtrándose entre el electorado descontento con el PSOE y la amplia bolsa de indecisos.
El presidente andaluz convocó este lunes un Consejo de Gobierno extraordinario para anunciar la fecha a sus socios de coalición -Ciudadanos- que se asoman al borde del precipicio, según las encuestas, y preferían apurar el mandato hasta otoño. La reunión fue un formalismo -exigencia de la Ley Electoral para deliberar la fecha-, aunque previamente estuvo una hora reunido con el vicepresidente y líder regional de Ciudadanos, Juan Marín. “Se trata de una decisión muy meditada, muy reflexionada y muy difícil de tomar. Mi deseo es que estas elecciones cuenten con la mayor participación posible, y la fecha de junio es la mejor”, anunció pasadas las 20.30 horas, a través de una declaración institucional televisada y sin preguntas de la prensa.
Moreno ha jugado con la fecha electoral desde hace meses, con especial interés los últimos días, llegando incluso a despistar a propios y extraños al lanzar la idea de que podría elegir un día laborable, algo que nadie contemplaba. Excepto el día concreto de las urnas, el resto de su discurso ya era conocido.
El argumento oficial del adelanto -una vez descartada la tesis del bloqueo Vox-PSOE en el Parlamento- es que la escalada inflacionista provocada por la guerra en Ucrania está encareciendo la vida de los andaluces, paralizando obras importantes por el aumento del precio de las materias primas y poniendo en riesgo a empresas y puestos de trabajo. “Se avecina una pandemia económica, la gente ahora se queda en casa, no por el Covid, sino por falta de poder adquisitivo, de dinero para consumir”, ha dicho.
Andalucía no puede avanzar con los actuales Presupuestos de 2021 prorrogados -diseñados en un momento en el que aún no había vacunas contra la Covid-19, ni guerra en Europa ni inflación disparada- y “hay que aprovechar el verano para constituir el Parlamento y formar un nuevo Gobierno. ”El que salga de las urnas tendrá tiempo suficiente para diseñar unos nuevos Presupuestos“, ha anunciado, tras informar previamente a todos los líderes de la oposición de la fecha electoral.
Cuenta atrás de 54 días
El decreto de disolución del Parlamento se publicará este martes en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) y los comicios serán 54 días después, como es preceptivo.
El calendario hasta entonces está plagado de fiestas populares de la primavera, de hecho, la campaña electoral arranca el fin de semana de la romería del Rocío [2 y 3 de junio] y termina en el puente del Corpus, que es fiesta en Sevilla y Granada. En la oposición ven aquí una intención desmovilizadora y acusan a Moreno de alentar la baja participación, convencidos de que así hará más daño a las fuerzas de izquierdas. El 19 de junio también coincide con el examen de oposición de 50.000 aspirantes a una plaza de maestro, algo que destacó el propio vicepresidente andaluz para disuadir de esta fecha.
La legislatura termina cinco meses antes de lo previsto, aunque languidece vacía de pulsión y contenido político relevante desde hace meses. Andalucía anticipa así un ciclo electoral en España que culminará dentro de un año con las municipales, autonómicas y, probablemente, las generales.
Antes fueron los comicios en Castilla y León, pero esta vez se trata de la comunidad más poblada del país, cuenta con 8,5 millones de habitantes, y representa casi el 18% de los españoles. Es un mapa más parecido al de España que el de la región castellano-leonesa, con grandes urbes, que concentran más del 80% de la población, y municipios rurales de menos de 5.000 personas.
En Andalucía hay 785 localidades, en el 76% gobiernan alcaldes socialistas -más seis de las ocho diputaciones provinciales-, pero en conjunto los votantes del centro hacia la derecha más dura les superan en número desde hace tres años. Moreno pretende viajar en solitario y monopolizar el centro y la moderación, pero el resto de partidos plantea estos comicios como un choque de bloques, un binomio entre el autogobierno andaluz y la ruptura de todos los consensos que abandera el partido de Santiago Abascal.
Andalucía, otrora granero de votos del PSOE, ha sido determinante para poner y quitar inquilinos en la Moncloa. En estas elecciones, quizá más que nunca, se dirime el rumbo del país en muchos frentes: por encima de todos, está por ver si el bloque conservador vuelve a superponerse a las fuerzas de izquierdas, consolidando el cambio de ciclo en Andalucía que se inició en 2018, con el primer Gobierno de derechas en 37 años, sustentado por la alianza PP-Ciudadanos-Vox.
Clave para Sánchez, clave para Feijóo
Pero en este patio también juegan el presidente Pedro Sánchez, que ha de calibrar el estado de salud de su Gobierno de coalición con Unidas Podemos ante un descontento social creciente, azuzado por la pandemia y la inflación galopante; y el nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que ha ligado su destino al de Moreno, confiado en que la vía centrista y moderada le permita volar en solitario y sin las ataduras de la extrema derecha de Vox dentro de un Gobierno, que sería el segundo bajo su mandato después del de Castilla y León.
La legislatura en Andalucía había quedado irremisiblemente atrapada en el debate del adelanto electoral desde que la oposición tumbó los Presupuestos del Gobierno para 2022, el pasado noviembre. Finalmente Moreno, tras varias semanas jugando públicamente con la fecha electoral, ha precipitado la cita con las urnas antes del verano con idea de poder formar un nuevo Ejecutivo -esta vez en solitario- y contar con tiempo para diseñar y aprobar las cuentas del año que viene en diciembre.
El presidente andaluz y candidato del PP se lanza a una campaña electoral que, de facto, se inició hace meses, con una maratoniana gira de inauguraciones por toda Andalucía, encuentros, anuncios, selfies, visitas a obras, fotos, etc... Según las encuestas, Moreno parte como favorito en unas elecciones clave para una comunidad, tradicional granero de votos de la izquierda, donde el PP nunca ha gobernado con la legitimidad de haber ganado los comicios. Moreno fue investido presidente gracias a un acuerdo con Ciudadanos y Vox, pese a recabar el peor resultado electoral de la historia del PP.
Ensanchar la base electoral frente a Vox
Andalucía también es ahora el principal caladero de votos de la extrema derecha en España -800.000 votos en las últimas generales; 400.000 más que en las andaluzas- y su resultado en estos comicios van a determinar el futuro de la derecha en el país. Moreno da por amortizada a la izquierda y su principal reto es lograr una mayoría holgada que le permita gobernar en solitario, sin meter a la ultraderecha en su gabinete, como ha hecho Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León. Es un objetivo no solo del presidente andaluz, sino de Feijóo, cuya pátina centrista y moderada depende mucho de que Moreno logre desmarcarse de Vox en Andalucía.
El nuevo presidente del PP nacional no acudió a la investidura de Mañueco en Castilla y León, pero su presencia en la campaña andaluza se da por hecho. Su sintonía política y personal con el líder andaluz pronostica una carrera frenética por ensanchar la base electoral del PP por el centro a costa de la desintegración paulatina de Ciudadanos, sus socios de Gobierno estos tres últimos años, y de los votantes desencantados con el PSOE andaluz (unos 90.000 próximos a pasarse al PP, según cálculos de San Telmo).
Las expectativas de crecimiento del PP andaluz en los sondeos tienen mucho que ver con el naufragio de sus socios naranjas. Sin embargo, Moreno quiso lanzar un guiño de sintonía hacia ellos en el mismo anuncio de convocatoria electoral. Las dos fuerzas han anunciado que concurrirán por separado, pero hasta hace muy poco el presidente andaluz manejaba “alguna opción” que les permitiese pescar votos en caladeros distintos y reeditar su alianza.
“El Gobierno de coalición llega unido hasta el final, y la lealtad entre el vicepresidente Marín y yo ha sido absoluta. Esto no es habitual en el resto de España ni lo ha sido antes en Andalucía”, ha advertido, distanciándose de las abruptas rupturas que protagonizó el PP con Ciudadanos en los gobiernos de Murcia, Madrid y Castilla y León (todos con los naranjas fuera del Gobierno).
La “estabilidad y la seguridad”, junto al “equilibrio y la moderación” son los valores políticos que Moreno va a vender en campaña, junto con un retrato del PSOE como “algo del pasado”. “Espero haber sido útil. Hacer de la Junta de Andalucía algo seguro a lo que agarrarse. Siempre llevaré con orgullo el inmenso honor de ser presidente de Andalucía, la mejor tierra del mundo”, ha dicho al despedirse.
El decreto de disolución del Parlamento andaluz se publica un martes en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, decayendo cinco proyectos de ley que actualmente están en tramitación en la Cámara, así como, entre otras, la polémica proposición de ley de PP, Ciudadanos y Vox para amnistiar regadíos ilegales en el entorno de Doñana.
En el Parlamento sólo quedará activa la Diputación Permanente, el órgano que vela por sus poderes cuando ésta no esté reunida por vacaciones o por haber expirado el mandato parlamentario y hasta que se constituya la nueva Cámara legislativa. En su discurso, Moreno se ha comprometido a volver a llevar al Parlamento las iniciativas que han quedado pendientes de aprobación.